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Con o sin petróleo no hay paraíso

IndustriaPetrolera

 

Según la novela de Gustavo Bolívar,  sin tetas no hay paraíso. Con petróleo no lo tuvimos y sin  petróleo, sea por desplazamiento por energías renovables, por pérdida de mercado o por incapacidad de aumentar nuestra producción,  mucho menos tendremos el  Jardín del Edén.  A fines de este mes se cumplen 102 años del pozo Zumaque 1. Desde entonces, hasta el 2002, la producción de petróleo fluyó con eficiencia y transparencia  gracias al esfuerzo y talento del personal nacional y extranjero que laboró  en la industria de los hidrocarburos. Lamentablemente, a partir de esa fecha la declinación de la producción,  de la productividad y de la transparencia del negocio ha sido indetenible.

En las seis primeras décadas del siglo pasado el ingreso petrolero per cápita permitió un gran crecimiento de la economía y un cierto grado de desarrollo. El aumento de la población y las equivocadas políticas gradualmente limitaron las posibilidades del ingreso petrolero como medio para alcanzar un desarrollo sustentable. Tres grandes errores de apreciación conspiraron contra este desarrollo: 1.- La política de Betancourt-Pérez Alfonzo de que era necesario limitar la producción para que las futuras generaciones pudiesen disfrutarlo, fruto de la información técnica disponible en ese entonces de que el petróleo era escaso. 2.- La de Carlos Andrés Pérez-Gumersindo Rodríguez de que el precio del crudo seguiría aumentando y por ello era buen ¨negocio¨ endeudarse, producto de un  optimismo irresponsable y 3.- La política de que el Estado debía manejar empresas llamadas básicas o estratégicas, pecado cometido por todos nuestros presidentes.  

No pueden negarse muchos logros. Gracias al petróleo, Venezuela dejó de ser un país rural, de extrema pobreza, sin infraestructura  y cundido de malaria. Sin embargo, un elevado porcentaje de la población siguió siendo pobre. Con las excepciones del caso, no se desarrolló una  industria privada  ni una agricultura competitiva, se formaron excelentes profesionales pero no buenos ciudadanos y el petróleo sigue siendo nuestra principal fuente de divisas. La semana pasada recordamos el 80 aniversario del artículo de Arturo Uslar Pietri ¨Sembrar el petróleo¨.  No lo sembramos, en el sentido amplio de la palabra y por ello cosechamos mucha paja y poca mies. No logramos que creciera el sector petrolero y tampoco el no petrolero y  el venezolano promedio no mejoró su calidad de vida.

Desde la llegada de la marabunta roja la situación empeoró exponencialmente. Aumentó el estatismo, la deuda externa y la corrupción se generalizó e incluyó a la industria petrolera. Cayó la extracción de crudo desde los 3.267.000 barriles por día producidos en el 2001 por  69.284   trabajadores entre propios y contratados, a solo 2.364.000 barriles por día, según reporte oficial de Venezuela a la OPEP y publicado por esta organización en su Monthly Oil  Market Report de  julio de este año. Es decir, un descenso del  27,7  % . Por si fuera poco, el personal que labora en PDVSA, según su Informe Anual 2014 es de 172.824 trabajadores (116.806 propios, 25.698 contratados y adicionalmente 30.320 en nómina pero en actividades no petroleras).

En cuanto a refinación, el Informe 2015 de Pdvsa reporta que la capacidad en Venezuela es de 1.303.000 barriles por día, mientras que sólo se procesaron  863.000 barriles por día, es decir que nuestras refinerías operan con una eficiencia de solo el 66%. Por otra parte, la Energy Information Administration de los Estados Unidos señala que en el 2015  Venezuela importó de ese país 29.574.000 barriles de productos derivados del petróleo y entre enero y abril de este año van 6.578.000 barriles. En dicho Informe la empresa consigna que  adquirió crudo y productos por un valor de 22.965 millones de dólares. Capítulo aparte es la importación de petróleo liviano  de la cual no disponemos de cifras oficiales.

