“Santería Fiscal” por Francisco J. Quevedo

Aquí hay que ser “babalao” para salir adelante. Empresarios, administradores de empresas y los contadores públicos en particular tienen que ser hasta “chamanes” para superar los obstáculos a la libre empresa que se les interponen, para soportar la ineficiencia del Estado y los servicios públicos, y para cuadrar las cifras entre tanta matraca que deben cancelar alcabala tras alcabala tras alcabala.
¿Cómo hace un Contador Público para asentar tantos pagos “por debajo de cuerda” que deben realizarse en su Contabilidad? En este país, donde “peaje” es sinónimo de soborno, se paga matraca desde el puerto hasta el almacén y en las repetidas inspecciones que sufren las empresas. ¿Y cómo hace para registrar los bolívares pagados por dólares adquiridos en el mercado paralelo para sus importaciones, cuando a la empresa no le liquidan las divisas requeridas, a sabiendas que el Seniat tolerará solo registros al cambio oficial, así no haya recibido las divisas, tal como pasa con las aerolíneas? Aquí se pagan hasta Bs. 185 por cada dólar, y, si no, se cancela “peaje” para recibir dólares oficiales. Nadie pasa liso.
Una importación que cueste US$ 100,000, significaría quizás Bs. 18.500.000 al paralelo, sumémosle 10% en impuestos, pero al dólar oficial, eso es Bs. 63.000, más quizás Bs. 1.000.000 en “peajes”, y terminamos pagando Bs. 19.563.000, pero los agentes fiscales contemplarán como costo solo las cifras oficiales, y eso sería apenas Bs. 693.000 a 6,30, o quizás el doble a 12. ¿Cómo hace entonces el Contador, el “chamán” de la empresa, para registrar o esconder esa diferencia hasta del 2.695% entre la verdad fiscal y la verdad verdadera? ¡“Unlo burukú, ano burukú”, que se vaya el mal, que se vaya!
Oficialmente, cuando esa mercancía se venda por –digamos– Bs. 25.000.000, las utilidades fiscales parecerán ser 3.500%, cuando en la realidad no alcanzan el 30%. De contabilizar todo al dólar oficial, el empresario se vería obligado a pagar ISLR sobre ese 3.500%. Descontando gastos y dándole la vuelta que quiera, pagará más impuestos que lo que en efecto se gana, si su Contador no le hace un “despojo” a las cifras. Lamentablemente, las aberraciones económicas y logísticas que nos imponen tanto el modelo socialista como el deterioro moral e institucional del país, nos fuerzan a administrar con ramazos y rezos. Aquí no es suficiente con pagar aranceles, la mercancía no sale si no se le moja la mano a alguien. Es como un semáforo a la una de la madrugada, quien se pare en la luz roja es atracado o secuestrado por cumplir con la ley, por ingenuo.
Regulaciones asfixiantes, híper-inflación, devaluación, sobornos, inseguridad jurídica y recesión. El “combo” revolucionario. ¿Cómo se sortea tanto obstáculo? Aquí no bastan los estudios de Contaduría, de Gerencia o Economía, hay que aprender magia negra y vestirse de blanco, con collares y todo, para mimetizarse entre paleros y santeros, porque así estamos. “¡Aché, abure!”