En búsqueda del la fuente de la felicidad por Tony Bianchi
A lo largo de nuestro planeta la búsqueda de nuevas fuentes de energía y/o métodos para mejorar su aprovechamiento está convirtiéndose en una inevitable prioridad y una gran carrera para asegurar el bienestar de nuestras futuras generaciones. Pero se trata de un camino lleno de obstáculos, problemas y consideraciones no fáciles de superar porque todas fuentes de energía, además de ofrecer ciertas ventajas acarrean lados negativos.
Los hidrocarburos, de los cuales el crudo es rey, se está convirtiendo en un elemento siempre más caro debido al inexorable aumento mundial de la población, de su creciente demanda y las complicaciones ambientales causadas por emisiones dañinas, polución en general y repetidos accidentes tales como derrames petroleros. Las empresas petroleras juntos a los fabricantes de vehículos y las plantas generadoras de energía eléctrica están trabajando día y noche para reducir drásticamente sus niveles de contaminación dictados por las autoridades internacionales y evitar los accidentes que ocurren a menudo en el transporte de combustibles.
El uso de la energía nuclear, que por un lado ofrece la ventaja de un procesamiento limpio, libre de polución, por el otro lado es altamente peligroso por el riesgo de contaminación radioactiva. En la historia de las plantas nucleares solamente han habido tres importantes accidentes, pero todos muy serios, el último de los cuales es el de la planta nuclear de Fukushima en Japón a raíz del tsunami del año pasado que causó muertes y terror y es motivo de gran preocupación para todas las plantas de energía nucleares del mundo.
La extracción del carbón, que alimentó la gran Revolución Industrial del siglo XX, costó la vida de decenas de millares de mineros por los repetidos y prácticamente inevitables accidentes en las minas de carbón de todos los continentes. Además es responsable de la mayor polución y contaminación del aire jamás registrada en el mundo entero.
Mas de diez grandes empresas energéticas han contratado a expertos en química, biología y del medio ambiente que trabajan prácticamente contra reloj para eliminar emisiones contaminantes y polución en el proceso de la quema del carbón con la esperanza de dar con una formula de clean carbon o sea carbón limpio.
El gas, que viene en muchas variedades, resulta ser un combustible muy atractivo por su bajo costo pero tiene un alto contenido contaminante y además es muy volátil. El uso del gas alimenta la esperanza de que pueda sustituir en gran parte el crudo y sus combustibles derivados abaratando el costo energético global gracias especialmente luego del reciente descubrimiento del proceso de fracking o fragmentación del esquisto para poder explotar a las otrora inaccesibles e inmensas reservas atrapadas en los estratos tectónicos. Pero existe la sospecha que este sofisticado proceso de penetración hidráulica provoque la contaminación de aguas subterráneas cercanas a o que suplan a centros habitados, preocupación que también afecta la explotación del metano.
La energía eólica, derivada simplemente de molinos de vientos es definitivamente una fuente de energía natural sin riesgo de contaminación, pero implica un alto costo sea por la fabricación o adquisición de estas gigantesca estructuras y enfrenta la oposición de los ambientalistas cuya queja nada tiene que ver con polución o una típica contaminación sino lo que ellos llaman “contaminación visual” por el efecto antiestético que representa ” la invasión” de estructuras mecánicas en el paisaje campestre.
“Dios no quiera que las instalen también en La Mancha para que resucite Don Quijote y libre batalla contra estos nuevos gigantes,” dijo recientemente un cínico ambientalista.
Al parecer, la única fuente de energía que se salva de toda objeción ambientalista es la energía solar. El uso de paneles solares que acumulan energía para múltiples usos son todos los días más populares y no conllevan ninguna nota negativa con la excepción de que las células fotovoltaicas que transforman los rayos solares en energía son sumamente costosas. También en este campo se está poniendo a prueba la capacitad y la ingeniosidad de los científicos y los esfuerzos económicos de muchos grandes empresas empeñados en descubrir células fotovoltaicas más sensibles y menos costosas que pondrían definitivamente a valer la energía solar.