Migrantes venezolanos superaron a los haitianos y son los que más cruzan el Darién - Runrun
Migrantes venezolanos superaron a los haitianos y son los que más cruzan el Darién
Yuleidy Peña tiene 20 años. El 19 de abril de 2019, dejó su casa en Venezuela y viajó a Ipiales, Colombia, buscando un trabajo para sobrevivir

Los migrantes venezolanos se convirtieron en los que más cruzan el tapón del Darién durante lo que va de 2022, según la organización Médicos Sin Fronteras (MSF).

De acuerdo con una nota de prensa de MSF, los venezolanos migraron por supervivencia y se alojan en la Estación Migratoria de San Vicente, Panamá.

Según la organización, a la estación llegan diariamente entre 300 y 900 personas que quieren avanzar cuanto antes a Costa Rica y seguir hacia Estados Unidos. 

Dicha estación se ubica en la provincia del Darién, en Panamá. Allí llegan tras cruzar la peligrosa selva del Darién, miles de migrantes.

Solo en el año 2021, pasaron por esa frontera entre Colombia y Panamá 134.000 migrantes, de los cuales 62% fueron haitianos, 14% cubanos, 3% provenían de África y 2% de Venezuela.

Para 2022, la mayoría de los migrantes llegaron de Venezuela. De 19.000 personas que cruzaron entre enero y abril, 6.951 provenían de Venezuela.

Posteriormente, se encuentran los haitianos, con 2.195; en tercer lugar, Cuba, con 1.579; y 1.355 provenientes de Senegal, según datos oficiales del gobierno panameño.

Migrantes venezolanos que cruzan el Darién – Foto: Médicos Sin Fronteras

Migrantes venezolanos que cruzan el Darién: “Esa selva es un infierno”

Yuleidy Peña tiene 20 años. El 19 de abril de 2019, dejó su casa en Venezuela y viajó a Ipiales, Colombia, buscando un trabajo para sobrevivir.

“Estuve dos años trabajando en un restaurante con mi esposo y enviando plata a Venezuela. En Ipiales tuve a mi bebé, quien ya tiene un año. Lamentablemente, la situación se complicó para nosotros porque ya no querían a los venezolanos; no nos arrendaban, no nos dejaban trabajar y por eso decidimos cruzar a Panamá y buscar llegar a Estados Unidos”. 

Con un bebé de un año en su pecho, Yuleidy y su esposo atravesaron la selva del Darién en siete días. Irse en bote hasta Carreto no era una opción, pues necesitaban 800 dólares para pagar los tíckets. Optaron, entonces, por cruzar caminando.

“Lo más duro para mí fue cuando mi esposo se cayó con el bebé tratando de caminar por unas rocas muy grandes. El bebé lloraba mucho porque le dolían las costillas y decidimos caminar sin parar para ver si alguien lo atendía, pues creíamos que tenía rotas las costillas”, relató la mujer.

 

Cuando llegaron a la comunidad panameña de Canaán Mebrillo, Yuleidy tenía 39 de fiebre y su hijo no paraba de llorar. Al no tener un puesto médico cerca, fueron embarcados por el Servicio Nacional de Fronteras de Panamá (Senafront) en el primer bote para la estación de San Vicente.

La travesía de la familia Betancourt 

En la tercera semana de abril de 2022, Hernán Betancourt, de 27 años, y Mariana Tablante, de 21 años, salieron de Miranda, Venezuela, camino a Estados Unidos. La pareja había logrado ahorrar 87 dólares en un año para hacer este viaje.

Ambos sabían que el dinero no alcanzaba, pero, como señalaba Hernán, “ya no se podía seguir viviendo allá».

«Mi mamá necesitaba insulina y no tenía, nos estábamos acostando a dormir sin comer y tenemos un bebé de un año, así no se podía. Nos sentíamos ahogados, pero ahogados de verdad”, contó.

La familia Betancourt salió de Venezuela subiéndose a mulas de carga y caminando; lo mismo en Colombia. Cuando llegaron al puerto de Necoclí, en Colombia, se dieron cuenta de que para tomar la ruta más segura por bote debían pagar 800 dólares que no tenían. La única opción era ir por Capurganá, caminando. Con los 80 dólares le pagaron a un guía, compraron unos pocos alimentos, leche y pañales y emprendieron marcha. 

 

Asimismo, Mariana contó que el primer día, después de caminar varias horas, los guías se alejaron del grupo y llegaron unos hombres armados con capucha y los llevaron a una cueva.

Después de este robo, la familia se quedó con algunos pañales, un tarro de leche en polvo y un biberón, pero volvieron a sufrir otro robo y se quedaron sin insumos para el bebé.

«Vieron que mi esposa le estaba dando de comer al bebé y sacaron una escopeta y un machete y nos quitaron todo, la leche del bebé, el biberón y los pañales… Nos tocó caminar dos días sin parar, con el bebé llorando por comida, cansados, con dolor de cabeza…Las bajadas y las subidas de esas montañas, con el bebé sufriendo, fueron lo más difícil de todo”, contó.