El día malo, por Gonzalo Himiob Santomé - Runrun
El día malo, por Gonzalo Himiob Santomé

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Hoy será un mal día. Hasta el momento en el que escribo estas líneas, Maduro ha sido incapaz de interpretar con inteligencia, o al menos con algo de astucia, la realidad que tiene a un palmo de la nariz y que está a punto de estallarle en la cara. Desde Miraflores se valoró cada advertencia, cada consejo, cada sugerencia contra la ANC como si fuesen amenazas, como si se tratase de actos de “enemigos” imaginarios, cuando en realidad no solo nosotros los venezolanos, sino además el mundo entero (salvedad hecha de los poquísimos gobiernos de esos países oportunistas que solo inspiran vergüenza), lo que hicimos fue tenderle puentes de plata que, de haberlos aprovechado, le habrían permitido escapar de la trampa absurda que él mismo se tendió y que, por mucho que le gane unas cuantas semanas más, constituye el acto final de su tragicomedia.

 

Pocas veces el dinero pagado por el gobierno en “asesores” o en “analistas”, los mismos que hoy seguramente estarán, como los hijos de Cilia, bien lejos de Venezuela, cobarde y temporalmente a salvo de las consecuencias de este dislate de proporciones épicas, se ha perdido de manera tan dramática. Cuando te rodeas de estúpidos, y sigues sus anacrónicos y desfachatados  consejos, no puedes evitar incurrir tú mismo en estupideces. Maduro no se ha cansado de cometer graves errores políticos y se convierte hoy, por voluntad propia y bajo la conseja de individuos a los que Venezuela les importa un pepino, en el gran “salto atrás” de la historia, no solo venezolana, sino mundial. Si logra imponer su bodrio constituyente (Dios quiera que en algún momento podamos saber de qué cabeza –no digo “cerebro” porque de nada que tenga más de dos neuronas puede nacer un esperpento de ese talante-  surgió semejante brutalidad) solo lo superarán en infamia, aunque no por mucho, Kim Jong-un y Fidel. Y de ese nivel solo se puede ir más abajo si te tatúas una esvástica en la frente y te proclamas “raza superior”. Y lo que es más grave para Maduro, desde ese charco, desde esa mácula en tu historial como gobernante, salir limpio no se puede. Si la ANC va, el mote de “dictador” a Maduro se le habrá grabado para siempre en su tarjeta de presentación. Ni siquiera Chávez, que es el origen de todo mal, pero al menos tenía cierta astucia política, se habría atrevido a tanto, y yerran quienes consideran que entonces Maduro es “más audaz”. Lo que sí tiene, en todo caso, es una mucho menor capacidad para leer las circunstancias que le toca enfrentar, y sobre todo, una absoluta y muy atrevida ignorancia sobre las consecuencias de sus actos. Si impone su ANC, Maduro hoy firma el acta de defunción del madurismo, y más allá, del chavismo, a los que no se les verá ya nunca más como la supuesta “esperanza de los pueblos”, sino como terribles accidentes históricos que solo serán estudiados como ejemplos de lo que jamás debe hacerse en ningún gobierno. Suena raro, sobre todo de cara al sufrimiento que causa y que seguirá causando, al menos por un tiempo, pero cuando la oscurana pase, de alguna bizarra manera tendremos que dar gracias, a Dios o al destino, por ese garrafal error de cálculo de Maduro que la historia recordará como el peor error de un presidente en los últimos 100 años, por lo que será para siempre tenido como la “constituyente fallida” de un grupo ciego por su miedo y por sus ansias de poder.

 

Hoy las calles no estarán vacías. Pero no serán los centros de votación para la ANC los que estarán llenos de gente. Allí es donde más desnudo se verá el rey acobardado. Venezuela va a llenar sus espacios con millones de voces en contra de la ANC. Seguro VTV y Telesur trucarán sus imágenes tratando de hacer creer a los bobos, que aunque son minoría aún existen, que los cientos de miles ciudadanos protestando están “festejando” esta inmensa torpeza presidencial, pero esa píldora no se la tragan ya ni los venezolanos ni el mundo. Hoy, estoy seguro de ello, hasta los funcionarios públicos, que tanto han sido vejados e intimidados, le van a dar la espalda al “proceso”, pues Maduro, Padrino, Jaua, Varela, Lucena, Diosdado y sus amigotes olvidaron que se puede jugar a ser matón de barrio con los más vulnerables por un tiempo, pero llega un día en el que ni al más “leal”, cuando no ya puede ni alimentar a sus hijos, le dan las cuentas. Las ideologías (en el caso de Venezuela, los cuentos de camino) no llenan teteros, no sacian el hambre, no curan el cáncer ni sirven de medicina para ninguna enfermedad. Cuando se pierde todo, en la misma alforja que se cae de la grupa se cae el miedo. Y ante un gobierno que está dispuesto a matarte a un hijo o a quitarte la vida solo por permanecer en el coroto, ya nadie tiene nada que perder.

