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A ciegas con el paciente por Tomas Horacio Hernández

En el último año lleva 107 días fuera del país. A esta cuenta no le sumamos los días de reposo que ha tenido cuando está en el territorio nacional.  10 viajes oficiales lo han llevado a la isla pero la inconsistencia en las declaraciones demuestra que ha estado en Cuba  en otras visitas no oficiales.

En estos días de precampaña el PSUV se ha aferrado al único argumento que les queda: las encuestas. En estos últimos meses hemos podido apreciar la publicación de decenas de encuestas. Unas menos serias que las otras. Sin embargo, aquellas que tradicionalmente hacen un trabajo profesional, como lo puede hacer Datanalisis o Consultores 21, indican preocupantemente que la brecha entre los candidatos se mantiene.

Cualquier analista político que estudie el desempeño de candidatos en campaña le diría al comandante que sigua haciendo lo que está haciendo. Es decir, el candidato rojo si quiere mantenerse arriba en las encuestas debe seguir personalizando la campaña, dar la sensación de omnipresencia en los medios, apalancarse en las misiones y finalmente seguir con el discurso religioso. De esta manera su victoria el 7 de Octubre es segura, ¿no?

Lamentablemente en política uno más uno no es dos. Si bien el contexto de la precampaña ha favorecido al presidente, su ausencia en el núcleo de toma de decisiones y a su vez del territorio nacional ha desatado demonios en las cúpulas rojas. Sus largos periodos de silencio han acelerado el debate del “elegido” y de la transición. Pero esto no es todo, la lucha por el poder es tan grande que dentro del PSUV se pueden identificar distintas corrientes con intereses absolutamente diferentes.

De tal manera que el escenario para los rojos es más complicado que lo que aparenta. Naturalmente escucharemos de sus voceros que su único candidato es Hugo Chávez y que su escenario es la victoria por “nocaut”. Pero en realidad esto es puro bla bla bla. Aguas adentros se están afilando los cuchillos para ver quién se queda con el coroto.

En política se debe ser oportuno y cualquier jugada adelantada de un actor rojo lo puede dejar fuera del juego. Por ahora entonces deben y tienen que apostarle a ciegas a un paciente que medicamente no debería ser ni candidato.

Ahora bien, si el candidato rojo para el 7 de Octubre no es Hugo Chávez, ¿Seguirán los camaradas apoyándose en las encuestas como argumento principal de su campaña?

 @TomasHHR

 

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En el último año lleva 107 días fuera del país. A esta cuenta no le sumamos los días de reposo que ha tenido cuando está en el territorio nacional.  10 viajes oficiales lo han llevado a la isla pero la inconsistencia en las declaraciones demuestra que ha estado en Cuba  en otras visitas no oficiales.

En estos días de precampaña el PSUV se ha aferrado al único argumento que les queda: las encuestas. En estos últimos meses hemos podido apreciar la publicación de decenas de encuestas. Unas menos serias que las otras. Sin embargo, aquellas que tradicionalmente hacen un trabajo profesional, como lo puede hacer Datanalisis o Consultores 21, indican preocupantemente que la brecha entre los candidatos se mantiene.

Cualquier analista político que estudie el desempeño de candidatos en campaña le diría al comandante que sigua haciendo lo que está haciendo. Es decir, el candidato rojo si quiere mantenerse arriba en las encuestas debe seguir personalizando la campaña, dar la sensación de omnipresencia en los medios, apalancarse en las misiones y finalmente seguir con el discurso religioso. De esta manera su victoria el 7 de Octubre es segura, ¿no?

Lamentablemente en política uno más uno no es dos. Si bien el contexto de la precampaña ha favorecido al presidente, su ausencia en el núcleo de toma de decisiones y a su vez del territorio nacional ha desatado demonios en las cúpulas rojas. Sus largos periodos de silencio han acelerado el debate del “elegido” y de la transición. Pero esto no es todo, la lucha por el poder es tan grande que dentro del PSUV se pueden identificar distintas corrientes con intereses absolutamente diferentes.

De tal manera que el escenario para los rojos es más complicado que lo que aparenta. Naturalmente escucharemos de sus voceros que su único candidato es Hugo Chávez y que su escenario es la victoria por “nocaut”. Pero en realidad esto es puro bla bla bla. Aguas adentros se están afilando los cuchillos para ver quién se queda con el coroto.

En política se debe ser oportuno y cualquier jugada adelantada de un actor rojo lo puede dejar fuera del juego. Por ahora entonces deben y tienen que apostarle a ciegas a un paciente que medicamente no debería ser ni candidato.

Ahora bien, si el candidato rojo para el 7 de Octubre no es Hugo Chávez, ¿Seguirán los camaradas apoyándose en las encuestas como argumento principal de su campaña?

 @TomasHHR

 

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