Perdón, ¿qué es lo que quieren ahora que aprobemos?
Perdón, ¿qué es lo que quieren ahora que aprobemos? por Armando Martini Pietri

plebiscito

 

No faltará quien diga que esto del plebiscito es un pretexto que se da a los militares para ver si terminan de comprender que quienes están contra el pueblo y la Constitución -que juraron defender- es el Gobierno y no al revés. Tal vez ésa sea la explicación de este sorprendente llamado que se anunció, con rimbombante, bien estructurado y mejor expresado discurso, en nombre y consentimiento de los partidos políticos que adversan al oficialismo y la sociedad civil que los acompañan -a juzgar por los presentes. Se anunció a los chavistas disidentes, pero no asistieron.

 

Sin embargo, no deja de asombrar, que en ningún artículo de la Constitución. -que con tanta pasión defienden chavistas y opositores-, se establece la realización de consultas electorales sin contar con el CNE. En todo caso, según la propuesta en la que se va a consultar al ciudadano si quiere o no lo que ya había sido propuesto, difundido y aprobado por la mayoría parlamentaria, dirigencia de los partidos con sus declaraciones públicas, además refrendado por millones con su participación activa, arriesgada y rebosante de valentía en las calles, tanto los que marchan y se enfrentan a guardias, policías, bandas armadas oficialistas, como los que permanecen en sus casas y trabajos, pero acompañan en voluntad, pensamiento, corazón y decisión.

 

Están hartos y cada día más enfurecidos con el Gobierno o, para ser más exactos, con sus mentiras, odios, violencia oficializada, injusticias, fallas diarias, con crueldad y constante chanza no sólo de algunos, sino con el pueblo. El recurso e invento cubano de una Constituyente retorcida, disfrazada, nada democrática, pero si muy castrista, no es sólo la última, sino también la más descarada, hipócrita y peligrosa burla; son tan incompetentes que conciben y difunden falsedades, que se les ve las costuras y el mundo perplejo se da cuenta como si viera el amanecer de día y oscurecer de noche.

 

Ciudadanos que tienen como testigos de su plena aprobación de cada detalle, meses de protesta, casi 90 muertos, cientos de heridos, y golpeados, miles de gaseados, detenidos, secuestrados y luego liberados previo pago del rescate, maltratados, torturados, violados física y mentalmente. ¿Necesitan los políticos y militares más clara y contundente aprobación del pueblo, o están ciegos y no quieren ver? Lo más grave y embarazoso, confirma la desconexión con el país.

 

Al mismo tiempo, acaso sea estrategia política inteligente de quienes fueron cómplices y partícipes destacados de la perversión originaria, del inventor y propulsor de todo este desastre, que convenció a las masas que hoy salen a enfrentar ferocidades de los peores mimos del empeño en conservar un orden público que ellos asfixian, salpican de sangre y encolerizan. No aparecen codo a codo, pero empujan y lo dejan sentir.

 

Porque ahora, entre protestas de mujeres y hombres de todas las edades, diferentes niveles socio económicos, especialmente jóvenes, hasta donde se conoce gente decente porque ni siquiera se roban motos y armas de los salvajes que logran atrapar, con la ética del ciudadano de bien, van apareciendo los supuestos arrepentidos, que al observar la realidad del enredo actual, y en las indiscutibles trastadas del sucesor y su orquesta de adulantes servidores abyectos, aprovechan la oportunidad de echarle culpas al actual inquilino de Misia Jacinta, pretendiendo hacer ver que el difunto fue el policía bueno y el heredero el malo.

 

Debe ser triste y lamentable para cierta dirigencia observar como quien de verdad ha logrado poner al Gobierno finalmente de rodillas no sea uno de ellos, ninguno de los cuales ha logrado consolidar un movimiento político capaz de competir por sí solo en las elecciones, sino alguien que no sólo viene del chavismo, de la Fiscalía tramposa de Isaías Rodríguez -que comprobaba la verdad de sus testigos mirándolos a los ojos-, sino que deja bien claro cada vez que emite sonido que es chavista, que no ha dejado de serlo y que su actitud es en beneficio de rescatar y defender su legado.

 

Quienes apoyaron todos los errores económicos y sociales, arenas rojas cuyos lodos nos ahogan, militares que pusieron sus experiencias, mandos y experticias para rechazar protestas y llenar las prisiones de presos políticos, Leopoldo López el más conocido y emblemático de centenares de víctimas que siguen enterradas en las tortuosas cárceles revolucionarias, sin olvidar nunca los exiliados políticos y quienes con boleta de excarcelación aún permanecen privados de libertad.

  

Es comprensible que, para tener un Gobierno de transición con algún respaldo más o menos sólido, sea necesario contar con el chavismo disidente, eso es lo que se conoce como voluntad y pragmatismo político. Ello no puede significar que las infamias y abusos se esfumaron, las violaciones a los Derechos Humanos nunca existieron y el robo masivo, grosero y arbitrario de corruptos, enchufados y bolichicos fueron sólo fantasías, aquello de: aquí no pasó nada y ahora es cuando vamos a empezar una nueva Venezuela. Eso se llama impunidad, que insulta a la Venezuela decente y honesta que quiere surgir después de este mal sueño, y no puede ni debe aceptar ni avalar por ciudadanos de principios éticos y buenas costumbres ciudadanas.

 

La consulta plebiscitaria convocada no fue hecha por ningún órgano constitucional, fue un acto partidista opositor, no una sesión ordinaria ni extraordinaria de la AN. Cabe la pregunta: ¿tiene legitimidad esta convocatoria? Es necesario corregir, como en efecto se hizo, que el parlamento la refrende de inmediato para que no genere dudas, o pudiera el Poder Electoral, que tiene la potestad de los procesos electorales, y puede declarar nula una consulta que no se ciña a lo que la constitución establece.

 

Continúan las negociaciones escondidas y subterráneas protegidas por la oscuridad. No se molesten en negarlo, nadie les cree. Los derechos no se consultan por decoro, no se mendigan por dignidad, jamás se negocian, se ejercen con valentía y coraje. Situaciones inéditas como las que está viviendo esta generación de venezolanos, no tienen disyuntiva posible ni solución aparente, se puede concluir que se dará la ruptura.

 

@ArmandoMartini