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Oposición debe administrar el apoyo extranjero

Intervención de Edgar C. Otálvora en el Foro Iniciativas para cesar la usurpación en Venezuela. Segundo Panel. (Propuestas concretas) del Interamerican Institute for Democracy. 29 de julio 2020.

 

@ecotalvora

Cuando el doctor Carlos Sánchez Berzaín me consultó sobre participar en este foro, debo confesar que no fue fácil decidirlo. La importancia de este instituto que ya siento mi casa, la lista de las personalidades que participaron en la primera sesión y de quienes hoy intervienen, fue un aliciente para decir que sí. Pero el retador título del evento Iniciativas para cesar la usurpación en Venezuela y el subtítulo Propuestas concretas, me hacía dudar. Porque no se trata de hacer un ejercicio académico, uno más, sobre horizontes deseados para el país. La convocatoria es para exponer propuestas de acción para que esos horizontes puedan hacerse factibles.

Cuando se trata de un escenario no democrático como es Venezuela, y cuando el objetivo es reemplazar el estatus político, entonces no estoy muy seguro de que sea buena idea discutir en público las tácticas y estrategias políticas. En todo caso, la semana pasada, en este espacio, se habló con toda crudeza de asuntos como intervención militar extranjera con o sin fuerzas terrestres, uso de drones, etcétera.

Temas todos ellos sobre los que se puede debatir públicamente solo si se está fuera de Venezuela so pena de inminente prisión. Pero en resumidas cuentas, los expositores del evento pasado coincidieron en enfoques, y en eso el profesor Carlos Blanco fue particularmente analítico a la usanza cartesiana identificando tres aspectos. Blanco enunció la insurrección civil, la insurrección militar y la coalición militar extranjera. Y terminó diciendo que “lo de afuera depende de lo de adentro”.

Este último enunciado debería tomarse como un axioma. Que la política exterior debe estar en función de la política interna debería ser una verdad cuando se es gobierno y, definitivamente, debe ser una verdad cuando se pretende desplazar a un régimen.

Con esta línea argumental por delante, me gané para la idea de estar esta noche aquí atendiendo la gentil invitación de ese gran latinoamericano boliviano que es Sánchez Berzaín.

Pareciera un obviedad pero es necesario repetirlo. El proceso de cambio político en Venezuela depende en primerísimo lugar de la capacidad de acción, de la fuerza política, que logren ganar y conservar los sectores democráticos que procuran un cambio de régimen.

El tema de la unidad, de su composición y sus límites, es uno de los epicentros de las disputas que ya llevan dos décadas. Diferencias tácticas y estratégicas. Diferencias programáticas. Diferencias de liderazgos. Diferencias de estado de humor de los líderes y de la población. Y ahora, con el aumento de la presencia de venezolanos en el extranjero, y muy especialmente en EE. UU., han surgido nuevos puntos de divergencia. La oposición venezolana asentada en EE. UU. ya no solo choca entre sí por el apoyo a uno u otro candidato, sino que ocupa tiempo y arañazos en una tema doméstico (en todo el sentido de la palabra) como el boicot a una marca de productos alimenticios, o en un tema del futuro como la sede de una embajada venezolana en Israel.

Es normal que un diplomático se encariñe con el país donde actúa. Pero no es correcto que un diplomático asuma la agenda del gobierno del país donde trabaja en reemplazo de la agenda de su propio gobierno. Hago la analogía con un diplomático, pero en realidad me estoy refiriendo a la larga lista de actores de la oposición venezolana que están actuando desde el extranjero.

Cuando un venezolano adquiere la ciudadanía de EE. UU. es natural que quiera hacer política estadounidense. Eso se puede convertir en un activo más para la causa democrática en Venezuela. Pero, convertir las diferencias políticas estadounidenses en nuevas diferencias en el seno opositor y, peor aun, pretender definir la política venezolana como un reflejo condicionado de las políticas partidistas de EE. UU. es un grave error. Creo que los demócratas venezolanos deben sumar sus fuerzas para preservar el apoyo bipartidista para una agenda de cambio en Venezuela y no al revés.

Una de las patas sobre la que se sustenta un cambio de sistema político en Venezuela es el apoyo internacional.

Ese apoyo no es fácil lograrlo y no suele ser tan abierto, amplio, incondicional y leal como pudiera aspirarse. Además, ese apoyo está sujeto a idas y venidas de la conducción política de cada país, en el entendido de que son justamente los países democráticos los que apoyarán la causa venezolana. El apoyo internacional es un recurso escaso que también debe ser administrado.

Foros Iniciativas para cesar la usurpación en Venezuela 

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