¡Es el momento de buscar soluciones, no culpables!, por Carlos Dorado

Necesitamos un plan económico creíble y realizable a corto, mediano y largo plazo con objetivos claros y bien explicados, para que cuente con el apoyo de todo el país, pues no creo que haya un solo venezolano que no desee que la economía mejore; así como de la comunidad internacional, ya que sería la mejor forma que tendrían de ayudar al país.
Un país, que por un lado no tenga acceso al endeudamiento externo, y que pague intereses superiores al 20% por su deuda; a pesar de haber sido un excelente pagador en toda su historia (teniendo uno de los índices más bajos de endeudamiento externo a nivel mundial); y que por el otro lado a través de la manipulación de la tasa de cambio, que es manejada arbitrariamente por intereses ocultos, y se la devalúen en un 100% en cuestión de semanas; irremediablemente estará toda su población condenada a la miseria.
Ese plan tiene que afrontar la parte cambiaria, donde haya una tasa libre de compra suficientemente atractiva para que todos los dólares que entran al país vayan a incrementar las reservas internacionales, y no alimenten al mercado negro. Donde se establezca una tasa de venta de dólares que tenga un soporte económico defendible, como podría ser la tasa implícita (Masa monetaria/Reservas internacionales) por el factor riesgo país; y que esos dólares vayan únicamente a la compra de materia prima para la industria nacional y bienes de primera necesidad. Buscando como objetivo a mediano plazo la unificación cambiaria y la eliminación del control de cambio.
Ese plan tiene que afrontar la parte social, eliminando el control de precios para los productos que no sean de primera necesidad, y otorgando subsidios directos a las personas de bajos recursos por montos que le permitan afrontar las necesidades básicas; logrando que todos los que deseen puedan importar lo que quieran, siempre y cuando utilicen sus propios recursos.
Ese plan tiene que afrontar el problema de las industrias básicas, donde se cree un centro internacional de exportaciones (CIE) que le compren a éstas en Bsf y vendan en divisa, a precios internacionales. Igualmente, en algún momento habrá que eliminar las subvenciones a las mismas, y llevar una parte minoritaria de su capital a los mercados bursátiles internacionales, que le otorguen transparencia a la gerencia, y se obtengan los recursos necesarios para mejorar la producción.
Ese plan tiene que reactivar el mercado bursátil venezolano, donde se diseñen nuevos instrumentos de emisión de deuda que incentiven al ahorro, y sea al mismo tiempo una fuente alternativa de financiamiento para las empresas. También hay que enfrentar la reestructuración de la deuda externa y el endeudamiento futuro, basado en un plan nacional de divisas creíble y realizable.
Mi madre solía decirme: “Hay dos tipos de personas, las que siempre tienen un problema para cada solución, y las que siempre tienen una solución para cada problema”.
Hoy más que nunca, necesitamos soluciones.