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Opinión

¿Pendiente de unas paletas? por Toto Aguerrevere

Runrun.es
04/04/2012

Cuando a un teléfono celular se le comienza a ir la pila, apaga ciertas funciones de uso corriente para ahorrar energía. Por ejemplo, te deja tomar fotos pero no permite que utilices el flash. Así le pasa a mi cuerpo cuando llego a la playa. Es tan inteligente que apaga ciertas funciones pero me deja operativo para hacer otras como echarme, voltearme y abrir una cerveza. Pudiera yo también abrir la cava pero siempre hay un amigo inseguro dentro del grupo que es perfecto para el “pana una birrita ahí, váyalo”. No puedo quejarme, ser una persona low-bat con mesonero engañado es mi idea de perfección playera.

Como yo, millones de personas adoptan esa actitud low-bat en la playa. El problema es que no nos conocemos. Por desgracia, tendemos a irnos de vacaciones con gente que no solo llega a la playa con su batería corporal completa; también se traen el cargador, una memoria y hasta una planta eléctrica, no vaya a ser que se queden sin energía. Los low-bat despreciamos a esas personas porque no nos dejan practicar el deporte de no hacer nada en paz. ¿Esa gente que busca señal de celular en un tepuy? Así pero en traje de baño.

Los low-bat no podemos entender cómo somos amigos de Federer Wannabe, por ejemplo. Federer es el típico pana que al microsegundo de poner la toalla sobre la arena ya anda con el puje de “¿pendiente de unas paletas?”. Para nosotros, las paletas pueden ser las de un desfibrilador. Siempre hay un jugador que es malazo, y se pasa más tiempo buscando la pelota que haciendo contacto con ella. El único momento divertido en un juego de paletas es cuando Lola Saltarina le pide a Federer Wannabe que le enseñe a jugar. Los low-bat amamos a Lola Saltarina.

A su amiga Ven Pa’ Ponerte Crema, le hemos agarrado respeto con los años. Antes la odiábamos. Siempre hay una insoportable en el grupo que se las tira de Susanita cuya única misión es velar que sus polluelos no se rosticen. El único problema es que Ven Pa’Ponerte Crema siempre es la primera del grupo que se casa y el marido no deja que le toque la espalda a nadie. Si no tenemos novia en ese momento, es un deber de nosotros los low-bat buscar un reemplazo urgente para Ven Pa’Ponerte Crema. Usualmente termina siendo la única mujer que verdaderamente detestamos en la playa, Cauchitos Inexistentes, la que no se quita el pareo porque y que está gorda.

El Salpicón es otro pana que nos cae mal. Alguien dijo alguna vez que macho que se respeta entra al agua corriendo. Los low-bat esperamos de corazón que esa persona haya muerto luego de ser picado por un agua mala. La mayoría de nosotros entra al mar como si éste fuera un whisky con soda, un trago a la vez. Todo el mundo sabe que en ese momento el low-bat está haciendo pipí pero nos hacemos los locos. La desgracia es que justo cuando tenemos más frío llega El Salpicón a echarnos agua en la espalda. Cuando esto pasa, siempre le deseamos a él un futuro donde sea violado por los Cariñositos por comportamiento tan anormal.

Ya que El Salpicón nos mojó, no queda de otra sino flotar en el mar. Esto es hasta que Hang Ten nos aniquila con una tabla de surf que sale de donde secuestraron a Nemo. “Brother disculpa que no te vi men, ¿estás bien pana?” Claramente no. Como Hang Ten se cree dueño de una alcabala acuática, nos salimos del mar para volver a nuestra cómoda silla de playa. Como siempre, hay que sacar a golpes a Frasecitas, el único adulto idiota que sigue diciendo “el que va de Villa pierde su silla”. Quitarle a un low-bat su campamento es interrumpirle su placer de no hacer nada, compensado únicamente cuando viene a ser consentido por Lola Saltarina, Lola Inflada, Lola Natural, Lola Bella y Lola Imposible.

Estar alrededor de nuestras amigas las Lolas es el mejor momento para los low-bat en la playa. Pura paz y tranquilidad la cual es interrumpida cuando una de ellas grita en voz que ensordece a las gaviotas: “¡Ay para veeeer!” Jamás entenderemos la excitación de las Lolas con un buhonero que les vende los mismos zarcillos que les va a ofrecer el otro buhonero que viene en camino. En el momento “mercado persa” odiamos a las Lolas. Porque se ponen maricas y nos quitan real. Pero el odio dura hasta que el buhonero se vaya.

El Sol se pone en la playa y todos los insufribles se han echado a nuestro lado para descansar un rato. Momentos de paz en los que la cerveza está en su punto, Lola Saltarina se rascó y la conversa está como ha debido ser desde la mañana. Pero uno no dura low-bat para siempre y los papeles se alternan. Con la primera estrella, no hay low-bat que no empiece con “¿pa’ donde vamos esta noche?”. Completamente recargados en el momento preciso del día. Pa’ que sean serios los demás.-

Toto Aguerrevere – @totoaguerrevere

 

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