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Santos-Capriles: Un encuentro que valida un camino de progreso por Adriana Boersner

Las decisiones políticas de cualquier gobierno tienen implicaciones regionales y subsiguientemente internacionales, en este mundo cada vez más interrelacionado. ¿Por qué regionales primero? Porque los países siempre enfrentaran situaciones complicadas en el plano doméstico que muchas veces abarca el ámbito de los países circunvecinos, o problemas que están igualmente atadas a situaciones propias de su vecindad. A las crisis internas de cada nación se agregan los problemas en las zonas fronterizas, derivados de la confrontación, interacciones comerciales, políticas, sociales que se establecen con sectores de los países colindantes, y los flujos transnacionales ilegales (narcotráfico, grupos paramilitares, guerrilla…).

En el medio de una campaña electoral, los contactos entre los partidos políticos, organizaciones y redes políticas de otros países, así como gobiernos vecinos, también son cada vez más globales, formulando alianzas entre partidos y organizaciones allegadas que cada vez más influyen en las campañas a nivel nacional.

Sin embargo, en el momento actual que vive la campaña electoral venezolana y la asombrosa presencia en años anteriores de Hugo Chávez en la escena mundial, sumado al lobby exterior actual del gobierno venezolano, asombra en la opinión pública nacional, el encuentro formal entre el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el candidato presidencial venezolano, Henrique Capriles Radonski, el pasado 19 de septiembre.

Entre los temas claves que se llevaron a la discusión, según reseñan los medios de comunicación, estuvieron: seguridad, comercio binacional, narcotráfico-guerrilla. El contexto de los temas tratados se enmarca en la enfermedad del presidente venezolano, aún desconocida para venezolanos y no venezolanos, que ha replicado en la opinión pública en este año, y en la posible estabilidad futura del país.

La seguridad debía ser un tema prioritario teniendo en cuenta por un lado, la bandera de la “Seguridad es el camino”, del comando de Capriles Radonski y campaña orientada a hacer visible un problema generalizado en Venezuela que ha sumado entre 1998 y 2011 entre 153 mil y 159 mil asesinatos, en donde el 70% de estos muertos han sido jóvenes, y por otro, el nivel de inseguridad que vive Colombia a manos del conflicto armado. El vecino país sufre de este flagelo que no sólo se acrecienta con el tema de la guerrilla, sino también, con toda la red de bandas criminales y delincuencia juvenil a lo largo y ancho del país que ha evolucionado paralelamente desde la década de los años ´60.

En cuanto al comercio, pese a la incertidumbre política venezolana y la inseguridad fronteriza, el comercio desde Colombia a Venezuela se estima puede ser elevado en un 20% en 2012 con respecto al año 2011. Las importaciones de rubros colombianos como carne siguen aumentando, mientras las exportaciones venezolanas hacia Colombia, siguen disminuyendo. Las metas alcanzadas hasta 2008 en materia de comercio binacional, no han podido ser superadas, aun cuando, en 2011 se suscribieron acuerdos en esta materia, en aras de poder solventar los problemas ocasionados por el impasse diplomático en 2009.

La balanza comercial binacional históricamente había sido positiva para Venezuela. Hoy por hoy, los resultados son inversos por la inquietud cada vez mayor del gobierno actual, de aliarse con países que están mayoritariamente fuera del círculo de influencia en la región.

En cuanto al problema de la guerrilla, que arrasa con la tranquilidad y la paz en Colombia, la región andina y Centroamérica, el candidato de la unidad, Henrique Capriles se ha mostrado interesado en colocar a Venezuela como un interlocutor válido en los diálogos de paz entre el Gobierno colombiano y representantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Esta estrategia equivaldría a recolocar al país en un status verdaderamente apegado al espíritu democrático y pacífico, papel que ha sido asumido por otros países de la región como Brasil, mientras la política exterior venezolana de los últimos años ha sido teñida de proyectos personalistas y orientada en reforzar alianzas extra regionales.

Mientras otros gobiernos como el de Ortega o expresidentes hablan de la campaña electoral venezolana, tal es el caso de Lula Da Silva y Álvaro Uribe, y hasta la campaña del presidente Hugo Chávez gira alrededor de los planes o recorridos que hace Capriles, el candidato de la Unidad se esfuerza por ganar la confianza tanto a nivel nacional como internacional de su proyecto.

La campaña y el plan del progreso se sustentará inevitablemente de los acuerdos internos que se logren con los distintos sectores a nivel nacional, pero también, de la confianza y los compromisos que se adquieran con el resto de los países de la comunidad internacional, comenzando especialmente por nuestros vecinos y los principales acreedores del país.

La visibilidad y el posicionamiento de los candidatos en esta contienda electoral venezolana, ha permitido evaluar las diferentes estrategias mediáticas. Capriles tiene un largo camino por recorrer en el ámbito internacional, dado su trabajo sólo a nivel interno como Alcalde y Gobernador, mientras Chávez tiene un recorrido bien forjado en la escena internacional como presidente de Venezuela en estos 14 años.

En este sentido, la reunión Capriles-Santos no hay que desestimarla, ya que el tratamiento y los temas allí discutidos estuvieron a la altura de cualquier reunión intergubernamental. Ningún gobierno se toma la molestia de recibir a un candidato presidencial, sin que el olfato político primero divisara la relevancia y las implicaciones que eso tendría para las relaciones bilaterales, y más aún para los problemas y agenda que atañen a ambos países.

Capriles ha sido cauteloso en la arena internacional, priorizando como es lógico y sensato desde un principio de su campaña en la agenda interna, pero este evento reviste importancia no sólo por la reunión en sí con el gobierno de Colombia, sino también, por lo importante que resulta para él como candidato, ser escuchado y fijar posiciones a nivel y sobre el área internacional.

