En el fondo, el emblema del Ejército de los Guardianes de la Revolución Islámica. Foto en Wikipedia
Con mermelada de dátil, champú de ajo, crema de canela y otras cositas más, inició sus operaciones en Caracas el primer supermercado iraní en Latinoamérica. Megasis, como se llama la cadena que ahora ocupa el espacio de la expropiada Éxito, promete impulsar la cooperación antiimperialista entre Venezuela e Irán a través de la comercialización de productos en nada más y nada menos que la mismísima moneda yanqui, dólar americano puro y duro y no a tasa del Banco Central, déjense de eso, a tasa del “dólar criminal”.
Es así como a la algarabía de la inauguración le siguieron caras largas y decepción de los primeros visitantes, quienes luego de calarse horas y horas de colas esperando las mismas megaofertas que antes se encontraban en los extintos abastos Bicentenarios, salieron aterrorizados y no precisamente tras enterarse de quiénes son los dueños del supermercado, sino por los precios megaastronómicos.
Entre las mismas integrantes de los comités CLAP que habían llevado para hacer bulto, se escuchaba “atrás quedaron los tiempos de lo regalado”. Y es que Megasis no es más que una especie de bodegón caraqueño, pero propiedad (del Ejército) de los Guardianes de la Revolucionaria Islámica, CGRI, cosa que por cierto, lo hace mucho más que un bodegón.
Sí, como lee, los Guardianes de la Revolución. El mismo grupo que ha sido declarado recientemente como organización terrorista por los EE. UU., y no precisamente por ser vendedores de alimentos.
Así fue revelado en una investigación hecha por el diario estadounidense The Wall Street Journal, la cual identificó como cabeza del conglomerado al empresario iraní Issa Rezaie, quien, por cierto, debe de haber visto en la Venezuela en ruinas algo más que no vio en ninguna otra parte del planeta: una oportunidad de oro ¿o uranio? para expandirse. ¿Un verdadero visionario no?
Por mi parte, desconocía que había tantos caraqueños que les encantara el champú de ajo o leer en persa. Todos lo sabemos, lejos de venir a suplir la enorme necesidad en materia de alimentación que viven los venezolanos, la llegada de Megasis al país tiene otras intenciones muy distintas.
Se trata de un mensaje claro que el régimen de los ayatolás le envía al continente: estamos cerca y vinimos para quedarnos. Lo hacen en plena pandemia, donde los países de la región están sumergidos en enormes crisis internas y no hay tiempo para la agenda internacional. Ese es quizás el problema de nuestros gobiernos, no entienden que los enemigos de la democracia y la paz jamás descansan. Mientras los iraníes avanzan, el régimen madurista abandona su vieja consigna “hecho en socialismo” y adopta una nueva: hecho en terrorismo. ¡Sálvese quien pueda!
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