El asunto fue así. Las encuestas lo decían: la inseguridad es el primer problema sentido por la población. Chávez había dicho ante la Asamblea Nacional que no le podían culpar los miles de asesinatos en el tiempo de su gobierno. Más o menos con ese discurso llegó también el ministro Tareck El Aissami a su comparecencia ante el Parlamento. ¿Qué pasó? Que con las cifras, el ministro no convenció. Y esta vez fueron las encuestas ordenadas por el Palacio de Miraflores las que confirmaron la situación. La gente vio a un gobierno porfiado, terco, convirtiendo el problema en un asunto de confrontación política. ¿Y las soluciones? No aparecían en la oferta gubernamental. Es más, el diputado Freddy Bernal, en defensa del gobierno, claro, pintaba una Policía Nacional en óptimo estado, mientras la calle, los barrios, las plazas. ¿Qué pasa allí? Contradicción pura entre la realidad, el discurso parlamentario y las cifras del ministro. Eso es lo que han confirmado las nuevas encuestas. De modo que el gobierno echó marcha atrás y convocó al Consejo Federal de Gobierno para sumar esfuerzos y enfrentar la inseguridad. Eso fue lo que propuso el diputado Juan Carlos Caldera cuando se dirigió al vicepresidente Jaua y al ministro de Interior. Ya se pude decir: la oposición y la gente ganaron este debate.
Por Juan Carlos Zapata