Por Juan Reynaldo Sánchez*
La enfermedad del presidente venezolano Hugo Chávez y la impaciencia de la prensa extranjera acreditada en Cuba por obtener información sobre el ilustre paciente, recluido en el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (CIMEQ) de La Habana desde el pasado 10 de diciembre.
Pero como la información en Cuba es objeto de máximo control estatal, sobre todo si se trata de temas estratégicos como la salud del presidente del país que sostiene la economía cubana, ya sabemos que los corresponsales extranjeros no tendrán -ni harán- más que lo que los voceros del régimen quieran soltarle como migajas. Transgredir la línea tiene el costo de la expulsión o del castigo a su medio o agencia de prensa, que a la vez lucha por tener presencia en la isla para el momento de la Gran Noticia que se sigue haciendo esperar más allá de lo imaginable.
Estamos hablando de la prensa extranjera, porque la prensa nacional se reduce a una tropa de buenos muchachos y muchachas que responden como “soldados de la revolución” y han perdido el instinto de indagación para preguntar y penetrar en zonas de alta tensión política o en temas domésticos que puedan incomodar a jerarcas y funcionarios a todos los niveles.
En este panorama de manos atadas que deriva en resignación -y a veces en actitudes lacayunas de ciertos corresponsales foráneos-, la hospitalización, cirugía y convalecencia de Chávez en el CIMEQ ha provocado una suerte de obsesión por la exclusiva clínica entre ciertos periodistas, al parecer orientados por sus jefes en el exterior para que intenten “romper” el hermético monopolio informativo en torno al lugar.
Reportes edulcorados
De esa manera, desde fines del pasado año estamos asistiendo a la proliferación de un tipo de reportes edulcorados sobre el CIMEQ, y que están logrando colarse con significativo despliegue y no menos desinformación en medios periodísticos de todo el mundo.
La última de estas piezas distorsionadas que ha aparecido recientemente ha sido titulada “Hospital CIMEQ, la joya del sistema de salud de Cuba”, bajo el crédito de una prestigiosa agencia de noticias.
Hay varias afirmaciones que carecen de veracidad en esta información y que merece la pena esclarecer de una vez.
En primer lugar, se asegura que Fidel Castro estuvo ingresado en el CIMEQ durante la crisis intestinal que sufrió en el 2006, lo que constituye un craso error. Castro ingresó, se atendió y fue operado en su clínica particular del Palacio de la Revolución y solo después de varias semanas fue trasladado al CIMEQ para iniciar el tratamiento posoperatorio, como se demuestra en la siguiente foto de finales del 2006, en la que Castro y Chávez conversan, y por la ventana se observa un flamboyán:
En la imagen del satélite que aparece debajo, las flechas rojas indican la ventana del flamboyán y la localización de la clínica en el Palacio de la Revolución:
Puedo asegurar que fue allí porque durante la crisis intestinal que Castro sufrió en 1992, se determinó que en caso de una futura operación sería en esa clínica, que cuenta con todas las condiciones necesarias para un tratamiento especializado.
Segunda confirmación: sí puede asegurarse que Chávez se encuentra en el CIMEQ, donde fue operado y sigue su tratamiento. Además de las múltiples imágenes de locaciones que muestran a familiares y visitantes, bastaría para corroborarlo la foto donde se ven el vicepresidente Nicolás Maduro, el canciller Elías Jaua y la procuradora general Cilia Flores en la entrada principal del área especial donde está internado el mandatario venezolano:
Tercera confirmación: Es totalmente falso que el CIMEQ no cuenta con plantilla fija de médicos. Desde el comienzo de sus actividades en 1982, el CIMEQ cuenta con una dirección y un grupo de especialistas que pertenecen a la institución, aunque brinden sus servicios y ofrezcan consultas en otros hospitales. Tal es el caso del Coronel Manuel Cepero Nogueira, cirujano y actual director del centro; el también Coronel Julio Díaz Mesa, vicedirector quirúrgico y jefe del equipo médico que atiende a Fidel Castro desde el 2009; el doctor Jorge E. Martín Cordero, jefe de Terapia Física y Rehabilitación y a quien hemos visto recientemente acompañando a Fidel Castro; y el doctor Rafael González Cansino, gastroenterólogo.
Un equipo multidisciplinario, conformado por especialistas de alto nivel, funciona como comisión de médicos asesores del CIMEQ para analizar y dar el visto bueno a los tratamientos de personalidades atendidas en la institución, como es el caso de Chávez.
¿Cubanos comunes?
Por último, una observación esencial referente a la atención en el CIMEQ a “cubanos comunes que sufren enfermedades complejas”. El hospital es un centro médico selectivo, concebido para atender a integrantes de la jerarquía gubernamental, acreditados con una membresía. Sus puertas de entrada son controladas por militares, quienes permiten el acceso a personas debidamente acreditadas con su carné de pacientes y un ingreso debe ser autorizado a nivel central. Es cierto que algunas personas que no son miembros del CIMEQ han sido atendidas allí por recomendación expresa de algún dirigente del gobierno o del Partido Comunista, o han sido aceptados al hospital para realizarle exámenes médicos, pero siempre han necesitado de una autorización especial.
En los casos de urgencias que han llegado al CIMEQ por accidentes u otras causas, se les brindan las primeras atenciones médicas y, seguidamente, son trasladados a instalaciones cercanas como el Hospital Militar “Carlos J. Finlay”, en Marianao.
El CIMEQ es, sin dudas, la institución hospitalaria más avanzada del país y, por todo lo que representa, los pacientes que acoge y la información que acumula (que por cierto no se halla en su sitio digital), se entiende la curiosidad mediática mundial. Pero a intrépidos corresponsales que se decidan a escribir del lugar, a sus editores y los medios interesados en recibir sus despachos, valdría la pena recordarles la diferencia entre la información reveladora y la publicidad.
*Juan Reynaldo Sánchez fue escolta personal de Fidel Castro entre 1968 y 1994, con grados de teniente coronel. Fue destituido y cumplió prisión en Cuba. Logró abandonar la isla en el 2008 y actualmente reside en Miami. Tiene en preparación un libro sobre su experiencia en la seguridad personal del gobernante cubano.