Los ingresos del 2015 por venta de crudo y productos fueron  de 55.339 millones de dólares y los gastos y costos de 61.511 millones de dólares. La contabilidad permitió adicionar unos ingresos financieros por 16.830 millones de dólares, básicamente  por concepto de ganancia en cambio de moneda extranjera. La deuda financiera es de 43.716 millones de dólares y las cuentas por pagar a proveedores de 19.052 millones de dólares.

No hay recursos para inyectarle a las empresas estatizadas, ni a la propia Pdvsa. Se requiere inversión extranjera que no vendrá con este régimen. Inevitablemente, nos guste o no, alguien tendrá que revertir el proceso de estatización. Si hay futuro, pero sin este régimen y con una nueva visión económica que entienda que  el  ingreso petrolero no tendrá el mismo peso que en el pasado. Con petróleo no supimos lograr el paraíso.  Sin contar con el petróleo como principal motor  se puede lograr,  pero a costa de sangre, sudor y lágrimas.    

Como (había) en botica: Excelente el mensaje de la Conferencia Episcopal. Más poder y menos prestigio para la Fuerza Armada.  El Nacional nos recuerda que la mayor plantación forestal del mundo la inició el distinguido ingeniero agrónomo JJ. Cabrera Malo en Uverito.   Nuestro pésame al pueblo francés por el cobarde atentado en Niza ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

 

 

eddiearamirez@yahoo.com

IndustriaPetrolera

 

Según la novela de Gustavo Bolívar,  sin tetas no hay paraíso. Con petróleo no lo tuvimos y sin  petróleo, sea por desplazamiento por energías renovables, por pérdida de mercado o por incapacidad de aumentar nuestra producción,  mucho menos tendremos el  Jardín del Edén.  A fines de este mes se cumplen 102 años del pozo Zumaque 1. Desde entonces, hasta el 2002, la producción de petróleo fluyó con eficiencia y transparencia  gracias al esfuerzo y talento del personal nacional y extranjero que laboró  en la industria de los hidrocarburos. Lamentablemente, a partir de esa fecha la declinación de la producción,  de la productividad y de la transparencia del negocio ha sido indetenible.

En las seis primeras décadas del siglo pasado el ingreso petrolero per cápita permitió un gran crecimiento de la economía y un cierto grado de desarrollo. El aumento de la población y las equivocadas políticas gradualmente limitaron las posibilidades del ingreso petrolero como medio para alcanzar un desarrollo sustentable. Tres grandes errores de apreciación conspiraron contra este desarrollo: 1.- La política de Betancourt-Pérez Alfonzo de que era necesario limitar la producción para que las futuras generaciones pudiesen disfrutarlo, fruto de la información técnica disponible en ese entonces de que el petróleo era escaso. 2.- La de Carlos Andrés Pérez-Gumersindo Rodríguez de que el precio del crudo seguiría aumentando y por ello era buen ¨negocio¨ endeudarse, producto de un  optimismo irresponsable y 3.- La política de que el Estado debía manejar empresas llamadas básicas o estratégicas, pecado cometido por todos nuestros presidentes.  

No pueden negarse muchos logros. Gracias al petróleo, Venezuela dejó de ser un país rural, de extrema pobreza, sin infraestructura  y cundido de malaria. Sin embargo, un elevado porcentaje de la población siguió siendo pobre. Con las excepciones del caso, no se desarrolló una  industria privada  ni una agricultura competitiva, se formaron excelentes profesionales pero no buenos ciudadanos y el petróleo sigue siendo nuestra principal fuente de divisas. La semana pasada recordamos el 80 aniversario del artículo de Arturo Uslar Pietri ¨Sembrar el petróleo¨.  No lo sembramos, en el sentido amplio de la palabra y por ello cosechamos mucha paja y poca mies. No logramos que creciera el sector petrolero y tampoco el no petrolero y  el venezolano promedio no mejoró su calidad de vida.

