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G-20: ¿Qué hacía Cristina allí? por Leopoldo E. Colmenares G.

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Hace pocas semanas se celebró  en las afueras de San Petersburgo, la cumbre del G-20. En teoría esta instancia internacional  la conforman el grupo de las 20 principales economías del mundo e incluye a las denominadas  potencias emergentes.  Fue creado en el año de 1999, pero alcanzó relevancia en el 2008, cuando se hizo necesario actuar a nivel global para tomar medidas que intentarán solucionar la crisis económica y financiera mundial. El G-20, que representa el 85 por ciento del producto interno bruto global se ha convertido en el principal foro para la coordinación económica internacional. Está  conformado por los Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Rusia, México, Brasil, Argentina, Sudáfrica, Turquía, India, China, Indonesia, Corea del Sur, Arabia Saudí y Australia. Además, la Unión Europea también es miembro del G20 como bloque y España acude a las cumbres como invitada permanente desde hace algunos años. De igual forma, algunos órganos internacionales, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el propio Secretario General de la ONU, asisten regularmente a sus reuniones.

Viendo la lista de países miembros y otros integrantes, rápidamente se puede notar que hay algunas naciones que no calzan los puntos como para ser miembros de este selecto club, si entendemos que allí se toman  decisiones para afrontar problemas económicos globales. Al analizar la definición del grupo, no se entiende que aporte puede realizar una nación como Argentina, que marcha a pasos agigantados hacia el abismo  económico de los brazos del modelo político chavista. Esto es, Argentina no es ninguna potencia emergente, como bien pudieran  ser calificadas Sudáfrica o Corea del Sur.

Si igualmente se tiene que en estas reuniones, como es fácil entender, los líderes de las principales potencias del planeta “aprovechan” para tratar otros  problemas de orden mundial más allá de los económicos, aun menos de entiende que puede hacer allí Cristina Kirchner; queremos decir,  además de  pavonearse para mostrar los últimos trapos negros que se compró   en París, para mantener el luto por su nunca bien  comprendido esposo.

Por ejemplo, en la mencionada última reunión,  la cuestión Siria, que de entrada no figuraba en el orden del día del G-20, pasó a ser objeto de debate de la cena de los líderes a propuesta del presidente Putin, quien dijo hacerse eco de las peticiones en este sentido de varios de sus colegas. ¿Qué puede aportar la Kirchner en ese sentido? ¿Con cuál poder cuenta Argentina para balancear en un sentido u otro las propuestas que allí se discuten?

En conclusión,  pensamos que naciones como Argentina simplemente no deben pertenecer a este tipo de foros,  en donde los principales líderes del mundo debaten con la seriedad del caso sobre sus principales problemas. Para hablar pistoladas, que es lo único que de seguro hizo la Kirchner en esa cena, están instancias como la ALBA o UNASUR.

Centro Latinoamericano de Estudios de Seguridad.

Universidad “Simón Bolívar”

Por: Leopoldo E. Colmenares G.

@LCOLG

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Hace pocas semanas se celebró  en las afueras de San Petersburgo, la cumbre del G-20. En teoría esta instancia internacional  la conforman el grupo de las 20 principales economías del mundo e incluye a las denominadas  potencias emergentes.  Fue creado en el año de 1999, pero alcanzó relevancia en el 2008, cuando se hizo necesario actuar a nivel global para tomar medidas que intentarán solucionar la crisis económica y financiera mundial. El G-20, que representa el 85 por ciento del producto interno bruto global se ha convertido en el principal foro para la coordinación económica internacional. Está  conformado por los Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Rusia, México, Brasil, Argentina, Sudáfrica, Turquía, India, China, Indonesia, Corea del Sur, Arabia Saudí y Australia. Además, la Unión Europea también es miembro del G20 como bloque y España acude a las cumbres como invitada permanente desde hace algunos años. De igual forma, algunos órganos internacionales, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el propio Secretario General de la ONU, asisten regularmente a sus reuniones.

Viendo la lista de países miembros y otros integrantes, rápidamente se puede notar que hay algunas naciones que no calzan los puntos como para ser miembros de este selecto club, si entendemos que allí se toman  decisiones para afrontar problemas económicos globales. Al analizar la definición del grupo, no se entiende que aporte puede realizar una nación como Argentina, que marcha a pasos agigantados hacia el abismo  económico de los brazos del modelo político chavista. Esto es, Argentina no es ninguna potencia emergente, como bien pudieran  ser calificadas Sudáfrica o Corea del Sur.

Si igualmente se tiene que en estas reuniones, como es fácil entender, los líderes de las principales potencias del planeta “aprovechan” para tratar otros  problemas de orden mundial más allá de los económicos, aun menos de entiende que puede hacer allí Cristina Kirchner; queremos decir,  además de  pavonearse para mostrar los últimos trapos negros que se compró   en París, para mantener el luto por su nunca bien  comprendido esposo.

Por ejemplo, en la mencionada última reunión,  la cuestión Siria, que de entrada no figuraba en el orden del día del G-20, pasó a ser objeto de debate de la cena de los líderes a propuesta del presidente Putin, quien dijo hacerse eco de las peticiones en este sentido de varios de sus colegas. ¿Qué puede aportar la Kirchner en ese sentido? ¿Con cuál poder cuenta Argentina para balancear en un sentido u otro las propuestas que allí se discuten?

En conclusión,  pensamos que naciones como Argentina simplemente no deben pertenecer a este tipo de foros,  en donde los principales líderes del mundo debaten con la seriedad del caso sobre sus principales problemas. Para hablar pistoladas, que es lo único que de seguro hizo la Kirchner en esa cena, están instancias como la ALBA o UNASUR.

Centro Latinoamericano de Estudios de Seguridad.

Universidad “Simón Bolívar”

Por: Leopoldo E. Colmenares G.

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