@aboersner

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Las decisiones políticas de cualquier gobierno tienen implicaciones regionales y subsiguientemente internacionales, en este mundo cada vez más interrelacionado. ¿Por qué regionales primero? Porque los países siempre enfrentaran situaciones complicadas en el plano doméstico que muchas veces abarca el ámbito de los países circunvecinos, o problemas que están igualmente atadas a situaciones propias de su vecindad. A las crisis internas de cada nación se agregan los problemas en las zonas fronterizas, derivados de la confrontación, interacciones comerciales, políticas, sociales que se establecen con sectores de los países colindantes, y los flujos transnacionales ilegales (narcotráfico, grupos paramilitares, guerrilla…).

En el medio de una campaña electoral, los contactos entre los partidos políticos, organizaciones y redes políticas de otros países, así como gobiernos vecinos, también son cada vez más globales, formulando alianzas entre partidos y organizaciones allegadas que cada vez más influyen en las campañas a nivel nacional.

Sin embargo, en el momento actual que vive la campaña electoral venezolana y la asombrosa presencia en años anteriores de Hugo Chávez en la escena mundial, sumado al lobby exterior actual del gobierno venezolano, asombra en la opinión pública nacional, el encuentro formal entre el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y el candidato presidencial venezolano, Henrique Capriles Radonski, el pasado 19 de septiembre.

Entre los temas claves que se llevaron a la discusión, según reseñan los medios de comunicación, estuvieron: seguridad, comercio binacional, narcotráfico-guerrilla. El contexto de los temas tratados se enmarca en la enfermedad del presidente venezolano, aún desconocida para venezolanos y no venezolanos, que ha replicado en la opinión pública en este año, y en la posible estabilidad futura del país.

La seguridad debía ser un tema prioritario teniendo en cuenta por un lado, la bandera de la “Seguridad es el camino”, del comando de Capriles Radonski y campaña orientada a hacer visible un problema generalizado en Venezuela que ha sumado entre 1998 y 2011 entre 153 mil y 159 mil asesinatos, en donde el 70% de estos muertos han sido jóvenes, y por otro, el nivel de inseguridad que vive Colombia a manos del conflicto armado. El vecino país sufre de este flagelo que no sólo se acrecienta con el tema de la guerrilla, sino también, con toda la red de bandas criminales y delincuencia juvenil a lo largo y ancho del país que ha evolucionado paralelamente desde la década de los años ´60.

En cuanto al comercio, pese a la incertidumbre política venezolana y la inseguridad fronteriza, el comercio desde Colombia a Venezuela se estima puede ser elevado en un 20% en 2012 con respecto al año 2011. Las importaciones de rubros colombianos como carne siguen aumentando, mientras las exportaciones venezolanas hacia Colombia, siguen disminuyendo. Las metas alcanzadas hasta 2008 en materia de comercio binacional, no han podido ser superadas, aun cuando, en 2011 se suscribieron acuerdos en esta materia, en aras de poder solventar los problemas ocasionados por el impasse diplomático en 2009.

La balanza comercial binacional históricamente había sido positiva para Venezuela. Hoy por hoy, los resultados son inversos por la inquietud cada vez mayor del gobierno actual, de aliarse con países que están mayoritariamente fuera del círculo de influencia en la región.

En cuanto al problema de la guerrilla, que arrasa con la tranquilidad y la paz en Colombia, la región andina y Centroamérica, el candidato de la unidad, Henrique Capriles se ha mostrado interesado en colocar a Venezuela como un interlocutor válido en los diálogos de paz entre el Gobierno colombiano y representantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Esta estrategia equivaldría a recolocar al país en un status verdaderamente apegado al espíritu democrático y pacífico, papel que ha sido asumido por otros países de la región como Brasil, mientras la política exterior venezolana de los últimos años ha sido teñida de proyectos personalistas y orientada en reforzar alianzas extra regionales.

Mientras otros gobiernos como el de Ortega o expresidentes hablan de la campaña electoral venezolana, tal es el caso de Lula Da Silva y Álvaro Uribe, y hasta la campaña del presidente Hugo Chávez gira alrededor de los planes o recorridos que hace Capriles, el candidato de la Unidad se esfuerza por ganar la confianza tanto a nivel nacional como internacional de su proyecto.

La campaña y el plan del progreso se sustentará inevitablemente de los acuerdos internos que se logren con los distintos sectores a nivel nacional, pero también, de la confianza y los compromisos que se adquieran con el resto de los países de la comunidad internacional, comenzando especialmente por nuestros vecinos y los principales acreedores del país.

La visibilidad y el posicionamiento de los candidatos en esta contienda electoral venezolana, ha permitido evaluar las diferentes estrategias mediáticas. Capriles tiene un largo camino por recorrer en el ámbito internacional, dado su trabajo sólo a nivel interno como Alcalde y Gobernador, mientras Chávez tiene un recorrido bien forjado en la escena internacional como presidente de Venezuela en estos 14 años.

En este sentido, la reunión Capriles-Santos no hay que desestimarla, ya que el tratamiento y los temas allí discutidos estuvieron a la altura de cualquier reunión intergubernamental. Ningún gobierno se toma la molestia de recibir a un candidato presidencial, sin que el olfato político primero divisara la relevancia y las implicaciones que eso tendría para las relaciones bilaterales, y más aún para los problemas y agenda que atañen a ambos países.

Capriles ha sido cauteloso en la arena internacional, priorizando como es lógico y sensato desde un principio de su campaña en la agenda interna, pero este evento reviste importancia no sólo por la reunión en sí con el gobierno de Colombia, sino también, por lo importante que resulta para él como candidato, ser escuchado y fijar posiciones a nivel y sobre el área internacional.

@aboersner

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