¿Por dónde nace el sol? por Antonio José Monagas - Runrun
¿Por dónde nace el sol? por Antonio José Monagas

La astronomía bien explica que el sol nace por el este. Aunque en la antigüedad, tal fenómeno buscaba entenderse a partir de la intervención de algún dios. Entonces se hablaba de Apolo, entre otros, quien con su carro, tirado por briosos caballos, hacía que el sol saliera cada mañana. Pero en política, no siempre puede aseverarse lo mismo por cuanto las realidades políticas no se supeditan a inevitables ciclos marcados por el paso del tiempo.

En política, el sol no representa exactamente la estrella que ilumina el mundo natural que viste de azul sus aguas. De blanco sus altas montañas. O de naranja, sus tórridos desiertos. Aunque atestado de cuantos problemas pueden ser imaginados. O tantos y multiplicados por el número de seres humanos que convive bajo el esplendor de un cuerpo celeste que irradia la energía de la cual depende la vida de quienes colman sus espacios.

En política, hasta los días más resplandecientes pueden ser opacos. Todo en función de las nubosidades que se interpongan entre quien detenta el poder y lo quienes reposan o se mueven en tierra. La política hace que hasta los hechos más usuales, se conviertan en extrañas expresiones cuyos sonidos son tan cortantes y peligrosos cual espada de letal filo en manos de quien no posee el dominio necesario para resistir su peso cada vez que pueda blandirse contra el enemigo.

En política, el sol es tan particular que los arrebatos configuran un paradójico juego de intereses que se da entre ciegos que no ven la luminosidad convertida en oportunidad. Con necios que no saben de dónde proviene el brillo que acompaña la circunstancia. Al lado de ingratos que no saben de las bondades del agradecimiento. En complicidad con el mezquino que vive del egoísmo y con el soberbio para quien no hay más luz que la que puede desplegar desde la cúpula del poder.

Por tan complicada razón, las dificultades con las que se topa para avanzar entre las sinuosidades de una incertidumbre mal definida, hacen que la política no sea tan bien comprendida como recurso para alinear las capacidades y potencialidades de un país alrededor de un proyecto de consistencia nacional y cualidad soberana.

En política, no hay sombra que favorezca al hombre con la equidad que todo discurso exalta. Cuando lo que ilumina no encoge la sombra del individuo, la agiganta efecto éste que genera diferencias de las que se atiene quien ejerce la política para tramar contra cualquier manifestación que sospeche problemática. Aunque no sea exactamente así. Pero al creerlo, el político de oficio actúa amparándose en una sombra que no se corresponde con la realidad a la que se suscribe el ámbito bajo el cual procede a ejecutar sus intenciones.

Este tipo de situación, la vive Venezuela a consecuencia de una roñosa ristra de consideraciones. Todas envueltas en un perverso egoísmo del cual no ha podido escapar ni la más translúcida facción representativa de una oposición que dice ser fehaciente expresión de la democracia. Su carga de compromisos, se ven por ratos relegados por el afán de poder político que sus acciones revelan sin recato alguno. Es cuando sus palabras de pronunciado optimismo, vuelan pero en retroceso dejando al descubierto cuánto picardía se esconde entre frases que poco o nada se compaginan con las necesidades que clama un país golpeado por absurdas medidas engendradas por el sectarismo del poder engañosamente constitucional.

Lentamente, el sol de la política busca “iluminar” irónicamente el rostro frío de una realidad sometida por una justicia alcahueta de posturas traicioneras que redujeron el país a lo más insignificante de ideales institucionales trazados por importantes objetivos de desarrollo económico y social. Con tal fuerza se ha deslizado esta situación, que comenzó a evaporarse el contenido de flamantes expectativas y caras ilusiones que muchos venezolanos albergaron en sus forjas de futuro. Tan cierto es el matiz de este problema, que ya luce difícil tener una idea precisa de cómo hacer que siga brillando, cual sol, el vigor del venezolano defensor de libertades y de digna y honesta actitud. O acaso que ante las variaciones que siguen transgrediendo el Estado democrático y social de Derecho y de Justicia que destaca el orden jurídico constitucional venezolano, o las dudas que causa la oscurana que impuso el autoritarismo bolivariano, socialista, revolucionario y chavista, vale preguntarse, en el fragor de tantos discursos que comprometen hechos  que avivan confusiones, entonces ¿por dónde nace el sol?  

@ajmonagas