Teatro de Golpes al intelecto por Samy Goihman
Una vez más el gobierno nos ha deleitado con su drama teatral golpista y conspiradora, como la paranoia estadounidense en épocas de la guerra fría donde el comunismo era un alienígena que invadía el corazón del país. De esta manera el gobierno ha promocionado incesantemente su tragedia griega de golpes de estado, sus cuentos taquilleros han ocupado primeras planas durante años y las obras son reabiertas una y otra vez sin ofrecer un desenlace un final o conclusión, como una historia sin fin y así mismo sin comienzo alguno.
La ya no dura sino petrificada cara del gobierno se desnuda y se burla de nuestro intelecto, salpica irreverentemente con ironía la inteligencia de los venezolanos mientras se frota maliciosamente las manos al reírse y salirse con la suya. Ya hemos perdido la cuenta de los numerosos casos en los que él gobierno ha declarado, jurado y afirmado que el país se encuentra bajo la amenaza de un golpe y como es de suponerse a estas alturas el cuentico deja de ser trágico y se convierte en una comedia irónica. Sin pruebas concretas, sin nombres, lugares, medios o formas el gobierno de nuestra nación se ha dedicado a fomentar la idea de un golpe en proceso y con esto ha dejado bien claro cuáles son sus prioridades. En esta última edición de la paranoia roja por lo menos se tomaron la molestia de presentarnos algo más que meras palabras, no importa que sean simples correos electrónicos que hasta un muchacho de 14 años con interés en la informática haya podido falsificar, pero por lo menos hace menos monótono el libretico golpista.
Lo no tan cómico de esta historia es que mientras se repiten estas declaraciones la crisis política económica y social de nuestro país se agrava cada vez más. La producción de petróleo continua deteriorada, los cadáveres víctimas del crimen se siguen amontonando, la inversión extranjera sigue espantada, los alimentos y medicinas brillan por su ausencia y la tragedia revolucionaria se esparce cada vez más, reflejada en el empobrecimiento y decaída calidad de vida de los ciudadanos de esta patria.
No por coincidencia u obra divina la revolución promueve estas historietas justo en los momentos más críticos, es más que evidente que la trama del golpe ha sido utilizada numerosas veces como finta distractora o como una cortina de humo que desvía la atención y enfoque de los problemas profundos que ahogan al país. Pero lo más lamentable es observar cómo dirigentes del estado se burlan descaradamente al repetir la historia y se mofan hipócritamente de la población insultando nuestro intelecto. Es implícito que cualquier mínima alegación sobre un tema tan delicado y preocupante como lo es el de un golpe de estado en proceso tiene que venir acompañado de pruebas concretas que justifiquen tal declaración, y más aun si las acusaciones son hechas por representantes del estado. No es que el gobierno carezca de lógica para entender esta premisa ineludible, sino que se ha acostumbrado a despilfarrar de forma irresponsable cualquier cantidad de mentiras al darse cuenta que no existen consecuencias, pues cómo van a existir si la justicia en nuestro país tiene un pacto de sangre con el gobierno, y consecuentemente las burlas y charlatanerías seguirán reinando en las planas y pantallas de nuestros hogares difundidas a través de la imaginativa obra y fantasía teatral roja que producen los estudios del gobierno venezolano. Y de esta manera nuestro sufrido intelecto común seguirá insultado, difamado y rebajado mientras su corta memoria de alzhéimer olvide una y otra vez que este teatro golpista carece de final, sentido o congruencia. “Engáñame una vez y es tu culpa. Engáñame dos veces y la culpa es mía”.
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