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Maduro promete el oro y el moro… canto de sirenas

Nicolás Maduro_2

La estrategia económica anunciada por Nicolás Maduro para afrontar la crisis económica que atraviesa Venezuela el jueves pasado, es un canto de sirenas.

La narrativa de que Venezuela es un país rico, con las mayores reservas de petróleo del mundo, busca alimentar en el inconsciente colectivo el mito de El Dorado. Maduro “prometió pagar 30% de los miles de millones de dólares adeudados a los importadores, agilizar los trámites burocráticos para adquirir las divisas, y ofreció fondos estatales para la producción.

Maduro, también, afirmó que “el petróleo va a seguir siendo un motor de la economía, pero que ahora va a estar acompañado de otros sectores económicos.

Luego de 15 años, las distintas ofensivas o políticas económicas aplicadas por los gobiernos de Chávez y Maduro, lograron que el modelo rentista petrolero ya no proporcione los dólares necesarios para mantener funcionando el aparato productivo del país, porque no hay divisas.

La balanza comercial de Venezuela  presentó un déficit de US$ 10.511 millones en el 2012 y US$ 12.147 millones en el 2013. Los ingresos reales por las exportaciones no satisficieron las necesidades de las importaciones.

Según las cifras del Ministerio del Poder Popular de Petróleo y Minería, la producción promedio del día para el año 2013 fue 2.853 millones; en el 2012 se ubicó en 2.914 millones y en el 2011 alcanzó 2.894 millones. Para esos períodos la Administración de Información de Energía de Estados Unidos (EIA) reportó que Venezuela exportó a este país un promedio diario de 712 mil barriles en 2013; en 2012 envío 874 mil barriles, y en el 2011 despachó 919 mil barriles. Una caída acumulada diaria de 207 mil barriles (2011-13) con un impacto económico en el 2014 de US$ 7.381 millones a los precios actuales de la cesta venezolana.

La aritmética de los volúmenes de exportación de petróleo determina que la producción promedio diaria de Venezuela estuvo en el orden de 2.386 millones de barriles para el 2013 y 2.349 millones de barriles para el 2012, 500 mil barriles menos que los que indica el Gobierno. Adicionalmente, todo lo que PDVSA exporta no entra en caja -constante y sonante-, debido a las distintas formas de cancelación que hoy tienen los clientes, que van desde el cobro por parte del deudor de los préstamos otorgados al país y a la empresa estatal, hasta cuotas por el financiamiento de la factura por parte de PDVSA, que además en algunos casos cancelan con productos y servicios prestados.

El impacto también se observa en las reservas internacionales totales que han venido cayendo aceleradamente los últimos dos años, ubicándose un 23% por debajo del nivel óptimo definido por el Banco Central (US$ 26.850 millones en el 2012). Las reservas líquidas para uso inmediato estarían en US$ 603 millones la semana pasada, porque el oro es la garantía para las compras y préstamos a Rusia, China y Brasil, y los papeles (derechos especiales de giro y otros títulos) de países como Argentina, Nicaragua y Bolivia no podrían tranzarse porque produciría una perdida para el Estado, que además podría incurrir en el delito de salvaguarda.

Once años después de la implementación del control de cambio, las reservas retornaron al nivel crítico que originó dicha medida. Durante el período 2003-13, la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), ha liquidado US$ 489.214 millones para cubrir US$ 419.075 millones en importaciones. Un monto equivalente a las reservas internacionales conjuntas de Brasil, Argentina y Perú, y 150 mil millones más que las reservas del resto de los países de Suramérica (excluyendo a Brasil).

Un control que ha permitido una fuga de divisas que bajo diversos modos se ha traducido en acumulación de activos en moneda extranjera. Entre 2003 y 2011, hubo en conjunto una liquidación de US$ 74.913 millones, cuya finalidad se desconoce y que bien podrían haber engordado fortunas basadas en la corrupción. Mientras tanto, para los años 2012 y 2013 –momento en que el país no obtiene las divisas suficientes por ingresos petroleros-, Cadivi se quedó corta en su liquidación de divisas respecto al coste de las importaciones, produciéndose un déficit conjunto de US$ 4.774 millones.

La escasez de los productos básicos (60%), la inflación (75%) y el estancamiento de la economía (-0.5% PIB), son una situación que ya no es sostenible para Maduro y Rafael Ramírez, vicepresidente del área económica.

Por lo tanto, al petróleo como motor de la economía ya le cuesta rodar y no produce las divisas necesarias para mover el país. La solución es un overhaul completo del sistema rentista que permita crear las bases de una economía próspera, en la cual la creación de valor económico y la justicia social deben ser un principio en la toma de decisiones de la administración. De lo contrario la falla en el motor petrolero (divisas) continuaría, y al final el país atravesará por la coyuntura económica conocida como estanflación que con la actual crisis de gobernabilidad conducirían a profundizar la protesta social.

Maduro promete el oro y el moro para ver si le creen sectores incautos productivos, porque sabe que no tendrá las divisas para reactivar el aparato productivo de Venezuela, si continúa manteniendo las políticas económicas de los últimos 15 años del Socialismo del Siglo XXI.

