Las sanciones económicas son uno de los más apreciados instrumentos de disuasión en la polÃtica internacional. La posibilidad de afectar las capacidades productivas y financieras de un Estado que se considere una amenaza, sin arriesgar hombres, recursos y prestigio, aparece ante los ojos de los estadistas como una solución ideal por ser menos costosa que la acción militar, pero más contundente que la sanción diplomática y moral. Pero, ante la aparente habilidad de supervivencia de muchos gobiernos de Estados sancionados, surge la razonable duda sobre la eficacia real de este mecanismo, en particular en el caso de Irán.
Irán representa un reto de gran envergadura para el método disuasivo de las sanciones económicas. No sólo cuenta con un aparato agrÃcola e industrial acorde con su población, sino que además es el tercer exportador neto de petróleo del mundo (casi 4% de todo el que se vende diariamente en el planeta), lo que genera una paradoja al momento de sancionarlo económicamente, pues si bien es vulnerable al depender de un único rubro de exportaciones (más del 95% de su exportaciones son petroleras), ese único pilar no puede ser sancionado sin causar un shock económico mundial y sin contar con la cooperación de Estados que, como China, son importantes consumidores del petróleo iranà (el 11% del petróleo importando por China viene de Irán, lo que representa el 20% de las exportaciones iranÃes y convierte a China en su primer socio energético) y además, como Rusia,que consideran que su principal objetivo geoestratégico es limitar el poder americano en Eurasia.
Esta tremenda dificultad se hace mayor cuando se toma en consideración el calibre de los objetivos que las sanciones propuestas por los Estados Unidos: disuadir a Irán de llevar adelante su programa nuclear. El desarrollo de capacidades nucleares es un imperativo para la seguridad nacional iranÃ, pues, como decÃamos hace una semana en este mismo espacio: Irán es un Estado revolucionario único, una república teocrática chià de mayorÃa persa. Es comprensible que su percepción de amenazas le indique que está constantemente asediado. Además de su turbulenta historia moderna (…), Irán se encuentra en una zona altamente nuclearizada: Pakistán, India, China, Rusia e Israel poseen armamento nuclear, al igual que sus principales enemigos -Estados Unidos, Francia y Reino Unido. Por razones disuasivas Irán requiere armamento nuclear. (Ormuz y la necesidad nuclear iranÃ). Este panorama hace que las sanciones económicas estén encaminadas a bloquear un objetivo mayor en el interés nacional iranÃ, lo que pone en riesgo la efectividad de las medidas.
Las sanciones económicas contra Irán no sólo corren el riesgo de no funcionar, sino que incluso podrÃan fortalecer internamente al régimen teocrático y convencerlo de lo acertada que es su mentalidad de sitio. Las decisiones que podrÃan alentar los Estados Unidos, como las de reducción de compra de petróleo iranà por parte de sus aliados (Japón reducirá importaciones de crudo iranÃ), son un paso de gran importancia, pero hasta que no logre un compromiso con China y Rusia, no habrá posibilidad de que las sanciones funcionen. La alternativa es el uso de la fuerza, un costo que en este momento el gobierno estadounidense no está en condiciones polÃticas de asumir.
VÃctor M. Mijares
@vmijares