¿El mejor regalo de navidad? por Carlos Dorado

Este artículo, es la continuación del “décimo mandamiento de las enseñanzas de mis padres”, tomado del libro que recientemente publiqué: “Cartas a un hijo”
10.-… ¡Hijo, aunque tú no lo creas!
Hijo, aunque tú no lo creas, poca gente se atreve a soñar, y menos aún a luchar por sus sueños, o por la grandeza de los mismos; y la gran mayoría, se quedan aceptando ideas mediocres, cuando tienen un potencial infinito dentro de su mente. Casi todos tenemos capacidad de soñar y la fortaleza suficiente para soportar los males ajenos, pero muy pocos el carácter, la voluntad y la constancia para hacer realidad los sueños, y la capacidad de soportar nuestros propios males.
Hijo, aunque tú no lo creas, la prosperidad sin lugar a dudas es una gran maestra; pero la adversidad lo es mucho más, ya que el poseer de todo nubla la mente; pero la adversidad la fortalece, y te enseña que sólo hay dos caminos: crecer o decrecer. Nuestra vida está diseñada para ser una historia de logros a pesar de la adversidad, porque en ausencia de la adversidad, los logros no existirían.
¿Crees que sería un buen regalo de Navidad? ¡No estás de acuerdo! A pesar de que la adversidad es la única que nos puede llevar a lugares, que sin ella nunca podríamos llegar a dichos lugares. Pero al menos te pido que tengas siempre presente que la adversidad no es una desgracia, que si logras sufrirla con grandeza de ánimo y superarla, la conviertas en una gran dicha. Los golpes de la adversidad son muy amargos; pero nunca estériles, pues al igual que un fuerte viento llega a arrancar todo, menos las cosas que no pueden ser arrancadas; es precisamente de la adversidad, desde donde sale a la luz la virtud ¡Es en ella, que nos vemos como realmente somos!
Por todo esto hijo, jamás se te ocurra bajar los brazos frente a la adversidad: ¡Enfréntala! Y no hagas como la mayoría de la gente que pasa más tiempo hablando de ella, que enfrentándola. Eso sí, no trates de resolver los problemas que la crearon, utilizando el mismo tipo de ideas que usaron cuando la crearon.
Hijo, aunque tú no lo creas, en mi vida he aprendido que el éxito se mide no tanto por la posición que uno llega a alcanzar, sino por los obstáculos que se superan al tratar de perseguir el éxito. Hazte con esos obstáculos, hasta que terminen sirviéndote como un trampolín.
Mi madre solía decirme: “Carlos, hace más quien quiere, que quien puede” Los obstáculos insalvables sólo los ven los perdedores. Por eso, donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya un problema que resolver, resuélvelo tú. Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, esfuérzate tú. Sé tú el que quita las piedras del camino. Se tú quien aparta los obstáculos de tu camino, y trata en lo posible de no andar por caminos ya trazados, pues seguramente te conducirán únicamente hacia donde muchos ya estuvieron.
¡Los obstáculos no son más que un condimento del triunfo, necesarios para el éxito!
Al final del camino serás tú el arquitecto de tu propio destino; y sin darte cuenta irás encontrando la felicidad en el camino que recorras, y mientras la buscas, trata en todo momento de plantar rosales para que coseches rosas, trata de saber siempre hacia dónde quieres ir, ya que aunque tú no lo creas, poca gente es capaz de prever hacia dónde les lleva el camino hasta que llegan a su fin.
Ah, y no te preocupes hijo, pues debajo del arbolito tendrás tu regalo, como todos los años. Los padres siempre tratamos (a veces equivocadamente), que debajo de ese árbol haya la menor cantidad posible de adversidades y de obstáculos.
¡Feliz Navidad hijo! ¡Feliz Navidad Venezuela!
cdoradof@hotmail.com