Tal como lo señala buena parte de la prensa internacional, el gobierno de Guyana informó que la Armada de Venezuela detuvo el jueves de la semana pasada a un barco de una empresa estadounidense que realizaba exploración petrolera bajo contrato con esa nación.
Y es que como todos ya conocemos -aunque esto es harina de otro costal- aparente sin la autorización de las más altas esferas gubernamentales, una patrullera venezolana ordenó al barco RV Teknik Perdana, de la Anadarko Petroleum, dirigirse a la Isla de Margarita donde su tripulación, de nacionalidad estadounidense, fue retenida. Si bien en algunos de los comentarios o escritos de carácter nacional o internacional que hemos consultado en internet, se indica que tal operación la realizó la fragata de la Armada venezolana “Yekuana”, podemos señalar que no se la ha puesto ninguna atención a cómo y cuál embarcación venezolana realizó tal acción de defensa de nuestra soberanía.
Y es que el punto central de nuestro escrito de hoy es, precisamente, hacer un llamado de atención –y hasta de reflexión- sobre la necesidad que tiene Venezuela de poseer unas Fuerzas Armadas perfectamente dotadas y que les permitan cumplir con su principal misión en la sociedad como lo es la defensa de nuestra soberanía y espacios geográficos tanto terrestres, aéreos como marinos.
En este sentido, queremos recalcar que el Patrullero Oceánico de Vigilancia de la Zona Económica Exclusiva (POV) “Yekuana” PC-23, es una embarcación que fue entregada a la Armada de Venezuela en diciembre del año 2011. Es uno de los ocho buques construido por la empresa española “Navantia”, producto del acuerdo de cooperación firmado entre los gobiernos de España y Venezuela en marzo del 2005. Bajo este acuerdo marco se establecieron, entre otros contratos, la construcción y adquisición de cuatro patrulleros oceánicos y cuatro de vigilancia litoral.
Los Patrulleros Oceánicos de Vigilancia pueden desempeñar diferentes misiones como vigilancia y protección de la Zona Económica Exclusiva, protección del tráfico marítimo, defensa de intereses estratégicos, operaciones de búsqueda y salvamento, auxilio a otras unidades y humanitarias, control de contaminación marina, persecución del contrabando, tráfico de drogas e inmigración ilegal, vigilancia y obtención de información de inteligencia operativa o medioambiental, defensa de superficie y guerra electrónica pasiva.
Como podemos observar, estas embarcaciones son polifuncionales y pasó sólo muy poco tiempo antes que Venezuela se viera en la necesidad de utilizarlas en la defensa de su territorio. A nosotros, que también estamos en la acera de enfrente del gobierno, nos alegra que algunos connotados dirigentes de la oposición hayan celebrado esta actuación de la Armada nacional, no obstante, tal situación solamente fue posible por las recientes adquisiciones en equipos militares que modernizaron a nuestras Fuerzas Armadas. Y es que, querámoslo o no, en ciertas oportunidades se necesita utilizar el poder militar para ejercer la soberanía.
Centro Latinoamericano de Estudios de Seguridad.
Universidad “Simón Bolívar”
Por: Leopoldo E. Colmenares G.