No es una idea es un sentimiento por Orlando Viera-Blanco
No es una idea es un sentimiento por Orlando Viera-Blanco

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«La era Chávez no es más que la explosión de un acumulado de reflujos históricos, en lo cual la violencia de unos respecto a otros no es sólo la activa, la expresada, sino la pasiva, la que oculta indiferencia y desinterés«

 

 

Venezuela atraviesa en estos momentos la más grave circunstancia republicana que haya vivido desde los tiempos de la Guerra Federal.  Y quizás más comprometedor.  De cara a la evolución de los Derechos Humanos en pleno siglo XXI, los múltiples tratados en materia de Derechos Civiles, Políticos Sociales y Económicos; Derechos del Niño y de la Mujer; Derechos de los Pueblos y Derechos Culturales, Venezuela ha retrocedido siglos, llegando a un extremo de barbarie y represión mas allá de nuestras propia cultura. La implementación de estratagemas de amedrentamiento, persecución y  torturas, impropias a «nuestra idiosincrasia», supone la implementación de manuales perversos y peligrosos, vividos en el Oriente Medio, África Meridional o muy cerca, en el Caribe (De Trujillo a los Castro).

Lo dicho es para tratar de deciros que el tema no se reduce a hablar de autoritarismo o dictadura. Es un constructo sistémico mucho más complejo. Por esta razón el tema no se contiene únicamente en lo político, actores políticos.  Es un asunto profundamente humano, ciudadano, nacional, venezolano, que comporta la agregación e incorporación de la ciudadanía censitaria, educada, preparada y sobretodo virtuosa -por gallarda y dispuesta- para aglutinar fuerzas más allá-insisto-de asistir a eventos proselitistas.  Esto requiere, al decir de los clásicos pensadores como Platón o Aristóteles, de una clara demostración de spuode  que significa sacrificio, y cuyo alcance en la antigua Grecia, no era otro que «la seriedad en la política», comprendida como el ejemplo que dan los padres de la polis a sus hijos, para que no la abandonen, esto es, la defensa de sus asuntos ciudadanos. ¿Cómo dar ejemplo? Qué significa espíritu de sacrificio? Veamos.

 

La Belleza.

Mi reflexión el primer día de clases en la cátedra «Valores culturales y democráticos del Venezolano (IESA/Grupo Lidera/Diplomado en Cultura Política), es cabalgar sobre el mismo corolario que el Filosofo Francés y positivista Hipólito Taine (Escritor del Tratado de la Belleza), ilustra a sus estudiantes el primer día de cátedra en la Universidad de Oxford (UK-Finales de siglo XIX).  Qué es la belleza para Ustedes, les pregunta? Un grupo de alumnos responden: «Es amar y ser amado». Muy bien,  les respondió Taine. Pero falta algo más. Un agregado de espiritualidad y costumbrismo. Un dejo de sacrificio y de concesión. Un gesto único para el otro y para el mundo … Seguidamente Taine les pide al grupo de estudiantes que miren una vetusta poltrona que está en un rincón del salón de clases. Vieja, desgastada (pero viva) y solitaria.  Taine pregunta. ¿Qué es lo bello de esta poltrona?  Los alumnos responden: «Su estilo(…)» Su rigidez y personalidad de su formato». Otro «Su color, el cuero, su olor, su combinado de acabados «. Y finalmente uno dice «Lo que ella representa, por seguir ahí».  Muy bien. Nos vamos aproximando … Esa butaca tienen en ese sitio tantos años como la misma Universidad (seiscientos a lo menos). Cuántos profesores se han sentado en ella. De cuánta sabiduría ha sido testigo. Cuántos cómo ustedes han reído o llorado o pasado horas ahí sentados; contentos de comprender lo que aprenden, orgullosos de sus esfuerzos y sacrificios o legítimamente fatigados de lo que aun no logran asimilar. Cuántas personas han sugerido mudarla de sitio u obsequiarla por «inútil o por estorbo» al punto de sugerir, regalarla o botarla. Cuántos se han opuesto, la han defendido y han ordenado su acomodo o restauración.  Y han pasado siglos.  Y ella aun sigue allí. Como vos decís. Regia, hermosa, viva. Radiante aunque vetusta, como los árboles que haciendo arco, bañan de sombra la entrada de esta universidad, «sin asimetría. ni verticalidad; espontanea y libremente. Como la instituciones Inglesas a diferencia de las Francesas (Leer. De La revolución Francesa/Hipólito Taine 1870) Y qué es lo que ha permitido a esta butaca que en el tiempo, perdure su permanencia y dignidad? Un excelentísimo y superior sentido de conservadurismo. Dice Taine refiriéndose a los jardines de Oxford:  «Los trabajos e invenciones de seis siglos se han acumulado en esta suerte de museo natural … El filósofo del arte y el historiador se siente impelido a exclamar: «Aquí¡ uno se siente tan bien entre las viejas cosas! Tanto más cuanto que aquí ellas no son nada más que viejas, en modo alguno descuidadas o semi-arruinadas -como en Italia- sino piadosamente conservadas, restauradas, y, desde su fundación, siempre entre las manos de guardianes ricos, respetuosos, inteligentes.»

