La guerra petrolera (2) por Tony Bianchi
Luego de la reunión de la OPEP en Viena en la que Arabia Saudita y la mayoría de los países árabes acordaron NO bajar el nivel de producción, sigue cayendo el precio del petróleo estimándose que éste puede bajar hasta los 55 dólares por barril.
La estrategia de Arabia Saudita está clara: por un lado los Saudí quieren asegurarse mayores cuotas del mercado, especialmente en Asia, por otro lado quieren obligar a Rusia a reducir sus exportaciones de hidrocarburos y a Estados Unidos a reducir du producción de gas y petróleo “atrapado” o derivado de los yacimientos de esquistos.
El primer objetivo es relativamente fácil alcanzar gracias a las grandes reservas y riqueza económica de Arabia Saudita que le permite reducir sus ganancias causadas por la baja de los precios petroleros por un periodo bastante largo que, sin embargo, no podrá seguir ad infinitum.
El segundo es un objetivo que se vislumbra alcanzable solamente en parte. Tal como indicado en mi artículo anterior sobre esta materia, Rusia sigue contando con gran parte del mercado Chino gracias al oleoducto ESPO (East Siberia-Pacific Ocean ) de casi 5 mil kilómetros que va de Siberia a la costa oriental de China y a Arabia Saudita le cuesta asegurarse una mayor tajada del petróleo que adquiere Pequín. Lo que más afecta a Rusia, cuyas entradas principales se deben a los hidrocarburos, son los declinantes precios del petróleo y del gas.
En cuanto a los Estados Unidos, la bajada de los precios amenaza la explotación esquística por el alto costo del proceso de fracking. Pero mis fuentes de Houston me aseguran que los mayores explotadores de petróleo atrapado pueden sacar un provecho hasta un precio de 50 dólares por barril gracias a nuevas tecnologías entre las cuales sobresale el sistema de extracción de perforaciones múltiples conocida como Octopus (pulpo).
Pero lo más importante es que Washington está tan decidido en reducir al máximo las importaciones petroleras que está dispuesto a conceder un “alivio fiscal” a los explotadores de petróleo atrapado en el caso que los precios comprometan sus ganancias con que sigan sus actividades de extracción.
La conclusión es que a la larga es cuestionable que Arabia Saudita salga ganadora de este enfrentamiento, es muy posible que Estados Unidos se salga con la suya y que Rusia tendrá que apretarse el cinturón.
Mientras tanto no hay duda que Venezuela ha recibido y seguirá recibiendo una tremenda paliza por la baja de sus ingresos hasta que el Gobierno no tome medidas para reducir la regaladera de petróleo a los países del Caribe, aumente el precio de la gasolina y, más importante aún, piense seriamente en mejorar la producción petrolera y considere la explotación de su amplios yacimientos de crudo atrapado que no todavía no ha tocado.