 

Si aún eres de los que cree que debes participar en el proceso de hoy, así sea para votar “nulo” cubriendo ingenuamente tus espaldas, solo te llamo a revisar tu nevera, tu botiquín o hasta tu cuenta de banco antes de salir a votar, y luego a hacerte las siguientes preguntas: ¿Vas a avalar la inconstitucional locura de unos pocos multimillonarios, verdaderos ladrones, a los que no les interesa en lo más mínimo su tú o tu familia tienen comida o medicinas hoy en tu casa? ¿Vas a seguirle el juego a un gobierno falaz que pese a que se autocalifica como “humanista” tiene acumulados más presos políticos, más asesinados y más torturados que los que sumaron las dictaduras de Gómez y de Pérez Jiménez? Incluso si tú eres aún “fiel revolucionario”, o de esos seres ciegos que creen que si uno no se meten en problemas los problemas no se meten en uno, ¿estás dispuesto a legarle a tus hijos un país en el que si a ellos se les ocurre pensar distinto, o protestar contra el poder, puede un GNB, un PNB o un paramilitar matarlo de un bombazo o de un tiro en la cabeza o el pecho? ¿Estás listo para eso? ¿Para cargar el ataúd blanco y pequeñito de tu hijo a su última morada solo porque cuando te tocó a ti ser valiente te temblaron las piernas y el alma? Te invito a pensar un poco más allá de lo que pueden ser las consecuencias de tu arrojo a corto plazo, y sobre todo a pensar sin egoísmo en clave de país, ponderando cómo quieres ser recordado y, sobre todo, cómo quieres verte a ti mismo en esos momentos en los que somos nuestros jueces más implacables, cuando, al pasar del tiempo, recuerdes cómo te comportaste cuando te tocaba ser verdaderamente consciente. Es verdad, no es fácil arriesgar la ínfima y momentánea tranquilidad de la apatía, pero ten en cuenta que si te prestas a este juego perverso, con toda seguridad al cabo de un tiempo te arrepentirás de no haber sido fiel a ti mismo, y ya será tarde, para ti y para todos.

 

Si quieres ser más pragmático hazte esta pregunta: ¿Quieres seguir viviendo bajo el ala de un (des)gobierno que tiene casi 20 años hablando de un futuro utópico –y por definición inalcanzable-  que nunca llega? ¿No te has dado cuenta? Todo “vamos a hacer”, todo es “ya vendrá”, todo es “lograremos”. Nada es “hicimos”, nada es “acá está”, nada es “lo logramos”. Todo es circo, que ya ni siquiera pan ¿Estás dispuesto a seguir viviendo en este permanente “correr la arruga” echándole la culpa de todo lo malo y de la absoluta incapacidad e ignorancia del poder  al “imperio”, a los enemigos imaginarios y hasta a las iguanas? Mientras tu padre o tu madre no encuentran medicinas para sus males de mayores, mientras no encuentras leche para alimentar a tu bebé, mientras te encierras todos los días a las seis de la tarde en tu casa por miedo al hampa, o peor, a los policías, Maduro baila salsa y monta sainetes burlándose de ti. Y date cuenta, has perdido, porque no somos inmortales y nuestro tiempo en esta tierra está contado, casi un tercio de tu vida en esto, ¿vas a seguir dándole oportunidades a quienes las desperdiciaron solo para llenar sus bolsillos a costa tuya y mía? ¿Cuánto tiempo vital de más vas a invertir en esta operación fallida?

 

Sí, hoy es un día malo, al menos al corto plazo. Y las batallas aún pendientes serán duras y aleccionadoras, pero en ti y en mí está convertir esta oscuridad en una victoria. No te dejes engañar. El tiempo de los falsarios ya pasó, que ellos no quieran darse por enterados es su problema, pero ni tú ni yo, y Dios sabe que es así, podemos darnos el lujo de entregarle nuestro futuro de nuevo a quienes nos han dilapidado el pasado y han acabado con nuestro presente. El miedo ya no es opción, y la valentía es nuestro único camino. Venezuela cuenta contigo.

 

@HimiobSantome