De peor en peor, por Antonio José Monagas
De peor en peor, por Antonio José Monagas

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No siempre, las realidades se aprecian mejor desde adentro que desde afuera. Es como si por ver lo que se quiere, termina viéndose lo que no quiso verse. Resulta que muchas veces, dicha perspicacia genera más problemas de los que pueden advertirse. Poco se entiende que lo primero a reconocer, es que las dificultades dominantes deben concienciarse para así poder actuar sobre las aludidas realidades. Pero el problema de tan contrariada situación, no termina ahí. Por lo contrario, en ese mismo punto pareciera comenzar.

Es el caso que afecta a quienes presumen que por situarse más próximo al fuego, en cuya hoguera se consumen los estamentos fundamentales de la política, encuentran el pretexto necesario para garantizar estar en el lugar adecuado para observar las realidades. Y de esa manera, creer conseguir la justificación expedita para evitar ser inculpado del problema en cuestión.

Aunque el problema es pensar que colocándose en el lugar “conveniente” para observar la realidad, es razón suficiente para manejar con alguna holgura los reveses implicados en la situación correspondiente. Y es, precisamente, la incongruencia en la que cae atrapada la MUD toda vez que sus decisiones se fundamentaron en la lógica que provee el análisis político en la coyuntura. Sólo que esta lógica política, no procesa a cabalidad las realidades que caracterizan las condiciones que suscribe la crisis política venezolana. Más, cuando dicha crisis política, lejos de minimizarse por vía de procedimientos obvios que tiendan a amalgamar voluntades, tanto como a conciliar recursos con necesidades, se vio profundizada por medidas contraindicadas asumidas como ventajosas a los objetivos de una revolución desgastada y equivocada.

En el ámbito sociopolítico en el que estos problemas adquirieron consistencia, la oposición democrática reunida en la MUD perdió espacio. El terreno que pudo allanar y que le valió alcanzar la victoria en diciembre de 2015, comenzó a reducirse como resultado de estrategias no sólo poco convincentes. También, de tácticas que por apresuradas, pusieron al descubierto fracturas de pensamiento y de accionamiento que calaron repugnantemente en un amplio sector de los votantes de conciencia libre y democrática.

Por un lado, diferencias por candidaturas no alineadas con los principios publicitados como estamentos ideológicos a seguir y consolidar a través del ejercicio político a ser realizado en el discurrir parlamentario que regiría a partir de enero de 2016, constituyeron algunos de los problemas que pesaron sobre la dinámica política de la MUD.

Por otro lado, surgieron inconvenientes de apreciación que trazaron distintas líneas políticas alrededor de lo que ha sido la abstención lo cual, como problema insistente, ha desviado la atención del activismo político-partidista hacia decisiones que en nada se han ajustado a lo que debería ser su disminución. Al parecer, los dirigentes de la MUD han adoptado posturas que lejos de estimular potenciales votantes a cerrar su lucha en una dirección, los discursos ofrecidos han confundido la opinión. Y por tanto, el problema han tendido ha recrudecerse de cara a la inminencia de votar cerrado por el candidato escogido.

Luego de rebasar doscientos días de mantenido enfrentamiento con actores hostiles, representantes del régimen, cualquier análisis de lo acontecido revelaría los tropiezos cometidos por una MUD convencida de las tácticas empleadas para lograr las exigencias aducidas. No obstante, terminó contrariando los compromisos que le valieron el respaldo popular demostrado en las elecciones legislativas de Diciembre 2015.

Entonces, ¿de qué valió el sacrificio de más de un centenar de venezolanos-héroes, o el esfuerzo de otros tantos que entregaron su tiempo, capacidades y sentimientos a tan enardecida lucha, si la posterioridad les jugó una partida en la que la astucia gubernamental revirtió todo en función de sectarios intereses? De manera que sobran razones para reconocer de modo apesadumbrado, que todo lo vivido en Venezuela, desde que el régimen acudió ha encubrir sus desmanes en lo que malamente llamaron: “el socialismo del siglo XXI”, ha sido cual horrible pesadilla. O para decirlo más llanamente. Será que el país político, social y económico ha venido saltando ¿de peor en peor?

@ajmonagas