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Deportación de niños y niñas venezolanos debe parar

El país caribeño de Trinidad y Tobago, aliado de Nicolás Maduro, está separando familias

 

El trato que brinda Trinidad y Tobago a migrantes y refugiados venezolanos y las deportaciones sumarias que lleva a cabo, incluidos de niños, niñas y solicitantes de asilo, no sólo constituyen gravísimas violaciones de derechos humanos, sino son, además, un lamentable reflejo de su lealtad al régimen de Nicolás Maduro. Si bien Trinidad y Tobago, al igual que muchos otros países en el mundo, enfrenta serias dificultades para responder al impacto económico y en la salud pública de la Covid-19, ello no justifica deportaciones que violan el derecho internacional.

En los últimos años, cerca de 24.000 venezolanos han recorrido las 25 millas que separan Venezuela de Trinidad y Tobago, huyendo de la crisis económica y política en su país. Se espera que esta cifra aumente a 30.000 para fines de 2021. El cruce marítimo suele ser peligroso. Al menos 34 migrantes, incluidos varios niños, se ahogaron al hundirse la embarcación en la cual se desplazaban el 6 de diciembre. Sin embargo, el gobierno siguió adelante con una serie de deportaciones a finales del año, incluidas 160 el 28 de noviembre. El 17 de diciembre, deportaron a otras 66 personas, entre ellas 22 niños y niñas, de los cuales uno tenía apenas ocho meses. El ministro de seguridad de Trinidad y Tobago expresó el 28 de noviembre que las deportaciones se realizan “en conjunto con las autoridades venezolanas”.

Incluso ante la llegada a costas trinitarias de venezolanos que huyen de su país, el gobierno de Trinidad y Tobago sigue arrodillándose ante el mismo régimen cuya mala gestión económica y abusos han impulsado el éxodo masivo de más de 5,5 millones de personas. Trinidad y Tobago apoya regularmente a Maduro en la Organización de los Estados Americanos (OEA). El 18 de diciembre, el Primer Ministro Keith Rowley manifestó que no votaría ninguna resolución de la OEA hasta que el representante del líder de la oposición Juan Guaidó, que actualmente representa a Venezuela ante la OEA, fuera sustituido en la mesa por alguien que responda al gobierno de Maduro.

 

*Lea la nota completa en Américas Quarterly

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El país caribeño de Trinidad y Tobago, aliado de Nicolás Maduro, está separando familias

 

El trato que brinda Trinidad y Tobago a migrantes y refugiados venezolanos y las deportaciones sumarias que lleva a cabo, incluidos de niños, niñas y solicitantes de asilo, no sólo constituyen gravísimas violaciones de derechos humanos, sino son, además, un lamentable reflejo de su lealtad al régimen de Nicolás Maduro. Si bien Trinidad y Tobago, al igual que muchos otros países en el mundo, enfrenta serias dificultades para responder al impacto económico y en la salud pública de la Covid-19, ello no justifica deportaciones que violan el derecho internacional.

En los últimos años, cerca de 24.000 venezolanos han recorrido las 25 millas que separan Venezuela de Trinidad y Tobago, huyendo de la crisis económica y política en su país. Se espera que esta cifra aumente a 30.000 para fines de 2021. El cruce marítimo suele ser peligroso. Al menos 34 migrantes, incluidos varios niños, se ahogaron al hundirse la embarcación en la cual se desplazaban el 6 de diciembre. Sin embargo, el gobierno siguió adelante con una serie de deportaciones a finales del año, incluidas 160 el 28 de noviembre. El 17 de diciembre, deportaron a otras 66 personas, entre ellas 22 niños y niñas, de los cuales uno tenía apenas ocho meses. El ministro de seguridad de Trinidad y Tobago expresó el 28 de noviembre que las deportaciones se realizan “en conjunto con las autoridades venezolanas”.

Incluso ante la llegada a costas trinitarias de venezolanos que huyen de su país, el gobierno de Trinidad y Tobago sigue arrodillándose ante el mismo régimen cuya mala gestión económica y abusos han impulsado el éxodo masivo de más de 5,5 millones de personas. Trinidad y Tobago apoya regularmente a Maduro en la Organización de los Estados Americanos (OEA). El 18 de diciembre, el Primer Ministro Keith Rowley manifestó que no votaría ninguna resolución de la OEA hasta que el representante del líder de la oposición Juan Guaidó, que actualmente representa a Venezuela ante la OEA, fuera sustituido en la mesa por alguien que responda al gobierno de Maduro.

 

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