PDVSA y Venezuela en la encrucijada por Tony Bianchi
PDVSA y el país están en una encrucijada: tomar la vía de la izquierda o de la derecha, escoger dictadura o democracia, hundimiento o recuperación, pobreza o progreso, descenso al cuarto mundo o formar parte de los países en desarrollo. El rumbo lo debería determinar el gobierno, ¿pero cuál gobierno? Y el pueblo, ¿ha llegado finalmente éste a una conclusión sobre la actuación de la “revolución” de los últimos 14 años ?
Venezuela no puede permitirse el lujo de esperar más porque los recursos se están acabando y el último autobús hacia una normalización está a la vuelta de la esquina y si se pierde se necesitará un ejército de marías para que nos saque de las arenas movedizas.
PDVSA, corazón del nuestra economía, porque habiéndose destruido el 70 por ciento del aparato productivo dependemos casi exclusivamente de los ingresos petroleros, no solo necesita continuar a existir sino más bien mejorar porque cada día que pasa nacen nuevos venezolanos que dependerán del estado, obligado a brindarles salud pública, fuentes de alimentación, educación, vivienda y seguridad.
En la encrucijada está claro que tenemos en el gobierno a unos dinosaurios que abiertamente profesan que lo mejor (seguramente solo para ellos) es de mantener al pueblo en un estado de pobreza para que dependa casi exclusivamente de las “bondades” y limosnas del estado, y acorralarlo en un mundo escuálido ( nada a que ver con el mal inventado apodo de Hugo Chávez para los miembros de la oposición) tal como han mantenido al pueblo cubano por más de 25 años.
Por otro lado, algunos de los rojos están saliendo del letargo y poco a poco se declaran de acuerdo con el mismo Fidel Castro que hace unos meses admitió el fracaso del modelo económico cubano. Nelson Merentes, lleva meses si no años tratando de convencer a sus camaradas que se necesita cambiar de rumbo porque la única forma de sobrevivir es de manejar la economía como una empresa, es decir sacarle provecho y ganar plata.
A él empiezan a juntarse otros líderes tales como Alí Rodriguez Araque quien, sin hacer nombres y tampoco acusar al difunto ha admitido que el gobierno chavista ha cometido errores económicos y ha llegado la hora de rectificar.
El mismo Mario Silva en su bien estudiado monólogo en defensa de los intereses cubanos y de su clan más que los de los venezolanos advierte que el actual ocupante de la silla tiene que modificar su rumbo y más bien tiene que ser ayudado y dirigido para evitar más tortas especialmente de orden económico.
El reciente anuncio que PDVSA se ha asegurado prestamos que totalizan 8.500 millones de dólares de parte de la China National Petroleum Corporation (CNPC), Chevron de Estados Unidos, Rosnef de Rusia y de la internacional Schlumberger, ha causado cierto alivio debido al delicado estado de la petrolera. Pero todas las indicaciones apuntan a que esta plata sirve solamente para tapar huecos y no alcanza para mejorar la producción petrolera y refinación de combustible.
La prioridad inmediata que tiene PDVSA es la de recuperar la producción de gasolina de la medio paralizada refinería de Amuay cuyos daños están todavía lejos de ser reparados cosa que obliga al país importar casi 100 barriles de gasolina diarios. ¡Que vergüenza ser el mayor productor de petróleo de América Latina y tener que importar gasolina!
Pero a este gobierno no parece le afecte el hecho que esta gasolina importada, destinada exclusivamente al consumo nacional, le cuesta unos increíbles 19 millones dólares diarios y que a pesar de esta pérdida siga sin querer aumentar el precios de la gasolina.
El argumento que subir el precio de la gasolina aumentaría la inflación es muy débil porque el transporte público y el transporte comercial, que afecta a las masas de menor nivel adquisitivo, usa casi exclusivamente gasoil, diesel, o gas. Un aumento solamente de la gasolina de 91 y de 95 octanos no afectaría esa masas y compensaría gran parte de la pérdida.
Pero el suministro de gasolina no es el problema más grave de PDVSA. El verdadero problema es el de mantener la producción y ampliar la rentabilidad de la industria a través de mejor mantenimiento, reemplazo de equipos obsoletos y aumento de la producción. Es evidente que PDVSA necesita capital y know how extranjero y para eso, aun manteniendo la soberanía de los productos del subsuelo, nuestra estatal tiene que ofrecer mejores ganancias a la empresas contratistas.
Hay elementos de Jurassic Park que andan por allí diciendo que el país y PDVSA necesita solamente una producción de 1.7 millones de barriles diarios (en lugar de 2.2 millones) para sobrevivir hasta el fin del mundo sin tener que esforzarse demasiado con obras de mantenimiento y costosas mejoras. ¡Pobre tontos!
por Tony Bianchi