En Sidor se vive el drama del tipo que tiene la espada en el pecho: Si se la sacas se muere y si se la dejas también. Desde que llegaron los militares, hace 20 días a la principal siderúrgica del país, se ha presentado un dilema entre el pensar socialista y la rentabilidad capitalista.
El nuevo presidente de la empresa, general de Aviación Justo Noguera Pietri, llegó en febrero enviado por la Oficina de Seguimiento y Control que dirige la almirante Carmen Meléndez. Luego de levantar un informe, previa consulta con los sindicalistas, los trabajadores y los proveedores se regresó a la capital y casi a los dos meses volvió convertido en presidente de la acería Alfredo Maneiro.
Su misión: Hacer que Sidor regrese a los niveles de producción, antes del 2008, cuando estaba bajo el comando de Ternium. Eso quiere decir más de 4 millones de toneladas de acero al año y la recuperación de los mercados de Brasil y de Colombia, principales compradores de los argentinos en esa época.
Es decir antes de la reestatización por parte del gobierno del comandante Hugo Rafael Chávez Frías. He allí el dilema, pues la queja principal de los trabajadores era que los argentinos los maltrataban permanentemente y no les reconocían los pagos correspondientes a sus jornadas.
E incluso el serrucho estaba trancado por la discusión del Contrato Colectivo que generó la decisión del gobierno porque los argentinos se negaban a aumentar 58 bolívares de salario. Ofrecían un poco menos de 30 bolívares diarios.
Ahora Noguera Pietri es visto como si fuera argentino por los proveedores y los sindicalistas. Además de por un pequeño grupo de trabajadores.
El grueso de la masa laboral, los observa y aunque es notable que los militares atropellan a gerentes, supervisores y jefes de turno, desgraciadamente siempre tienen la razón y para los hombres no hay Ley Contra Violencia de Género.
ASAMBLEAS EN PORTÓN
Los argentinos aplicaron la vieja máxima de Maquiavelo: Divide y vencerás y eso fue lo que hicieron en Sutiss. Sólo que la medicina fue tan eficaz que hoy en día el Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y sus Similares (Sutiss) está completamente atomizado. Pero en puros pedazos chavistas.
Sólo que unos son del Movimiento Orinoco, (José Luis Hernández y Julio López); Alianza Sindical y FBT (José Meléndez) y PPT (José Acarigua Rodríguez).
Se había convertido en una norma que los sindicalistas, en portón tres por donde pasan los autobuses con el personal en los tres turnos, hicieran asambleas que en algunas ocasiones empezaban a las 6 de la mañana y concluían a las 10 y 30 de la mañana. Luego la gente ingresaba al área a trabajar. Aunque no laboraban la jornada completa cobraban completo.
MANU MALANDRA
Cuando Justo Noguera vino como inspector notó la situación. Cuando no era José Meléndez; era José Acarigua; o era José Luis Hernández, o era José Rodríguez o era Julio López. La asamblea podía seguir hasta las 12 del día inclusive y así pues la productividad era igual a cero.
Pero Noguera ahora como presidente, cada vez que tratan de hacerle la asamblea en portón tres, llega en moto escoltado por otras motos y con uniformados como él y tranquilamente acaba con la reunión, haciéndole ver al sindicalista de turno que son las 8 de la mañana y que hay que ir a trabajar.
Por supuesto eso tiene muy molestos a los sindicalistas que poco a poco han visto como pierden poder dentro de la planta.
Los trabajadores hasta ahora miran los toros desde la barrera. No se oponen a las prácticas un poco déspota de los militares. Por ejemplo, en unas de las plantas de Sidor, en Planchones, donde Justo Noguera instaló una tienda de campaña tipo Dibise y despacha durante todo el día desde allí y luego en la noche sube al piso 7 del edificio administrativo a firmar, los trabajadores han visto como el teniente coronel Belisario Labrador llega a las inspecciones y consigue a los trabajadores sentados.
Cuando les pregunta por qué están sin hacer nada, los tipos dicen: No tenemos guantes, no hay cascos, no hay lentes, equipo de protección. Por supuesto Labrador llama al supervisor y delante de los trabajadores lo humilla hasta que lo deja del grosor de una lámina de hojalata y eso lo hace delante de los trabajadores de ese supervisor.
No deja que el técnico explique que está cansado de hacer las requisiciones solicitando los implementos de trabajo pero que estos nunca llegan. Labrador en el más puro estilo “Sábado Sensacional”, asegura que él ya va a resolver ese problema. Pero la cosa sigue igual.
Fuente: Tal Cual Digital