Desde la llegada de la marabunta roja la situación empeoró exponencialmente. Aumentó el estatismo, la deuda externa y la corrupción se generalizó e incluyó a la industria petrolera. Cayó la extracción de crudo desde los 3.267.000 barriles por día producidos en el 2001 por  69.284   trabajadores entre propios y contratados, a solo 2.364.000 barriles por día, según reporte oficial de Venezuela a la OPEP y publicado por esta organización en su Monthly Oil  Market Report de  julio de este año. Es decir, un descenso del  27,7  % . Por si fuera poco, el personal que labora en PDVSA, según su Informe Anual 2014 es de 172.824 trabajadores (116.806 propios, 25.698 contratados y adicionalmente 30.320 en nómina pero en actividades no petroleras).

En cuanto a refinación, el Informe 2015 de Pdvsa reporta que la capacidad en Venezuela es de 1.303.000 barriles por día, mientras que sólo se procesaron  863.000 barriles por día, es decir que nuestras refinerías operan con una eficiencia de solo el 66%. Por otra parte, la Energy Information Administration de los Estados Unidos señala que en el 2015  Venezuela importó de ese país 29.574.000 barriles de productos derivados del petróleo y entre enero y abril de este año van 6.578.000 barriles. En dicho Informe la empresa consigna que  adquirió crudo y productos por un valor de 22.965 millones de dólares. Capítulo aparte es la importación de petróleo liviano  de la cual no disponemos de cifras oficiales.

Los ingresos del 2015 por venta de crudo y productos fueron  de 55.339 millones de dólares y los gastos y costos de 61.511 millones de dólares. La contabilidad permitió adicionar unos ingresos financieros por 16.830 millones de dólares, básicamente  por concepto de ganancia en cambio de moneda extranjera. La deuda financiera es de 43.716 millones de dólares y las cuentas por pagar a proveedores de 19.052 millones de dólares.

No hay recursos para inyectarle a las empresas estatizadas, ni a la propia Pdvsa. Se requiere inversión extranjera que no vendrá con este régimen. Inevitablemente, nos guste o no, alguien tendrá que revertir el proceso de estatización. Si hay futuro, pero sin este régimen y con una nueva visión económica que entienda que  el  ingreso petrolero no tendrá el mismo peso que en el pasado. Con petróleo no supimos lograr el paraíso.  Sin contar con el petróleo como principal motor  se puede lograr,  pero a costa de sangre, sudor y lágrimas.    

Como (había) en botica: Excelente el mensaje de la Conferencia Episcopal. Más poder y menos prestigio para la Fuerza Armada.  El Nacional nos recuerda que la mayor plantación forestal del mundo la inició el distinguido ingeniero agrónomo JJ. Cabrera Malo en Uverito.   Nuestro pésame al pueblo francés por el cobarde atentado en Niza ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

 

 

eddiearamirez@yahoo.com

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IndustriaPetrolera

 

Según la novela de Gustavo Bolívar,  sin tetas no hay paraíso. Con petróleo no lo tuvimos y sin  petróleo, sea por desplazamiento por energías renovables, por pérdida de mercado o por incapacidad de aumentar nuestra producción,  mucho menos tendremos el  Jardín del Edén.  A fines de este mes se cumplen 102 años del pozo Zumaque 1. Desde entonces, hasta el 2002, la producción de petróleo fluyó con eficiencia y transparencia  gracias al esfuerzo y talento del personal nacional y extranjero que laboró  en la industria de los hidrocarburos. Lamentablemente, a partir de esa fecha la declinación de la producción,  de la productividad y de la transparencia del negocio ha sido indetenible.

En las seis primeras décadas del siglo pasado el ingreso petrolero per cápita permitió un gran crecimiento de la economía y un cierto grado de desarrollo. El aumento de la población y las equivocadas políticas gradualmente limitaron las posibilidades del ingreso petrolero como medio para alcanzar un desarrollo sustentable. Tres grandes errores de apreciación conspiraron contra este desarrollo: 1.- La política de Betancourt-Pérez Alfonzo de que era necesario limitar la producción para que las futuras generaciones pudiesen disfrutarlo, fruto de la información técnica disponible en ese entonces de que el petróleo era escaso. 2.- La de Carlos Andrés Pérez-Gumersindo Rodríguez de que el precio del crudo seguiría aumentando y por ello era buen ¨negocio¨ endeudarse, producto de un  optimismo irresponsable y 3.- La política de que el Estado debía manejar empresas llamadas básicas o estratégicas, pecado cometido por todos nuestros presidentes.  