 

Como decía Shakespeare: «El perdón es bendito dos veces. Bendice al que lo da, bendice al que lo recibe»

 

Y Taine lanza empotrado en su obra Filosofía del arte y De la Inteligencia, tres valores que soportan lo tradicional, lo costumbrista, lo trascendente de la esencialidad humana. Tres valores fundamentales del hombre, que como en las plantas o en los animales, comportan la Belleza del ser humano: i.- La humildad como la aldeana de principios de la vida. ii.- La generosidad como la abundancia de las tierras mediterráneas y iii.-La disciplina como la de los pueblos guerreros- espartanos.  En ese orden. Porque no puede haber disciplina (The order of the rule y viceversa) si antes no se es esplendido,  ni ser generoso,  si carezco de nobleza y humildad para agregar. A partir de estos valores superiores del alma (que bien identifico en su obra literaria Shakespeare y Balzac, el hombre RACIONALIZA su tradición, su espiritualidad, y aprecia su historia, sus orígenes, su vulnerabilidad).

A partir de la Humildad, el hombre aprecia y agradece, por lo cual da todo de sí sin esperar nada a  cambio, más cuando se trata de defender la libertad, la vida, la propiedad, en fin, los derechos propios y colectivos. Porque el sentido de lo útil (John Stuart Mill), sólo se concibe cuando el hecho creativo y lo creado, tiene utilidad en el colectivo. Luego cada uno de mis actos no debe ser concebido para satisfacer necesidades propias y aisladas,  sino vecinales o nacionales. Y esto no es una expresión de socialismo. Por el contrario es la génesis más fecunda del capitalismo que debe ser comprendido cómo una dinámica productiva y competitiva en beneficio de todos. Porque el ser productivo e inventivo no sólo favorece a sí mismo, sino a todos aquellos que se benefician de la capacidad inventiva por lo que todos progresan y mejoran su calidad de vida. A partir de ahí surge la evolución racional de los grupos sociales. Y la humildad es la llave, la piedra angular que legitima y viabiliza la agregación colectiva,  sea corporativa, cooperativa, partidista o ciudadana …

Quien es humilde reconoce al otro. Tanto en sus debilidades cómo en sus fortalezas. Lo cual no quiere decir que no-tenga el derecho y el deber de incidir en ambas aptitudes. Porque al débil hay que ayudarle a hacerse vulnerable y educado, y al fuerte dosificar sus habilidades en la dirección y lugar adecuado.  ¿Quién lo hace? Cada uno de nosotros. Porque cada uno cuenta con las fuerzas y debilidades que debemos compartir. Sólo toleramos y comprendemos al otro (Otredad/ Octavio Paz), si somos humildes. La humildad finalmente, depone orgullos, exalta lo «estético» y con ello la alegría del «hombre que ríe espontáneamente. No hipócritamente (Victor Hugo/ L’homme qui rie). El hombre humilde, jamás se aparta, abandona, suelta las barras. Porque un gesto supremo de humildad es el perdón,  tanto ofrecerlo como aceptarlo. Como decía Shakespeare: «El perdón es bendito dos veces. Bendice al que lo da, bendice al que lo recibe». (The tempest./ Shakespeare).

