Lo único exigible es la liberación
“EXIGIMOS LA DISCUSIÓN DE UN ACUERDO sectorial de cooperación, para atender la reconstrucción del sistema eléctrico nacional en el que hemos avanzado con los actores políticos, equipos técnicos de la ONU y la Corporación Andina de Fomento”. #SociedadCivilHabla
Con este tweet y otros, organizaciones como el Centro Gumilla exigían sea puesto en marcha un “mecanismo humanitario (que) ofrece un espacio institucional regido por los principios de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia que bien podría producir las condiciones para garantizar la claridad, tanto en el manejo de fondos como en la realización de los diversos proyectos prioritarios que aliviarían el gran sufrimiento que atraviesa el pueblo de Venezuela”. Y la implementación de un “acuerdo sectorial de cooperación para atender la reconstrucción del sistema eléctrico” que requiere la “sincera voluntad de todos los actores” y que sería implementado por CAF y ONU.
Para quien escribe estas líneas resulta desconcertante que se “exija” a todos los actores como si se tratase de dos iguales que se pelean en las mismas condiciones por el poder en Venezuela. Pareciera que sigue sin ser evidente que la sociedad venezolana ha sido secuestrada por un grupo de bandas criminales con los agentes cubanos a la cabeza. No discuto los méritos de estas organizaciones, pero hago un llamado a que se haga la interpretación correcta. No nos puede seguir ganando la ingenuidad, estos regímenes no juegan.
Bajo esta lógica, se coloca en los mismos términos y condiciones, al gobierno interino y al régimen usurpador. El primero deriva de un poder legítimo, democrático, constitucional emanado de las facultades de la Asamblea Nacional Venezolana, y el segundo de la imposición por fuerzas transnacionales, con una estrategia que buscan eliminar de raíz la posibilidad misma de disentir. ¿Qué haremos como sociedad? ¿Resistimos o permitimos nuestra aniquilación? ¿Equiparamos poderes y condiciones o somos capaces de ver las diferencias?
Venezuela sufre los embates de una tiranía, de la ocupación cubana y de la presencia de innumerables grupos irregulares en nuestro territorio. Organizaciones que crecieron a la sombra del todopoderoso Estado socialista, hoy se saben independientes, sin lealtad a quienes les colocaron en el centro del poder; autónomos dominan a placer la soberanía, el territorio y los destinos de los millones de venezolanos. No perdamos de vista la naturaleza del régimen, nuestro principal objetivo debe ser liberar al país y reconstruir la República. Solo así millones de venezolanos podrán salir de la miseria, podremos recuperar los servicios, el empleo, la educación y la productividad y ponernos a recorrer, por fin, el largo camino al desarrollo.
Describir las raíces de la descomunal crisis del Sistema Eléctrico Nacional, no es el objeto de esta nota. En efecto, no se trata de una grave obsolescencia de equipos y tecnología: el Sistema Eléctrico Nacional está pulverizado desde las represas y centros de generación, hasta las redes locales de distribución. Los equipos humanos, la capacidad tecnológica que el País fue desarrollando, entrenando y consolidando desde mediados del S. XX, están en proceso de dispersión y en buena medida forman parte de la diáspora que, en busca de la supervivencia, comienza a fortalecer las reservas de recursos humanos en todo el vecindario americano.
Después de desperdiciar, a lo largo de los últimos veintiséis años, la más brillante oportunidad de liquidar el subdesarrollo energético y eléctrico en Venezuela, contribuyendo así de manera esencial a evitar que la pobreza volviera a enseñorearse de los venezolanos; después de hacer desaparecer los sucesivos y sustanciales fondos asignados a proyectos sin producir resultados, los representantes del oficialismo cubano-chavista no están en posición para ser invitados a la reconstrucción inicial del Sistema, excepto para la entrega de cuentas y el suministro de la información inicial requerida.
El único acuerdo pensable, es uno que garantice el reconocimiento de una nueva administración surgida de la dirección del Presidente (e) Juan Guaidó, bajo un eficaz control final de la Asamblea Nacional y sin la participación de CORPOELEC. No estamos en condiciones de conceder nuevos puntos a la ingenuidad y arriesgarnos a destruir la esperanza y la incipiente confianza de los venezolanos, en la reconstrucción. ¿Estarán en disposición, los directivos y gestores del Sistema Eléctrico actual, en cenizas, acudir a este esfuerzo conjunto? ¿Podrán omitir las dramáticas circunstancias y la radical incidencia de la crisis eléctrica, en la vida diaria de los venezolanos, en los sistemas de salud, en los sistemas de producción, en los medios de comunicación, en toda la vida de la sociedad venezolana? Es con ellos con los que tienen que hablar y a quienes tienen que convencer las personas que, probablemente de muy buena fe, abogan por un encuentro entre las fuerzas democráticas y los responsables de la gestión del Sistema Eléctrico Nacional.
Exponer los escasos recursos, la confianza y la fe del pueblo, a la rapacidad demostrada por más de veinte años sería acercarse a una hecatombe sobrevenida, sólo que esta vez, seríamos todos o casi todos, cómplices. Solamente si el control minucioso e íntegro desde la etapa de diagnóstico y proyectos, hasta la normalización de operaciones de las nuevas obras, queda en manos de un nuevo funcionariado, perfectamente supervisado y evaluado, podría hablarse de un entendimiento. Y eso supone la transferencia inmediata de la administración y de los recursos, al gobierno interino y a la democracia.
Entender la dimensión existencial de la tragedia en que nos metió el Chavismo, no es fácil, ¡pero no es tan complicado!
@pedro_mendez_d