No pueden negarse muchos logros. Gracias al petróleo, Venezuela dejó de ser un país rural, de extrema pobreza, sin infraestructura  y cundido de malaria. Sin embargo, un elevado porcentaje de la población siguió siendo pobre. Con las excepciones del caso, no se desarrolló una  industria privada  ni una agricultura competitiva, se formaron excelentes profesionales pero no buenos ciudadanos y el petróleo sigue siendo nuestra principal fuente de divisas. La semana pasada recordamos el 80 aniversario del artículo de Arturo Uslar Pietri ¨Sembrar el petróleo¨.  No lo sembramos, en el sentido amplio de la palabra y por ello cosechamos mucha paja y poca mies. No logramos que creciera el sector petrolero y tampoco el no petrolero y  el venezolano promedio no mejoró su calidad de vida.

Desde la llegada de la marabunta roja la situación empeoró exponencialmente. Aumentó el estatismo, la deuda externa y la corrupción se generalizó e incluyó a la industria petrolera. Cayó la extracción de crudo desde los 3.267.000 barriles por día producidos en el 2001 por  69.284   trabajadores entre propios y contratados, a solo 2.364.000 barriles por día, según reporte oficial de Venezuela a la OPEP y publicado por esta organización en su Monthly Oil  Market Report de  julio de este año. Es decir, un descenso del  27,7  % . Por si fuera poco, el personal que labora en PDVSA, según su Informe Anual 2014 es de 172.824 trabajadores (116.806 propios, 25.698 contratados y adicionalmente 30.320 en nómina pero en actividades no petroleras).

En cuanto a refinación, el Informe 2015 de Pdvsa reporta que la capacidad en Venezuela es de 1.303.000 barriles por día, mientras que sólo se procesaron  863.000 barriles por día, es decir que nuestras refinerías operan con una eficiencia de solo el 66%. Por otra parte, la Energy Information Administration de los Estados Unidos señala que en el 2015  Venezuela importó de ese país 29.574.000 barriles de productos derivados del petróleo y entre enero y abril de este año van 6.578.000 barriles. En dicho Informe la empresa consigna que  adquirió crudo y productos por un valor de 22.965 millones de dólares. Capítulo aparte es la importación de petróleo liviano  de la cual no disponemos de cifras oficiales.

Los ingresos del 2015 por venta de crudo y productos fueron  de 55.339 millones de dólares y los gastos y costos de 61.511 millones de dólares. La contabilidad permitió adicionar unos ingresos financieros por 16.830 millones de dólares, básicamente  por concepto de ganancia en cambio de moneda extranjera. La deuda financiera es de 43.716 millones de dólares y las cuentas por pagar a proveedores de 19.052 millones de dólares.

No hay recursos para inyectarle a las empresas estatizadas, ni a la propia Pdvsa. Se requiere inversión extranjera que no vendrá con este régimen. Inevitablemente, nos guste o no, alguien tendrá que revertir el proceso de estatización. Si hay futuro, pero sin este régimen y con una nueva visión económica que entienda que  el  ingreso petrolero no tendrá el mismo peso que en el pasado. Con petróleo no supimos lograr el paraíso.  Sin contar con el petróleo como principal motor  se puede lograr,  pero a costa de sangre, sudor y lágrimas.    

Como (había) en botica: Excelente el mensaje de la Conferencia Episcopal. Más poder y menos prestigio para la Fuerza Armada.  El Nacional nos recuerda que la mayor plantación forestal del mundo la inició el distinguido ingeniero agrónomo JJ. Cabrera Malo en Uverito.   Nuestro pésame al pueblo francés por el cobarde atentado en Niza ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

 

 

eddiearamirez@yahoo.com

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