¿Qué pasa con la basura en Chacao? por Alfredo Jimeno
La semana pasada cuando los trabajadores del aseo urbano de Chacao protestaron en la autopista y en algunas calles y avenidas del municipio, ocasionando un verdadero colapso del tránsito en toda nuestra ciudad capital, un problema que en principio afectaba solamente a los chacaoenses trascendió las fronteras municipales para comenzar a afectar a todos los caraqueños.
El asunto de la recolección y tratamiento de los desechos sólidos en Chacao siempre ha sido un tema muy complejo, siempre. Lo digo porque a lo largo de mis más de trece años de trabajo en nuestra comunidad, me ha tocado conocer y entender profundamente todos los puntos claves que encierra la difícil tarea de mantener limpio un municipio con las características demográficas y comerciales del nuestro. Entendiendo a su vez la complejidad que significa el problema estructural del aseo urbano en Caracas, específicamente con lo que ha significado el secuestro de la Planta de Transferencia de Las Mayas por parte de la Alcaldía del municipio Libertador.
La experiencia me dice que para lograr que los chacaoenses cuenten con un servicio de aseo urbano óptimo, uno que responda satisfactoriamente a las exigencias y demandas de una ciudadanía que se conforma solo con lo mejor, se deben hacer dos cosas que lamentablemente el ejecutivo municipal hasta ahora no ha hecho.
La primera es ser absolutamente transparente y abierto a la hora de contratar a la empresa de aseo urbano que asumirá el reto de limpiar Chacao, y la segunda es asegurarse que exista una correspondencia efectiva entre el dinero que pagan los vecinos y la calidad del servicio que reciben.
Sobre el primer punto hay que ser muy franco y decir con claridad que sin transparencia no solo se corre el riesgo de dejar espacio a dudas en manejos indebidos de fondos públicos, sino que además se comete el gravísimo error de no involucrar a todos los actores que forman parte de un proceso tan complicado y demandante como el de la limpieza de todo un municipio. En Chacao, nuestras comunidades organizadas han sido garantes de transparencia en el pasado, así como aliados en la búsqueda del bien común.
Hoy todos nosotros, pero más que nadie nuestros vecinos y los trabajadores del servicio de aseo urbano, sufrimos las consecuencias de la falta de información y participación que hubo en el proceso de contratación de la nueva empresa llamada a encargarse del problema de la basura en Chacao. Los resultados saltan a la vista: por un lado está una ciudadanía con una carencia absoluta de claridad sobre cuál será la empresa encargada de recoger su basura y limpiar sus calles, sobre qué experiencia exitosa y comprobable tiene haciendo su trabajo, o sobre cuál fue la oferta técnica que hizo en el comité de licitaciones para ganarse un contrato pagado con el dinero de los bolsillos de todo los contribuyentes; y por el otro lado está un grupo de trabajadores del aseo urbano, víctimas de la incertidumbre producto de la tardía respuesta de la alcaldía para aclarar sus dudas y disipar sus temores.
A toda esta problemática debemos agregarle la no correspondencia que existe entre el monto que pagan los vecinos y la calidad del servicio de aseo urbano que reciben. No correspondencia que comenzó a principios de año cuando a través de un decreto emanado por el ejecutivo municipal se aumentó considerablemente el costo mensual a pagar por los chacaoenses por la limpieza del municipio.
Hace apenas unos días en una asamblea de vecinos en la calle Élice, una señora se nos acercó para decirnos que era propietaria de una panadería de no más de 60 metros cuadrados ubicada muy cerca de allí, y que producto del aumento de las tarifas del servicio de aseo urbano, su pequeño negocio había pasado de pagar 500 a más de 10.000 bolívares mensuales, algo que obviamente impactó de forma negativa las finanzas de un negocio familiar que está buscando la manera de sobrevivir a la dolorosa situación del país. Esto muestra no solamente la desproporción que significa un aumento de más del 1.000%, sino además el error de haberlo hecho de manera inconsulta, sin explicarles a los vecinos cuáles serían las supuestas mejoras en la calidad del servicio.
En mi condición de concejal del municipio Chacao, electo para cumplir un rol contralor y ser la voz de los vecinos ante la alcaldía, es mi deber y obligación ponerme en defensa del derecho que tienen todos los chacaoenses de contar con un servicio de aseo urbano de calidad, que les asegure un ambiente limpio y saludable, pero que al mismo tiempo les garantice el cumplimiento de los criterios básicos de transparencia tanto en su ejecución laboral como en su concepción contractual.
Si queremos construir de verdad una alternativa real que nos permita superar el enorme daño que le ha causado el gobierno nacional a la democracia de nuestro país, en Chacao debemos dar el ejemplo. Y para ello debemos evitar a toda costa la “partidización” del debate de los temas de interés público como éste, procurando a su vez fomentar el debate y la autocrítica que nos permita evitar convertirnos en aquello contra lo que luchamos.