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Siria: la guerra es femenina

Desiree Sousa
Hace 10 años

Human Rights Watch recopila numerosos perfiles femeninos. Muestra así cómo el conflicto en el país de Oriente Próximo ha afectado a las mujeres

Nasma, la ‘princesa del palacio de Alepo’, es una pequeña de 11 años que se ha subido durante meses, en un cajón de madera, para cantar himnos revolucionarios frente a los suyos. “Canto para el fin del régimen y por los mártires”, explicaba a este periódico hace un año y medio en el distrito alepino de Bustan al Qasr. Desde entonces, la muerte se la ha intentado llevar varias veces. En una de ellas, los morteros pasaron fregando su espalda y mataron a una decena de personas.

Samira (su nombre auténtico no es revelado por motivos de seguridad) ha sido farmacéutica reconvertida en enfermera, por culpa de la guerra, en el hospital del Zarzur, en Alepo. Su asistencia a los heridos durante el levantamiento popular de mediados de 2011 la llevo a la cárcel. Al salir, siguió asistiendo a los rebeldes armados. Lo ha hecho en condiciones extremas: “En una ocasión tuve que practicar una amputación, en el garaje de un pueblo en el que no teníamos electricidad, con la linterna led de un mechero”.

Marcel Shewaro es una cristiana ortodoxa de Alepo y lleva años reivindicando la pluralidad del espíritu que inició las protestas civiles contra Bashar Asad, hoy fagocitado por el hastío, la sangre y el extremismo.

Durante todo este tiempo ha usado Internet para difundir masivamente lo ocurrido. Su madre fue ejecutada por elementos armados del régimen cuando volvía de una boda. “Las élites económicas, también las musulmanas suníes, son las que más han apoyado a Damasco. No querían que la guerra arruinara sus negocios”, señalaba a este medio hace unos meses.

Shaza Barakat, natural de Idlib, perdió a su padre durante la masacre que Hafez Asad, padre del actual presidente sirio, perpetró en Hama en 1982 luego de un levantamiento de Hermanos Musulmanes. Pertenece a una acomodada familia disidente, lo que la forzó a huir de su tierra y alojarse en Estambul, donde ha abierto una escuela y un taller para los refugiados.

En octubre de 2012, el ejército sirio abatió a su hijo Omar, que se había unido al Ejército Libre de Siria. Pocos meses después, los militares pro Damasco acabaron con su marido, Aymenn. “Sé que con mi ayuda no basta. Pero no voy a rendirme”, sentencia.

Víctimas de la infamia

A lo largo de la agónica guerra siria, que ya se ha cobrado más de 150.000 vidas, EL MUNDO ha recopilado el testimonio de decenas de mujeres víctimas de la infamia. La ONG Human Rights Watch (HRW) ha presentado este jueves un recopilatorio de numerosos perfiles femeninos para concienciar al mundo de cómo el arresto arbitrario, los abusos físicos, el acoso y la tortura, perpetrados tanto por fuerzas pro régimen como opositoras -entre ellas el Estado Islámico (IS)- ha minado a la mujer en este conflicto.

El ‘dossier’, de 47 páginas, se titula ‘Todavía estamos aquí: mujeres en el frente del conflicto sirio’. Sus hojas esbozan la vida de 17 féminas actualmente refugiadas en Turquía. A través de retratos fotográficos y escritos, el informe documenta de qué formas la tragedia ha afectado a las mujeres.

Son casos como el de Maisa, de 30 años, que facilitaba ayuda médica a milicias opositoras y trabajaba para una televisión por satélite opositora hasta que las fuerzas de seguridad la detuvieron en Damasco en abril de 2013. La golpearon toda la noche con una manguera. “Me abofetearon. Me tiraron del pelo. Me pegaron en los pies y en la espalda”.

Seis de las descritas en el libreto de testimonios de la ONG, detenidas en el pasado, denuncian haber sufrido abusos físicos o tortura en cautividad. Una mujer fue agredida sexualmente varias veces. Otra dice haber experimentado discriminaciones reiteradas por su vestimenta. “Las mujeres no se han librado de ningún aspecto de la brutalidad del conflicto sirio, pero han sido meras víctimas pasivas”, explica Liesl Gerntholtz, directora de derechos de la mujer de HRW.

“Las mujeres están aumentado sus responsabilidades por elección o debido a las circunstancias, pero no deberían pagarlo con intimidación, arresto, abuso o incluso tortura”, añade.

A fin de elaborar el documento, Human Rights Watch ha entrevistado a 27 mujeres en siete centros de asistencia del sur de Turquía entre marzo y abril de este año. “El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el gobierno sirio y otras partes involucradas deberían asegurar una participación y presencia significativa en futuros procesos de paz o negociaciones”, solicita HRW.

El Mundo ES

Una base de datos de mujeres y personas no binarias con la que buscamos reolver el problema: la falta de diversidad de género en la vocería y fuentes autorizadas en los contenidos periodísticos.

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