LA RECIENTE MUERTE DEL CAPITÁN de la armada venezolana Rafael Acosta Arévalo, y el posterior informe presentado por las Naciones Unidas sobre la represión del gobierno de Nicolás Maduro contra los opositores, instaló una certeza dentro y fuera de Venezuela: la autoproclamada revolución bolivariana está torturando y asesinando en los calabozos de sus servicios de inteligencia.

Esta misma certeza fue la que llevó a José Gregorio Basante, quien hasta mayo fue comandante del Ejército al frente de la base militar de Escamoto, en el estado de Bolívar, en la frontera con Brasil, a tomar la decisión de huir.

Hoy Basante se encuentra con su esposa y sus dos niños pequeños en Brasilia, donde será el primer agregado militar en Brasil del líder opositor Juan Guaidó. En una entrevista exclusiva con O Globo, el hombre confirmó el papel de la Inteligencia venezolana armada en Brasil, habló sobre la corrupción dentro de las Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), narró las técnicas de tortura, el malestar dentro de las filas militares y refirió las dificultades para organizar una rebelión contra el gobierno de Nicolás Maduro por el control de la inteligencia, con fuerte apoyo de rusos y cubanos.

Su hija dormía en una maleta

Basante, que vivía en la casa de un soldado brasileño que conoció hace unos años, dijo que hasta hace poco su hija de 3 meses dormía en una maleta. Quería marcar una diferencia entre él y el agregado militar de Maduro en Brasil, el general Manuel Antonio Barroso Alberto, quien, a pesar del apoyo del gobierno de Jair Bolsonaro a Guaidó, mantiene relaciones con las autoridades brasileñas.

«Me gustaría que el general Barroso nos dijera si alguna vez comió lo que nosotros, militares incorruptos, que hemos recibido las cajas del CLAP entregadas por el gobierno. ¿Cómo podemos no estar insatisfechos si sufrimos los mismos problemas que las personas? Mi padre y mi cuñado tienen cáncer y no tienen acceso a medicamentos «, dijo Basante.

El comandante dijo que Maduro no confía en la FANB sino en cuatro «tropas de choque»: la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) y los llamados colectivos (tipo de fuerza policial).

El 23 de febrero de este año, el comandante Basante, aún en la región de Santa Elena, una ciudad cercana al Pacaraima brasileño, estaba decidido a permitir que los camiones de ayuda tomados por la oposición ingresaran a Venezuela y, por lo tanto, se encontraba prácticamente encarcelado dentro del cuartel que mandaba.

Él mismo asegura que tiene una excelente relación con los Pemones indígenas que, ese día, fueron reprimidos por la Guardia Nacional, con un saldo de tres muertos.

De hecho, fue una mujer indígena la que ayudó al comandante y a su esposa a escapar. La hija menor de la pareja tenía solo un mes de nacida y estaba cubierta con una bolsa de plástico para protegerla de la lluvia.  

Traducción libre del portugués al español por Runrunes

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