Monómeros ¿vergüenza interina?

Los atributos que destacaron a Monómeros al parecer se esfumaron. La crisis agobia y se le suman nuevas denuncias. Su estabilidad está comprometida por el supuesto manejo turbio de sus recursos, constantes cambios en la directiva, entre otros hechos que han perjudicado su reputación e imagen.
Inconcebible permitir que un grupito sin modales éticos, malas costumbres y principios indecorosos arruine a una de las mayores compañías de abonos, plaguicidas y químicos de uso agropecuario. Debido a su importancia estratégica y cuantioso patrimonio, estará siempre bajo escrutinio y hoy es denunciada de estar involucrada en temas prohibidos.
El desvelo comienza cuando transciende que sectores politiqueros, ambidiestros, galopillos, entusiastas de la cirugía estética, se involucran en su administración. Aterradas sonaron las alarmas, el pánico se hizo presente, empieza la sospecha y de seguidas se inician las investigaciones.
El embajador designado por el interinato en Colombia, Humberto Calderón Berti, sin paliación ni componenda, atendiendo a su conciencia, señala supuestas irregularidades, repartos burocráticos partidistas y otras anomalías. De inmediato, indiciados y comprometidos interesados, con asombro fingido e inocencia teatral, rechazaron fieros condenando los señalamientos diplomáticos como producto del despecho, realizados desde el reconcomio, con la superficial evasiva de cesantía.
Típico de aptitudes despreciables que procuran fortunas sisadas, mal habidas y privilegios vedados, defendiendo sin contemplaciones cuotas de poder. Característico de la conducta delincuencial que incumple la obligación de rendir cuentas públicas, transparentes y periódicas. Fieles a su proceder, utilizaron la primitiva maniobra de embadurnar la ética y moral del denunciante. En este caso, sin éxito.
Irrumpe la politiquería sucia, barata, subterránea, que utilizan desvergonzados. El chantaje para la obtención de cuotas y negociados, en base al soporte político, ¡si me das tal y cual cosa, te apoyo! Lo peor, para desgracia ciudadana, cedieron a la extorsión. Y en su defensa, en estos nuevos tiempos, la delincuencia organizada alega la sandez mil veces restregada y por pocos apoyada: “no es momento para denunciar, si sale a la luz pública, solo perjudicarían al presidente; luego lo resolvemos.” Enunciado infeliz para encubrir corrupciones, disimular arbitrariedades, amordazar excesos y silenciar abusos.
El senador colombiano José David Name Cardozo denunció públicamente a las juntas directivas de Monómeros, designadas por el presidente encargado, sobre probables actos de corrupción, resaltó la desconfianza en la forma cómo se administra y su indebida actuación en procesos ejecutivos, violando o sobrepasando funciones establecidas.
La administración la ejerce una junta conformada por 5 miembros principales e igual número de suplentes, a quienes Monómeros les cancela los gastos. Así mismo, tiene designados 6 gerentes, incluido un gerente general, traídos de fuera con sus expendios cubiertos: alojamiento, comida, escoltas, viajes, dietas de 3000 dólares para cada miembro que asista a las reuniones, que se realizan 4 veces al mes, quebrantando los estatutos que establecen 3 juntas ordinarias al año.
Estas cuentas de servilleta suman entre 3 y 4 millones de dólares al año, y son solo un ejemplo de la manera como se han socavando las ya debilitadas finanzas. Además, preocupa el desconocimiento de las personas sobre el negocio, sin ningún tipo de experiencia en la industria de fertilizantes. También afecta a los trabajadores que se encuentran desarrollando actividades laborales en un ambiente de tensión. El personal luce intranquilo por el futuro de la empresa y el propio.
No es de extrañar que los señalados de malas mañas pretendan descalificar al denunciante para tapar desafueros. Pero ¿quién denuncia? En las elecciones legislativas 2006, el Administrador de Empresas fue electo senador. En 2010, reelecto. En 2014, elegido por tercera ocasión y el 20 de julio del mismo año, designado presidente del Senado para el periodo 2014-2015. De la simple observación se demuestra que no es advenedizo, mucho menos pirata de la política.
Todo funcionario público o privado que administre dinero ajeno, está en la obligación de formalidad, conciencia y ley rendir cuentas. El dinero que gestiona, no es de su propiedad. Monómeros no es botica ni quincalla de pueblo.
Muchos pensarán lo que quieran, es su derecho. Sin embargo, quienes no somos jueces o policías, caeremos en la irresponsabilidad de hacer juicio de valor o pronunciamiento; para eso están los órganos competentes, tribunales y fiscalía. Existe la denuncia pública y, ante la gravedad, el presidente interino debe ordenar investigar y solicitarle al Estado colombiano haga lo propio. Es imperativo dilucidar los hechos destacados y suspender a los involucrados para facilitar la pesquisa y esclarecerla, evitando que el ciudadano presuma complicidad. Lo que sería grave y vergonzoso.
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