El agente de inteligencia Edward Snowden se encontraba en el ocaso de su carrera ya que sus expectativas de figuración, fueron aplastadas por la negativa de potencias como China y Rusia de otorgarle el asilo solicitado, cuando de repente, gracias a la exagerada defensa de la ALBA se le abren los inesperados destinos de Caracas, Nicaragua o La Paz. Pero esa defensa “humanitaria” ideologizada tiene sin embargo, costos políticos para el ex agente porque se debe sentir utilizado al convertirlo en la lanza de ataques contra el “imperialismo, el colonialismo y el capitalismo” en reuniones de ALBA, Unasur, OEA, Mercosur y cuanto encuentro internacional se dé, que es lo que debe explicar la demora en aceptar el asilo ofrecido por esos países.
Las declaraciones del Gobierno Venezolano han sido desafortunadas en la forma, en el fondo y en el tono, debido a la manipulación de nociones equivocadas y a las contradicciones en su actuación internacional. Nadie niega que el Gobierno de Venezuela tenga la potestad de otorgar el asilo a quien considere, sin necesidad de justificarlo. Pero lo que es inadecuado es constatar la agresividad, la improvisación y la falta de equilibrio de sus posiciones para justificar su decisión.
No existe el “Asilo Humanitario Colectivo” destacado por Maduro como institución vanguardia de protección de derechos humanos, ya que en el Derecho Internacional solo existe el Asilo Político o Diplomático y el Asilo Territorial. Pero la actuación de Snowden no representa una posición política, sino que se trata de un delito por violar su deber de confidencialidad, calificada como un crimen, en base a la legislación de los Estados Unidos, y enviada su solicitud de extradición por lo que no procedería aplicarse el asilo.
Durante sus recientes visitas a Francia, Italia y Portugal pudimos escuchar a Maduro declarar de manera entusiasta a la salida del Palacio del Eliseo que existe una “relación estratégica” con Francia, mientras que durante la visita a Portugal llamó la atención la euforia al declarar el aporte de los Lusitanos a quienes encargó la construcción de la autopista Caracas-Maiquetía, y otras expresiones similares en Italia. La relación “estratégica” anunciada duró muy pocos días, ya que Caracas desenterró el “hacha de la guerra” en contra del “colonialismo y del imperialismo” hasta el punto de asumir una posición aun más critica que la propia Bolivia en los inicios de la crisis. Contradicciones parecidas se dieron en relación al anuncio de normalizar relaciones con Washington: Se nombra al diputado Calixto Ortega como Encargado de Negocios con el fin de que proceda a elevar la representación diplomática a nivel de Embajadores; o se propicia la reunión de los Cancilleres de Venezuela y Estados Unidos en Guatemala para normalizar las relaciones, para escuchar pocos días después el tono de agresiones en contra de los Estados Unidos.
Mientras Venezuela denuncia las “escuchas cibernéticas” de EEUU, el Gobierno no solo hace lo mismo con la oposición, sino algo más grave aún: lo presenta ante la opinión pública a través de declaraciones del Ministro de Información y además criminaliza a las víctimas de las escuchas al someterlas al análisis de la Asamblea Nacional y del Ministro del Interior. ¿Es a ese modelo de país humanista de libertades que Snowden desea pasar el ocaso de su vida?