Sudamericano Sub20: La Vinotinto es un bálsamo en medio de la crisis - Runrun
Sudamericano Sub20: La Vinotinto es un bálsamo en medio de la crisis

Jonathan Espinoza (La Pizarra del DT)

 

TRAS LA DOLOROSA DERROTA sufrida en la noche de ayer ante el combinado argentino por 3 goles de diferencia, los dirigidos por Rafael Dudamel y sus buenas actuaciones en el torneo que se vive desde tierras australes, vuelven al fútbol en una catarsis colectiva, desde oriente a occidente, de norte a sur y en todo el territorio venezolano se vive un entretenimiento compartido, con altos grados de efusividad y de emoción.

La Venezuela de hoy, es un país en constante cambio, no solo en lo político, económico y social. El día a día del hombre, mujer y niño fanático del futbol en el país se vive de manera diferente en cada una de las regiones del territorio nacional, por televisión, radio, medios electrónicos, redes sociales y en las calles, se disfruta con mayor fuerza en las ciudades con más tradición futbolística. El futbol es por lo tanto un estado de ánimo, sobretodo en un país donde problemas como la alimentación, las medicinas, el crimen y la delincuencia influye en el colectivo, y no solo ello, también en los jugadores que nos representan en el concierto internacional. Si bien Venezuela es un país en conflicto, el deporte y su selección en todas las categorías, y en especial en este torneo, hacen pasar las dificultades a un segundo plano.

Desde que La Vinotinto Sub20 pisó territorio chileno, comenzó nuevamente la ilusión por ver a los jóvenes exponentes del fútbol, brillar con luz propia como lo hicieron en el sudamericano del año 2017 disputado en territorio ecuatoriano, y en el cual consiguieron el boleto al mundial de la categoría con sede en Corea del Sur, evento en el cual conseguirían el subcampeonato tras caer derrotados en la final con el seleccionado de Inglaterra.

Ciudades y pueblos como Mérida, San Cristóbal, Caracas, Valencia, Maracaibo con tradición futbolística arraigada a lo largo de los años, y otras como Píritu, Naguanagua, El Cantón, entre otras. Existen muchas diferencias en varios contextos, sin embargo, algo las une: son regiones exportadoras de talento y de donde provienen cada uno de los integrantes del seleccionado venezolano Sub 20. Y ahí, el fútbol se ve y se vive distinto. Desde tempranas horas de la mañana, en donde el calendario del torneo marca que juega el combinado Vinotinto, se vive un ritual que puede rayar incluso en lo religioso, colocarse la camiseta a primeras horas de la mañana, revisar el teléfono para ver las distintas noticias con respecto al juego del día, opinar con amigos y conocidos sobre la convocatoria y los posibles titulares, e incluso apostar con amigos o discutir en forma sana sobre que jugador debe estar o no en el once titular.

Cuando arranca el partido la atención es mayor, en casas, sitios públicos, en la calle, familiares y amigos de los jugadores, todos unidos para dar apoyo a su equipo. La previa al compromiso es eso, converger en un punto común para cada fanático en donde pueden expresar sus ideas sin el temor a ser juzgados, cada uno se convierte en técnico, jugador, entrenador y hasta dirigente de la selección, en un lugar en donde cada uno solo puede pensar en los 90 minutos, y conseguir la victoria para dar una alegría, tal vez efímera y corta, pero alegría en fin. En donde no existen rojos ni blancos, solo existe un color y es el Vinotinto.