Viva el liberalismo por Luis De Lion
Hacer política sí, militar en un partido no. Esa ha sido, mi idea y pienso que es también la de muchas personas. Por cuanto, la política cada vez pasa menos por los partidos, y en cierta medida pasa cada vez menos por el voto. La prueba, más dramática de ello es el caso del voto en la Venezuela chavista. Poco o casi nada importa que usted esté políticamente motivado. Su voto no elige y punto. No es abstención, ni pereza, sino toma de conciencia, el sistema tal y como lo presentan no funciona más.
Lo más grave, es que el virus, ya se propagó del lado “opositor” lo vimos hace poco con el sobresalto de una inesperada recolección de firmas, apenas meses después, de una aplastante victoria legislativa.
Las razones son múltiples y variadas. Pero son principalmente las trabas del intermediario político, que cada vez más produce el desinterés. Justo en el momento en que el mundo vive fenómenos, libres de intermediarios, como Uber y Airbnb. Se volvieron insoportables los intermediarios políticos clásicos.
Contagiados en buena parte por una enfermiza obsesión por la persona política. Esa relación paterno-enfermiza de un hombre y su pueblo, que desembocó en una infantilización de la democracia, que solo produce obsesiones personales. Una hipersensibilización política que mató el debate de ideas.
Al desaparecer el intercambio se impuso el pensamiento único y los teóricos de una sola corriente ideológica, lo cual, llevó a diabolizar cualquier idea distinta.
Así llegamos a la perversión, en medio de infinitos diagnósticos económicos, de crónicas de lo obvio y de denuncias en ráfaga, de desestimar principio sólidos y desechar ideas tales como el liberalismo.
Dos siglos de existencia tiene el liberalismo. Filosofía política nacida en Francia en tiempos de la Revolución. Entre el liberalismo económico de derecha y el liberalismo de sociedad de izquierda. Tocqueville era un diputado liberal que sesionaba desde el lazo izquierdo del parlamento. Del lado derecho había proteccionistas que solo aspiraban proteger sus intereses industriales. Pero ninguno, se oponía a la presencia y a la función reguladora del Estado. Por cuanto el liberalismo consiste en darle al individuo la oportunidad de elegir, de escoger su estilo de vida, su libertad de expresión.
En la Venezuela del 2016, pràcticamente nadie se aventura políticamente en el terreno del liberalismo económico, ni los empresarios, ni los diputados de oposición, mucho menos la dictadura. Sin embargo, es el liberalismo una corriente de pensamiento estrechamente ligada a nuestra historia política, a nuestros orígenes como Estado y como Nación.
La propaganda de la dictadura y el populismo de oposición, pretenden asimilar liberalismo con capitalismo salvaje. No queda otra opción que rechazar esa tentación paralizante responsable de tanta injusticia y exclusión.