
Después de aquel momento cuando el difunto “designó” a Nicolás heredero del poder, cuando el rostro del Diosdado se desfiguró, parecía un momento duro entre los dos…pero se subsanó. Después vino aquel careo de canallas entre Diosdado y el de “la Hojilla”. ¡Se descalabró todo! El momento fue tan peligroso, pero tan peligroso por la fragilidad que los dos protagonistas provocaban en su ámbito, que iniciaron una estrategia de “compinches”, pegaditos, uno la sombra del otro, no había espacio que no llenara la imagen compartida. Esa “sobadita” fue parte de esa estrategia. Pero eso pasó…. Cada uno por su lado se reparten esta piñata que es Venezuela. ¡Bastante que viajó a la Isla Diosdado! Maduro, desde sus años jóvenes le había ganado terreno, ya estaba en la lista de los Castro. Antes que el mismo difunto, pues.
En una ficción cualquiera se podría hasta especular con la figura de un muchacho humilde, soñador, que termina como ficha decisiva en el destino de su País manejado como títere por las manos astutas de un titiritero que con él, se burla del mismo Diablo asumiendo el Destino de un País petrolero que le permite entonces retar al mundo .. Pero lo que hoy está más allá de la ambición novelera es la situación del País. La gente percibe que hay dos líneas de mando… Y ambas no saben ya ni como emparejarse ni cómo responder al clamor de un País asfixiado de problemas contundentes, caóticos. Los escándalos internacionales de drogas y desatinos, el aislamiento, la ineptitud e incultura política dando tumbos tras voces fuera de tiempo, dejándose embrujar por intenciones y fórmulas ajenas a nosotros en raíces, historia y sentimientos, el abuso y la violación de derechos y principios. Basta con ver los rostros de los mismos de siempre en los ámbitos forzados a ser público en las cadenas del ilegítimo. Ya no saben cómo disimular el hartazgo, el cansancio, el fastidio. Revientan las alarmas con las drogas…llegan más de una tonelada a Francia. Y uno no puede salir del País sin que las requisas humillen y ofendan. Comienzan a circular rangos y nombres…Llega vestido de Mao el ilegítimo y acusa al imperio de un atentado en NY… ¡Fidel durmió en un parque y Chávez iba y venía! ¿A quien engaña este hombre fofo, torpe, al que huye su propia sombra? ¡Ah! Y está la partida de nacimiento. Con eso no contaban ni Diosdado ni el titiritero.