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Libertad para los presos por Gloria Cuenca

Zea
Hace 11 años

presospoliticos

Si el tiempo nos sobrara, iríamos a la hemeroteca de la Biblioteca Nacional o, a la de Universidad Central de Venezuela, a buscar en la navidad de 1962, un ejemplar del diario Clarín, cuyo titular expresaba: “Navidad sin presos políticos”. Hace más de 50 años era una necesidad sentida lograr la libertad de los numerosos compañeros y camaradas que estaban en la cárcel. Cuando pienso en eso me estremezco, por cuanto, la diferencia estriba, con la situación de hoy, en que la izquierda había decidido “alzarse en armas” para intentar sacar por la vía violenta, es decir con la lucha armada, la democracia representativa; la que tanto había costado instaurar desde 1936 y, particularmente, después de la oprobiosa dictadura perezjimenista. Quien escribe era reportera política de ese diario y Adolfo Herrera era el joven Jefe de Información. Todos los presos que están en las cárceles por razones políticas deben ser liberados. Aquellos que no gozan de buena salud, principalmente, tal el comisario Iván Simonovis, de quien se conocen hasta los mínimos detalles de su situación de enfermedad. Una de cuyas causas es el sitio de reclusión, donde no recibe sol. Ese año de 1962 en el periódico no había recursos suficientes para pagar los sueldos y mucho menos los aguinaldos. Lanzamos una huelga por esas razones. En mi caso no necesitaba el salario, pero en solidaridad con mis compañeros y colegas apoyé el paro. Pompeyo Márquez nos reunió en la redacción del periódico, nos regañó y pidió suspender la huelga para que los presos políticos tuvieran una ventana para pedir su libertad, luchar y solidarizarnos con ellos. En silencio aceptamos volver a trabajar. Sin embargo, con todo y eso, la dirección del periódico, Don Luis Miquilena y José Vicente Rangel, decidieron castigarme por ese acto de rebeldía. Adolfo me despidió. No fue fácil. Sin embargo, si una lección y un aprendizaje. Desde ese momento pude darme cuenta de las dificultades que enfrentaría en la profesión de periodista. Tampoco fue fácil convencer a mis padres, ambos abogados, muy exitosos y contentos de su profesión, para que aceptaran la selección del periodismo como la profesión a la que dedicaría mi esfuerzo y mi vida. Luego me dediqué a la vida académica, siendo docente por más de 40 años, siempre enseñando, o pretendiendo hacerlo: “Ética y Legislación de la Prensa.”

Periodista / Prof. universita

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