Antonio De La Cruz 

Revista Perspectiva 

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Nicolás Maduro_2

La estrategia económica anunciada por Nicolás Maduro para afrontar la crisis económica que atraviesa Venezuela el jueves pasado, es un canto de sirenas.

La narrativa de que Venezuela es un país rico, con las mayores reservas de petróleo del mundo, busca alimentar en el inconsciente colectivo el mito de El Dorado. Maduro “prometió pagar 30% de los miles de millones de dólares adeudados a los importadores, agilizar los trámites burocráticos para adquirir las divisas, y ofreció fondos estatales para la producción.

Maduro, también, afirmó que “el petróleo va a seguir siendo un motor de la economía, pero que ahora va a estar acompañado de otros sectores económicos.

Luego de 15 años, las distintas ofensivas o políticas económicas aplicadas por los gobiernos de Chávez y Maduro, lograron que el modelo rentista petrolero ya no proporcione los dólares necesarios para mantener funcionando el aparato productivo del país, porque no hay divisas.

La balanza comercial de Venezuela  presentó un déficit de US$ 10.511 millones en el 2012 y US$ 12.147 millones en el 2013. Los ingresos reales por las exportaciones no satisficieron las necesidades de las importaciones.

Según las cifras del Ministerio del Poder Popular de Petróleo y Minería, la producción promedio del día para el año 2013 fue 2.853 millones; en el 2012 se ubicó en 2.914 millones y en el 2011 alcanzó 2.894 millones. Para esos períodos la Administración de Información de Energía de Estados Unidos (EIA) reportó que Venezuela exportó a este país un promedio diario de 712 mil barriles en 2013; en 2012 envío 874 mil barriles, y en el 2011 despachó 919 mil barriles. Una caída acumulada diaria de 207 mil barriles (2011-13) con un impacto económico en el 2014 de US$ 7.381 millones a los precios actuales de la cesta venezolana.

La aritmética de los volúmenes de exportación de petróleo determina que la producción promedio diaria de Venezuela estuvo en el orden de 2.386 millones de barriles para el 2013 y 2.349 millones de barriles para el 2012, 500 mil barriles menos que los que indica el Gobierno. Adicionalmente, todo lo que PDVSA exporta no entra en caja -constante y sonante-, debido a las distintas formas de cancelación que hoy tienen los clientes, que van desde el cobro por parte del deudor de los préstamos otorgados al país y a la empresa estatal, hasta cuotas por el financiamiento de la factura por parte de PDVSA, que además en algunos casos cancelan con productos y servicios prestados.

El impacto también se observa en las reservas internacionales totales que han venido cayendo aceleradamente los últimos dos años, ubicándose un 23% por debajo del nivel óptimo definido por el Banco Central (US$ 26.850 millones en el 2012). Las reservas líquidas para uso inmediato estarían en US$ 603 millones la semana pasada, porque el oro es la garantía para las compras y préstamos a Rusia, China y Brasil, y los papeles (derechos especiales de giro y otros títulos) de países como Argentina, Nicaragua y Bolivia no podrían tranzarse porque produciría una perdida para el Estado, que además podría incurrir en el delito de salvaguarda.

Once años después de la implementación del control de cambio, las reservas retornaron al nivel crítico que originó dicha medida. Durante el período 2003-13, la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), ha liquidado US$ 489.214 millones para cubrir US$ 419.075 millones en importaciones. Un monto equivalente a las reservas internacionales conjuntas de Brasil, Argentina y Perú, y 150 mil millones más que las reservas del resto de los países de Suramérica (excluyendo a Brasil).

Un control que ha permitido una fuga de divisas que bajo diversos modos se ha traducido en acumulación de activos en moneda extranjera. Entre 2003 y 2011, hubo en conjunto una liquidación de US$ 74.913 millones, cuya finalidad se desconoce y que bien podrían haber engordado fortunas basadas en la corrupción. Mientras tanto, para los años 2012 y 2013 –momento en que el país no obtiene las divisas suficientes por ingresos petroleros-, Cadivi se quedó corta en su liquidación de divisas respecto al coste de las importaciones, produciéndose un déficit conjunto de US$ 4.774 millones.

La escasez de los productos básicos (60%), la inflación (75%) y el estancamiento de la economía (-0.5% PIB), son una situación que ya no es sostenible para Maduro y Rafael Ramírez, vicepresidente del área económica.

Por lo tanto, al petróleo como motor de la economía ya le cuesta rodar y no produce las divisas necesarias para mover el país. La solución es un overhaul completo del sistema rentista que permita crear las bases de una economía próspera, en la cual la creación de valor económico y la justicia social deben ser un principio en la toma de decisiones de la administración. De lo contrario la falla en el motor petrolero (divisas) continuaría, y al final el país atravesará por la coyuntura económica conocida como estanflación que con la actual crisis de gobernabilidad conducirían a profundizar la protesta social.

Maduro promete el oro y el moro para ver si le creen sectores incautos productivos, porque sabe que no tendrá las divisas para reactivar el aparato productivo de Venezuela, si continúa manteniendo las políticas económicas de los últimos 15 años del Socialismo del Siglo XXI.

Antonio De La Cruz 

Revista Perspectiva 

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