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Golpear a una persona no es violencia por Tomás Horacio Hernández

Golpear a una persona no es violencia.

Esta afirmación leída tal cual como está escrita parece haber salido de un libro de razonamientos absurdos. Es simplemente insólito tratar de que un golpe no se vea como un acto violento.

Pues resulta que para el diputado en la Asamblea Nacional del PSUV, Claudio Farías, pegarle a una persona no está ni cerca  de ser considerado un acto violento. En sus palabras, “una agresión, o la respuesta a una agresión, no es violencia”.

Este magnífico razonamiento de nuestro ilustre diputado viene luego de haberle pegado al diputado Julio Borges en la cara. Según Farías, el diputado Borges le faltó el respeto al país y a Chávez, y por eso el actuó de esa manera. Además añadió: “si (Borges) vuelve a insultar al presidente Chávez, va a recibir una respuesta contundente de cualquiera de nosotros”.

La Asamblea Nacional es el lugar por excelencia  donde se debe deliberar, fijar posiciones y defender valores. Esos voceros, tanto los oficialistas como los de oposición, deberían aprovechar ese espacio para transmitir ideas. Los diputados tienen una palestra envidiada por muchos políticos y tal es su cobertura mediática que dar el ejemplo debería ser una máxima.

¿Cómo les explicamos a los niños venezolanos que no le deben pegar a sus compañeros si hay un ilustre en la televisión que justifica los golpes?

Entre las frases más increíbles del discurso del diputado Farías luego de los golpes esta la siguiente: “tuve una reacción y no me arrepiento de manera alguna y creo que debe ser una lección también para él y para todos los diputados”.

La reacción de Farías está fuera de lugar bajo cualquier esquema de razonamiento, pero sus palabras luego de los golpes son sencillamente vergonzosas. Da pena ajena que los venezolanos tengamos un representante en la Asamblea Nacional con esas características.

Imagínese por un momento, estimado lector, que usted se encuentra en su carro un viernes a las 6 de la tarde en la ciudad de Caracas. A esa hora la ciudad está colapsada y las calles parecen más bien un estacionamiento. Siempre hay una persona, un vivo más bien, que no le gusta hacer la cola y circula por el hombrillo. Cuando esta persona se tiene que reincorporar en el canal legal siempre ocurre un momento de tensión. Uno porque no se quiere dejar fregar y el otro porque es más vivo que los demás. Pues, bajo el razonamiento del diputado Farías, si usted se siente ofendido por la maniobra de nuestro amigo el vivo, usted está en pleno derecho de darle unos golpes a esa persona. Es más, rómpale los vidrios si quiere. Total, al final del día, su comportamiento es simplemente una reacción y jamás será calificado como un hecho violento.

Justo cuando pensamos que nuestro país no se puede poner peor, viene un iluminado y nos demuestra lo contrario. Vaya futuro el que nos espera…

Twitter: @TomasHHR

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Golpear a una persona no es violencia.

Esta afirmación leída tal cual como está escrita parece haber salido de un libro de razonamientos absurdos. Es simplemente insólito tratar de que un golpe no se vea como un acto violento.

Pues resulta que para el diputado en la Asamblea Nacional del PSUV, Claudio Farías, pegarle a una persona no está ni cerca  de ser considerado un acto violento. En sus palabras, “una agresión, o la respuesta a una agresión, no es violencia”.

Este magnífico razonamiento de nuestro ilustre diputado viene luego de haberle pegado al diputado Julio Borges en la cara. Según Farías, el diputado Borges le faltó el respeto al país y a Chávez, y por eso el actuó de esa manera. Además añadió: “si (Borges) vuelve a insultar al presidente Chávez, va a recibir una respuesta contundente de cualquiera de nosotros”.

La Asamblea Nacional es el lugar por excelencia  donde se debe deliberar, fijar posiciones y defender valores. Esos voceros, tanto los oficialistas como los de oposición, deberían aprovechar ese espacio para transmitir ideas. Los diputados tienen una palestra envidiada por muchos políticos y tal es su cobertura mediática que dar el ejemplo debería ser una máxima.

¿Cómo les explicamos a los niños venezolanos que no le deben pegar a sus compañeros si hay un ilustre en la televisión que justifica los golpes?

Entre las frases más increíbles del discurso del diputado Farías luego de los golpes esta la siguiente: “tuve una reacción y no me arrepiento de manera alguna y creo que debe ser una lección también para él y para todos los diputados”.

La reacción de Farías está fuera de lugar bajo cualquier esquema de razonamiento, pero sus palabras luego de los golpes son sencillamente vergonzosas. Da pena ajena que los venezolanos tengamos un representante en la Asamblea Nacional con esas características.

Imagínese por un momento, estimado lector, que usted se encuentra en su carro un viernes a las 6 de la tarde en la ciudad de Caracas. A esa hora la ciudad está colapsada y las calles parecen más bien un estacionamiento. Siempre hay una persona, un vivo más bien, que no le gusta hacer la cola y circula por el hombrillo. Cuando esta persona se tiene que reincorporar en el canal legal siempre ocurre un momento de tensión. Uno porque no se quiere dejar fregar y el otro porque es más vivo que los demás. Pues, bajo el razonamiento del diputado Farías, si usted se siente ofendido por la maniobra de nuestro amigo el vivo, usted está en pleno derecho de darle unos golpes a esa persona. Es más, rómpale los vidrios si quiere. Total, al final del día, su comportamiento es simplemente una reacción y jamás será calificado como un hecho violento.

Justo cuando pensamos que nuestro país no se puede poner peor, viene un iluminado y nos demuestra lo contrario. Vaya futuro el que nos espera…

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