La administración de percepciones es un término generado en el ámbito militar de los Estados Unidos de América. El Departamento de Defensa de esa nación establece la siguiente definición: “son las acciones para transmitir y/o negar información e indicadores seleccionados a públicos extranjeros para influir en sus emociones, motivos y razonamiento objetivo, así como a los sistemas de inteligencia y líderes en todos los niveles para influir en las estimaciones oficiales, lo que se traduce en acciones oficiales favorables a objetivos del originador”. De alguna manera, como se desprende del concepto, la administración de percepciones se fundamenta en la realización de operaciones psicológicas.
Algunos autores, por lo tanto, caracterizan la frase administración de percepciones como un eufemismo para definir un aspecto de la guerra de información. Además, si bien conceptualmente la administración de percepciones debería estar dirigida a audiencias foráneas, su empleo por parte de los gobiernos teniendo como objetivo fundamental a la población local es cada vez más frecuente.
El denominado gobierno bolivariano, ha empleado esta estrategia tanto a lo interno como a lo externo, con la finalidad de lograr que las audiencias locales y foráneas acepten y justifiquen su comportamiento supuestamente revolucionario. No obstante, a nuestro entender, la pérdida cada vez más pronunciada del apoyo de la sociedad venezolana y de algunos agentes extranjeros, ha causado que los estrategas del gobierno se vean cada vez más en la necesidad de emplear técnicas de guerra sicológica para el logro de objetivos menores, o tácticos, que antes tan solo requerían de un par de discursos de su finado líder.
La realización el próximo domingo de las elecciones municipales, puede analizarse como un escenario en donde el gobierno de Maduro ha empleado con bastante fuerza el asunto de la administración de percepciones. Así, visto el inmenso declive de apoyo popular, las acciones realizadas en el marco de “la batalla contra la guerra económica” (sic) son un perfecto ejemplo de la imperiosa necesidad de aparentar un crecimiento del soporte de la población y de la clase media en particular. Nótese que, según nuestra opinión, no se trata realmente de incrementar el apoyo de la clase media o de la población en general, sino más bien es el de hacerse o de contar con los elementos que tanto a lo interno como lo externo, justifiquen determinados resultados electorales. En otras palabras, el gobierno ha realizado una serie de acciones que le permitirían explicar un crecimiento electoral que en realidad, dada la situación económica y social del país, es totalmente infundado.
Una de las maneras de contrarrestar esta situación es por medio del voto masivo en contra de los candidatos del gobierno, elemento que entorpece la ejecución de los diversos fraudes que éste realiza de la mano del CNE. Esperaremos los resultados electorales para evaluar con más detalle la cuestión del uso de la administración de percepciones.
Centro Latinoamericano de Estudios de Seguridad.
Universidad “Simón Bolívar”