Puebla contra pueblo, por Armando Martini Pietri - Runrun

Se reunieron, en el altiplano donde también está la gran capital mexicana. Ambiente colonial, apacible, artesanía de cerámicas y variedad culinaria. Nadie habría podido imaginarse que, al alcance, pero lejos de las suspicacias de López Obrador, el Presidente que, tras, décadas de populismo y fantasías, eligieron finalmente los mexicanos sin pensar -los pueblos se emocionan mucho y piensan poco- que estaban poniendo al frente de su país a uno de los capitostes del izquierdismo modelado por el castrismo. 

El populismo manipula engañando, que se profundiza en la medida de los recursos para sostener el gasto social, la habladera de pendejadas e ilusiones imposibles. 

El régimen venezolano constituye la máxima expresión del populismo barato y sin sentido, sin embargo, puede añadirse sin sorpresa, militarismo y comunismo castrista. 

En Puebla se congregaron, dispuestos a refrescar, reactivar, un empeño que languidecía entre fracasos, economías arruinadas, presidentes perseguidos y enjuiciados por corrupción. Se apandillaron los comunistas que llevan años disfrazados de socialistas para frenar la caída de la izquierda embustera, farsante, represora, administrativamente deshonesta e incompetente en Latinoamérica.

 

Venezuela sufre hiperinflación, deterioro de los servicios públicos, atraso en la educación, inseguridad ciudadana, jurídica y ruina en la calidad de vida en la espera de un colapso inminente, en el ámbito político se mueven cohabitantes titiriteros en la negociación infructuosa y elecciones sin principios éticos y condiciones de transparencia. 

 

Ha resultado, para angustia de los extremistas de izquierda, que quienes lo están haciendo bien son los moderados, conservadores, trabajadores, y no los Lula, Chávez, Maduro, Ortega, Correa –aparte de los Castro, que son ya historia vieja-, que de ideólogos parlanchines se mostraron al frente de sus países como puentes de la normalidad con problemas, a la tragedia de la devastación, represión, censura y muerte.

Y algo había que hacer, por eso, Fernando Haddad, Ernesto Samper, Dilma Rousseff, Rafael Correa, el cuelga hábitos Fernando Lugo, aquél José Miguel Insulza que Chávez llamó “insulso” que puso a la OEA a disposición de la izquierda se reunieron en la ciudad de Puebla, de cara al Foro de Sao Paulo a punto de regocijarse en la Caracas solitaria, hambrienta, oscura, insegura y triste de Maduro. Ocurren los dos eventos y, qué casualidad, estallan violencias, pero claramente organizadas, en Ecuador, Chile y hasta arrestan a venezolanos no migrantes sino casuales visitantes, algunos incluso con carnets de cuerpos represivos, después que en territorio venezolano, pero con cara hacia Colombia, los narco guerrilleros anuncian que vuelven a la guerra, la delincuencia y desestabilización -del sur venezolano aunque eso no necesitaban anunciarlo, todo el mundo sabe que están asentados, a su aire y anchas por esa extensa y rica tierra.

 

Los izquierdistas venezolanos son parlanchines, echones, fantoches y el Presidente usurpador anunció a micrófono batiente que los narcoguerrilleros perseguidos en Colombia eran cordialmente recibidos; un cuestionable zurdo konducta difunde ardientes mensajes animando a los chilenos a destruir su país, reconociendo que está allí encapuchado y alentando a que el Presidente Piñera renuncie. Y Maduro completa el escándalo apoyando las subversiones.

 

Ha comenzado y aparece en el ojo ciudadano. Todo en sucesión, el Foro de Sao Paulo después de la reunión de Puebla, reconocimiento caluroso y amparo a narco subversivos colombianos que cobran en chantajes y oro venezolanos sus servicios, explosiones en Ecuador y Chile, ahora el colosal y descarado fraude electoral de Evo Morales en Bolivia y, con alta posibilidad, un incendio castro kirchnerista en Argentina. La estrategia en desarrollo de la reunión de Puebla, con la bendición y supervisión del hada madrina española para Latinoamérica, el también fracasado Presidente José Luis Rodríguez Zapatero, defensor y guía, junto con los poco bañados chicos de Unidas Podemos, de la creciente tragedia venezolana.

Se reunieron para definir estrategias y fortalecer voluntades para la reconquista de la región que por los errores de sus propios integrantes han estado perdiendo a Latinoamérica. Y sólo nos queda una salida, combatirlos con coraje, valentía frontal, y una esperanza: ellos siguen creyendo que sus errores no lo son.

 

@ArmandoMartini