ii.-La generosidad es consecuencia directa de la humildad. El que mucho y tanto da, sin esperar nada a cambio, irremisiblemente se hace generoso. Y a partir de ese gesto de desprendimiento, es inevitable recibir. Y no de Dios, sino de cada uno de aquellos que saben de nuestro espíritu de dar y cooperar.  ¿Qué no recibirá el que mucho da a quien ha ayudado desinteresadamente? El espléndido no desdice de nada ni de nadie. Rectifica constantemente e invita a lo mismo … El espléndido reconoce con lucidez el camino correcto y se reconcilia continuamente con su espíritu … Más escucha de lo que dice o más escribe de lo que habla, por lo que también obedece dócil y racionalmente aun en medio de la intemperancia. Porque sabe distinguir entre lo dicho en la calma o en la tempestad. Al decir del Quijote, «la modestia» como otra de las más elevadas virtudes del hombre, no desdice de los ímpetus ni de la bizarría necesaria de los hombre de guerra. Lo valiente también exige temple para obedecer y ser obedecido. Es propio de la esplendidez al decir de Freud ( «Teoría del inconsciente constructivo») reconocer las debilidades de sus seguidores para no llevarlos a territorios ni batallas que no podrán enfrentar. El líder debe ser espléndido porque el espíritu de sacrificio (spoude/Platón), pasa por reconocer cuando somos vulnerables a situaciones, no por juzgar nuestras cualidades, sino por conocer a profundidad las del grupo en el que convivimos. Y esa denuncia, es disciplina.  Jamás ningún pueblo hubiese conseguido su independencia y prosperidad sin hacer de esa causa, su meaning of life. De tal forma que la Libertad y el Derecho, no sugieren sino sea leales y disciplinados a su permanencia. Y de ello carecemos en mucho.

iii.- La autoritas … Es la virtud del hombre que le hace legitimo, respetado y obedecido.  El ser humano respeta y mejor obedece por un hecho de humildad y generosidad.  De lo contrario le toca imponerse a la fuerza.  Pero siempre es necesaria le existencia de un orden, de una disciplina en el ejercicio de esas bondades. No siempre el ser humano acata oficiosamente. Para ello existe la ley. Y sin complejos ni atavíos, debe ser acatada, a excepción de resultar ilegitima  Las intrigas, las especulaciones. El criticismo, la irreverencia, la displicencia, la rebeldía-que caracterizan nuestra estilo grupal– son actitudes válidas, pero en momentos muy precisos. No son regla. Son excepción. Y nuestra cultura-sin exclusión ni excluirme-ha hecho de estos anti-valores, la regla … De tal forma que tenemos que aceptar los orígenes de nuestras facturas grupales y nuestras desviaciones sociales (Emile Durkheim), para no caer en lo que hemos caído: la anomia

La génesis de nuestro distanciamiento, ha sido el pretendido derecho que nos atribuimos de excluir al otro. Nadie tiene la potestad de cuestionar más allá de lo racional y de la protección de los intereses colectivos. Si Venezuela es la causa superior en el peor momento de su historia republicana, las únicas virtudes que permitirán la entrada de sus ciudadanos a la lucha por el rescate de la democracia, más allá de la actuación pragmática del líder político, será La Belleza, comprendida como el valor que nos permite mantener VIVA lo más genuino de nuestra cultura: nuestro fervor libertario.  Es ese valor que nos permite recordar lo más destacado de nuestra historia, de nuestros antepasados, de nuestra representación emancipadora. La belleza que nos hace fuertes y robles como un araguaney, que nos hace humildes frente a los compromisos como un guayoyo.  Que nos permite asumir desafíos generosos y decididos, como la espada de Bolívar o la sabiduría de Bello, de cara al sufrimiento de nuestro pueblo. Siendo disciplinados y nobles, para unirnos en un sólo bloque realmente nacionalista (no hedonista), podremos ver nuevamente ondear nuestra bandera con las estrellas que son y estampar en nuestro escudo los los postulados: verdad, justicia y libertad.

 

Nuestra reciente historia de oscurantismo y fealdad.

En el plano académico, de consultoría; cómo columnista o ciudadano he mantenido de la tesis «Del imaginario desagregacional del Venezolano». No es mía. Es de la profesora Ruth Capriles. Los venezolanos lamentablemente no tenemos disposición den agregación social.

Somos obstinadamente contestatarios, fútilmente desobedientes; despreciativos e indolentes en nuestras aptitudes conservadoras. Poco o nada nos importa nuestras plazas u ornamentos y menos el desposeído,  por una percepción banal y dolorosa de inutilidad, por lo que hago inocuo mi sentido de lealtad, orgullo patrio y piedad. Somos bien  indiferentes a la marginalidad y muy deferentes con el «espejo». La era Chávez no es más que la explosión de una acumulado de reflujos históricos, en lo cual la violencia de unos respecto a otros, no es sólo la activa, la expresada, la que desplegamos al salir de casa, que ni los buenos días nos damos o donde la ligereza en el mal uso de la palabra es fluida …  sino la violencia pasiva -la peor de todas- que es no-demostrar interés o afecto por el otro. Nuestra misericordia con nosotros mismos es bien relativa. ¿Qué queda para los demás?. Y llegó el taita a «capitalizar» toda esa inquina desbordada. Que no es odio. Es exclusión. Es apatía. Es desgano hacia el coterráneo. Por ello la practica cizañera de la exclusión selectiva, es actitud típica que debemos desterrar con humildad, generosidad y disciplina.

