Cómo Lidiar con el Peor Juicio Final de Todos los Tiempos
A mà me han invitado para eventos malos pero debo decir que el sarao de la muerte colectiva inventada por un grupo de evangélicos para este sábado 21 de mayo fue el peor de todos. ¡No nos morimos! Es duro no haberse ido pero nuestras dudas tenÃamos. Aún asÃ, el chasco mayor se lo llevan los seguidores de Harold Camping, profeta del cataclismo.
¿No se los imaginan? Todos sentados en cÃrculo –como suelen hacer todas las sectas de la imaginación- rezando por una muerte súbita.  En el medio, Harold Camping echando canticos dignos de Tacupay jalándole mecate a Maniña Yerichana. Llega la hora del Juicio Final. Nada pasa. Es sólo cuestión de tiempo hasta que salga la primera guarimbera fanática a preguntar «¿y ahora?». En mi cabeza Camping corre por su vida.
Pensando en ellos, esta mañana me he sentado a leer la Biblia  (es mentira que me la leÃ; lo que viene a continuación me lo estoy plagiando de una página porque me dio flojera) y he caÃdo en cuenta de que esta profecÃa establece que el DÃa del Juicio Final comenzó el 21 de mayo pero el mundo se acaba el 21 de octubre de 2011.
Eso quiere decir que el sábado pasado, Jesús se llevó a todos los bienaventurados para el Cielo. Los demás –devotos de otras religiones y católicos insolentes como yo- no entramos en la lista del VIP celestial. Nos han dejado aquà por cinco meses más para sufrir todos los horrores hasta que Dios aniquile el mundo por completo el 21 de octubre de 2011. ¿Cómo termina Dios con el mundo? Le da Manzanita Quit a su Macbook Pro.
Según la Biblia, esos cinco meses estarán llenos de terremotos, tsunamis y grandes incendios. Amigos bÃblicos –y mi abuela angustiada-, mis respetos pero ¿no tenemos como siete años en esto? ¿Que si el tsunami en Indonesia, el terremoto en Chile y el incendio en el Rey David en Los Palos Grandes?
SI ya se llevaron a los creyentes y nos dejaron aquà para sufrir los horrores, bring it on pues. La paciencia de Job se queda pendeja al lado de nosotros. ¿Qué le van a mandar a Miami? ¿Otro huracán que no han visto? ¿Qué le van a mandar a Malasia? ¿Más suéteres de Gap para coser? ¿Qué nos van a hacer en Caracas? ¿Más tráfico? Por Dios, Dios. Lánzanos algo que Hollywood no haya inventado primero.
Si la lucha apocalÃptica continúa por cinco meses más, tenemos que invertir en la tragedia de haber quedado rezagados en el Planeta Tierra. Lo primero, es mantener una actitud de calma y cordura. Si ya se fueron los fanáticos religiosos, esto quiere decir que sólo quedan los fans de Justin Bieber y nosotros. Por eso, hay que tomarse cada semana con soda hasta finales de Octubre. Si no nos asaltan, no morimos por viejos o no tenemos que armar una carpeta CADIVI esta semana, estamos –como dirÃa Teodoro- mal pero vamos bien.
Lo segundo que hay que hacer es averiguar quien murió efectivamente el fin de semana del 21 de mayo por bienaventurado. Primero para darle el pésame a la esposa que siempre creyó que el marido bueno era medio pendejo. Segundo, para saber si dejó un apartamento de tal magnitud que nos permita seducir a la viuda para gozarnos el fin del mundo con todas las comodidades.
Si por casualidad se erradicó una iglesia completa, hay que pensar en términos de bienes y raÃces. De repente montar La Iglesia de los Rechazados a la Buena Aventura de Dios o abrir un bingo allÃ. Si nos vamos para el Infierno, por lo menos procuremos matar en tierra al que se levanta contento cuando una voz promiscua dice «han cantado lÃnea».
El mejor consejo, sin embargo, es mantenernos ocupados. Si la profecÃa se cumplió, hay un gentÃo que se largó dejando puestos vacantes. Por ejemplo, la sociedad de sordos que toca el timbre pidiendo real para prepararse para el fin del mundo: fuera. El buhonero profeta del cartelón en la esquina de Capitolio y el que hace las calcomanÃas que dicen «Cristo viene» seguro se largaron.
Alguien tiene que ocuparse de tocar el timbre a horas disimiles, hacer cartelones con mensajes fatÃdicos e inventar una calcomanÃa que diga: «Cristo vino». Es un trabajo temporal de cinco meses antes del Apocalipsis pero es necesario si queremos continuar con normalidad dentro del caos.
Lo que sà emociona es que tenemos cinco meses para rumbear. Hay que acabar los trapos –literalmente- para que no nos amargue el hecho de que no fuimos escogidos para ser salvados. Hay que compensar que pasamos el Peor DÃa del Juicio Final de Todos los Tiempos con una buena rumba.
Pero hay que hacerla aquà en Tierra antes de que sea demasiado tarde. Nadie nos garantiza que en el Infierno haya promotoras o vendan entradas para el catamarán rumbero. Por eso es mejor hacer nuestros saraos del fin del mundo aquà con lo que sabemos funciona: mucho hielo y actitud. Después que nos juzguen en Facebook.-
Toto Aguerrevere
@totoaguerrevere