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La confusión de las partes rojas y el poder por Juan Carlos Zapata

Confuso. Un escenario en el que las palabras caen como piedras al agua. El Presidente dice haber terminado las sesiones de quimioterapia. Que está sano. Es lo más cerca a un parte médico. En medio del poder, sin embargo, sigue la incertidumbre. Las tendencias apuran el paso. Se mueven los nombres. Diosdado Cabello, Elías Jaua, Nicolás Maduro, Rafael Ramírez y Adán Chávez. Los nombres se ponen en una encuesta. Tal vez se busca un candidato. O tal vez un líder fuerte, que genere confianza, que es lo que los rojos necesitan ahora. Confianza y seguridad para seguir unidos. Si todo estuviese bien,  algunos de la j erarquía burocrática del Estado no se pondrían en el plano de decir que ojalá y todo esto se alargue. Ojalá y aguante. (Se recordará que José Vicente Rangel introdujo hace tres domingos el peor escenario en el debate). De allí entonces que poner orden en la casa sea la línea principal. Orden en lo administrativo. Que el mismo Chávez reconoce que la campaña electoral será dura. Tan confuso el panorama que el procurador deja  colar una versión, y luego otra y se abona la confusión en torno a los arbitrajes internacionales, materia delicada. Y afirma esa jerarquía burocrática  que, en lo interno del PSUV, el escenario es más tenso e intenso a la vez. Que las tres tendencias actúan como rivales de verdad. La tendencia de los recursos y el dinero, la tendencia que domina lo militar, y la tendencia que se dice heredera de lo ideológico. Mie ntras, el Gobierno parece sin rumbo. Y la campaña electoral entra en calor, pese a que no es tiempo todavía. Lo que pasa es que en lo confuso de la situación, lo único despejado parece ser la opción de cambio.

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Confuso. Un escenario en el que las palabras caen como piedras al agua. El Presidente dice haber terminado las sesiones de quimioterapia. Que está sano. Es lo más cerca a un parte médico. En medio del poder, sin embargo, sigue la incertidumbre. Las tendencias apuran el paso. Se mueven los nombres. Diosdado Cabello, Elías Jaua, Nicolás Maduro, Rafael Ramírez y Adán Chávez. Los nombres se ponen en una encuesta. Tal vez se busca un candidato. O tal vez un líder fuerte, que genere confianza, que es lo que los rojos necesitan ahora. Confianza y seguridad para seguir unidos. Si todo estuviese bien,  algunos de la j erarquía burocrática del Estado no se pondrían en el plano de decir que ojalá y todo esto se alargue. Ojalá y aguante. (Se recordará que José Vicente Rangel introdujo hace tres domingos el peor escenario en el debate). De allí entonces que poner orden en la casa sea la línea principal. Orden en lo administrativo. Que el mismo Chávez reconoce que la campaña electoral será dura. Tan confuso el panorama que el procurador deja  colar una versión, y luego otra y se abona la confusión en torno a los arbitrajes internacionales, materia delicada. Y afirma esa jerarquía burocrática  que, en lo interno del PSUV, el escenario es más tenso e intenso a la vez. Que las tres tendencias actúan como rivales de verdad. La tendencia de los recursos y el dinero, la tendencia que domina lo militar, y la tendencia que se dice heredera de lo ideológico. Mie ntras, el Gobierno parece sin rumbo. Y la campaña electoral entra en calor, pese a que no es tiempo todavía. Lo que pasa es que en lo confuso de la situación, lo único despejado parece ser la opción de cambio.

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