 

Como decía Taine respondiendo a la violencia desatada por Las Comunas en Francia » Diez millones de ignorancias no hacen un conocimiento»

 

Ruth identificó con precisión y lucidez las consecuencia del ese fenómeno desagregacional, «de la cabra que salta pal’ monte«. La misma que observamos desde el 19 de Abril de 1810, en la caída o fundación de cada Republica. En más de 27 Constituciones (Colombia tiene una). En los sucesos del 11A o en los más recientes del 12F-2014. Porque esa actitudes retorcidas, zamarras o redoblonas de la MUD o de otros, no es característica de ellos. Así somos. ..La misma que registramos entre nosotros mismos en pequeñas discusiones, incluso de familia. La misma  que no ha hecho posible que nos pongamos de acuerdo en las filas de la oposición. Que nos separa y nos distancia. Que impide un mínimo de sensatez y consenso, y por ende, eficiencia y articulación. La que anula la humildad, la generosidad y la disciplina ….

Por ello mi propia intemperancia, mi propia desagregación, mi propia denuncia, mi propia desesperación … En medio de nuestra incapacidad «para permitir que las cosas duren a pesar de su antigüedad», nos desunimos y desintegramos de manera superficial y baladí. Nos desechamos como desechamos una prenda de vestir o como se extinguen las modas. Y la costumbre no debe ser desechable.   Nos derrotamos sin haber dado la batalla.  ¿Cuál fue el origen de nuestra «disputa’? ¿Qué nos impide avanzar en el logro de un fin común? Que tu, que yo, que así no es, que a mí nadie me jode, ni me impone nada; menos me ordena, nada de nada. Que esto es mío, que no te lo doy, que yo no fui. Que si tal y cual . ..Entonces me retiro. Me voy a la reserva. Y me  llevo a mi gente. ¿Cuál gente. Cuál causa?. Es hablar del otro incesantemente. Es aletargar procesos, cuando yo mismo no he puesto la rueda andar. Así hemos estado los últimos 16 años. Y presumo estaremos muchos más … si no cambiamos nuestra aptitud.

No pensemos por un segundo que el Chavismo es digna «representación» de nuestra cultura. Es consecuencia de nuestra inculturalidad.  Como decía Taine respondiendo a la violencia desatada por Las Comunas en Francia » Diez millones de ignorancias no hacen un conocimiento». Y refiriéndose a la destrucción de la cuarta republica francesa advirtió, como esa sociedad se habitúa a profundas sacudidas cada veinte años, para lograr una constitución social sana y vigorosa, a diferencia de la vida inglesa, que comporta tradición, perdurabilidad y respeto institucional.  Nuestra violencia pasiva, nuestra incapacidad para reconocernos, querernos más, aceptarnos mejor, tratarnos mejor; el desprecio de quince millones por otros quince más, no pare liderazgo. Menos cultura e instituciones. Lo que pare son «jinetes a caballo» que hacen y rehacen maltrechamente, interesados en una sola cosa «su butada». No la que corresponde a todos, hasta el más de los borrachos. Y poco ofrecemos disculpas o aceptamos recibirlas, porque en nuestra altivez, también va nuestra desgracia, nuestra embriaguez.

Y ahí van los hechos. Ledezma preso. Quizás al escribir estas líneas (que espero sean bien valoradas y no objeto de otro «análisis grupal» porque no pretendo eximirme de nada), estén capturando a MCM y otros más. O igual, sea Usted amigo lector,  un pariente o un amigo, una víctima más.

No tengo reparo en ofrecer disculpas por mi propios excesos. Pero mi consciencia va quieta y en paz.  Porque hecho y dicho, lo hago con la pasión, el amor y la entrega por una cultura y por una causa  irrenunciable.  Lo que anhelo es mantener viva, bella, cálida e imperecedera, esa  «poltrona» llamada Venezuela.

Los invito a seguir luchando por ella desprendidamente, denodadamente, elevadamente, sesudamente, para rescatarla por nuestros hijos. Como sentenció Taine: «No es una idea como se levanta un hombre, sino con un sentimiento…»

!Salut Venezolanos!

 

@ovierablanco

vierablanco@gmail.com