En los días pasados un intento enérgico de las grandes potencias por desmontar el programa atómico de Irán ha encontrado serios escollos. Aun habiendo partido las negociaciones en Ginebra del ofrecimiento hecho por el nuevo jefe del gobierno persa, Hassan Rohani, de hacer retornar a su país al redil de la AIEA y respetar sus compromisos, de aceptar la vigilancia de la organización atómica, de reducir el paso de su programa armamentista y de acercarse a los requerimientos de la comunidad internacional, las negociaciones han estado plagadas de calles ciegas.
A Rohani le ha tocado asumir la conducción de Irán con su economía en un atroz estado de deterioro. Ello es la consecuencia de más de una década de aplicación de sanciones de Estados Unidos y de Europa por la negativa iraní a detener su carrera nuclear, sanciones que han horadado al nuevo gobierno en la posibilidad de ofrecer una mejor calidad de vida a los ciudadanos. La reducción de las exportaciones petroleras que es la más dramática consecuencia del embargo ha hecho un serio boquete en las finanzas estatales lo que ha sido agravado por el bloqueo a las operaciones bancarias también armado por la comunidad internacional.
Una inflación superior a 50% y un desempleo rampante llevaron a la población a castigar a los radicales seguidores de Mahmoud Ahmadinejad y eligieron a un pragmático capaz de armar un esquema de negociación para devolverle al país la posibilidad de reconstruirse. Sin embargo, su disposición una tratativa constructiva con las potencias que exigen la paralización del programa de enriquecimiento de Uranio se ha topado con una situación política interna controvertida en donde factores extremistas iraníes lo han atado de manos en su capacidad de hacer concesiones. Exigen que las sanciones sean desmontadas como condición a cualquier compromiso iraní.
La presencia de John Kerry y de los cancilleres de Francia, Alemania y Reino Unido en Ginebra no es sino una muestra de la importancia que estos actores le otorgan a la paz nuclear. Pero ya es claro que ni el Congreso estadounidense ni las naciones asociadas en la Unión Europea debilitarán los términos de las sanciones si el primer paso no proviene del lado iraní.
Las potencias han conseguido ya que se pongan sobre la mesa temas que nunca pudieron ser objeto de discusiones. Es así como se ha filtrado la disposición de Rohani de detener el enriquecimiento de uranio en un nivel de 20%, lo que imposibilita la fabricación de un arma atómica; ha convenido en no activar su reactor de plutonio de Arak y no usar sus centrifugadoras ultramodernas.
De conseguir que Irán ponga realmente en marcha estas ofertas, dependerá un primer alivio del embargo.
Así pues, a pesar del pragmatismo, del interés mutuo y de la gravedad de los temas en juego, la solución no está a la vuelta del esquina. Pero el partido ya comenzó…
Fuente: El Nacional