Con el tiempo encima - Runrun
Antonio José Monagas Jul 04, 2020 | Actualizado hace 4 semanas
Con el tiempo encima

@ajmonagas 

Del tiempo mucho se ha dicho. Sus efectos han sido tan profusos, que de su carácter se ha escrito en abundancia. Bien, porque es el canal sobre el que transcurre la vida para disfrutarla. O para padecerla. El tiempo ha sido razón de poemas, música y de espiritualidad. Aunque en lo exacto, es una medida que dimensiona la existencia del ser humano basada en el movimiento de rotación del planeta en correspondencia con el Universo.

Sin embargo, en política tiene otra acepción. Una significación que incita condiciones e implicaciones. Sobre todo, determinaciones que desembocan en inmediatismos que hostigan actitudes con propósitos encubiertos de perversidad, envidia y egoísmo. Al menos, es la explicación que fundamenta preceptos de la teoría política. De modo de acusar procesos y procedimientos de oscura condición y apesadumbrada connotación.

La historia política de las sociedades, atestigua sus desenvolvimientos. Particularmente, aquellas que han adquirido conciencia sobre su desarrollo experimentado entre problemas y provechos. 

La vida en las actuales circunstancias económicas, sociales y políticas se convirtió en un complicado enredo. Sobre todo, en el contexto de las crisis que se establecieron como resultado de la presunción de muchos de controlar el mundo por encima de la naturaleza.

Indudablemente que las oportunidades, que el mismo caos reditúa, son posibles de aprovechar. Solo que son difíciles de advertir y comprender. Descifrarlas requiere no tanto de la voluntad y lo acucioso que pueda ser quien se atreva a desafiar sus contingencias. También demanda otros recursos. Así pueden enfrentarse las exigencias de la empresa proyectada.

Pero el problema no termina de resolverse afrontando la crítica situación en curso. El problema derivado de tan infortunadas crisis, supera las aludidas posibilidades de sobrepasar tan peligroso “campo minado”. Y es porque el problema que ha comenzado a inflamar al planeta está provocando un reacomodo social, político y económico. El mismo, a instancia de un poder tan conspirativo como despiadado e inhumano.

¿Qué saldrá de todo esto?

¿Qué saldrá de todo esto?

El orden social que se avecina, no se compadecerá de nada ni por nadie. Ni de la historia, ni de la espiritualidad. Tampoco, de las capacidades y potencialidades que le han deparado al hombre el valor necesario para superar tantas dificultades que buscaron retrasarlo de su evolución y desarrollo.

Pareciera que alrededor de la pandemia de la covid-19 se han instalado múltiples causas dirigidas a someter la vida del hombre a renunciaciones, conformidades y sumisiones. Situaciones todas que parecieran apostar al fracaso continuado de proyectos de vida. Esto, a manera de irradiar sobre el mundo la desesperanza posible que la fuerza oscura del mal, establecida por el sadismo de legionarios moldeados por el odio ruin y el resentimiento exterminador, está pretendiendo.

Por eso la política se contaminó sobremanera. Hubo que enviciar las sociedades en demasía. Y desarreglar las institucionalidades al máximo. Pero especialmente, arrasar con todo lo que pudiera servirle a un pueblo como instrumento de lucha.

Aunque a decir por lo que refleja la sociedad mundial en cuanto a valentía y tenacidad para seguir resistiendo los embates que encadenan las crudas crisis, hay sobrada disposición para ascender la cima que han remontado las virtudes humanas.

A pesar de que el caos dominante, casi entrampa al tiempo sin entender lo que refirió Tertuliano, sacerdote cristiano del siglo II. Asintió él que “el tiempo todo lo descubre”.

Tan cierto es el adagio, que los ofuscados dirigentes del caos en cuestión, han seguido presumiendo de su poderío para infundir temor. Más, sí logran inducir la sensación de reducir el sentido de vida. Aunque debe reconocerse que sus presunciones han sido exageradas por medios de información formados a este respecto. Aunque bien calculada su tarea en su insano diseño. Porque han pretendido que el hombre de hoy piense, y llegue a creer, que ya está con el tiempo encima.

 

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