Un año sin Chávez entre nostalgia y descontento social
Miles de personas conmemorarán el miércoles un año de la muerte de Hugo Chávez subiendo las laderas de un barrio popular en Caracas para homenajear al líder venezolano que usó la riqueza petrolera para sacar a millones de la pobreza.
Al otro lado de la capital, en las zonas de clase media y alta, otros miles protestarán por los problemas económicos y la erosión de la calidad de que aseguran empeoraron desde que su heredero socialista Nicolás Maduro asumió el cargo hace 11 meses.
Las protestas que dejaron 18 muertos en el último mes no parecen amenazar al gobierno de Maduro, que ha mantenido el rumbo político de Chávez y los populares programas sociales construidos durante 14 años de un socialismo con sello propio.
El problema es que la ya elevada inflación se ha acelerado a un 56 por ciento anual y la falta de productos básicos como la leche y el papel higiénico se ha acentuado en los últimos meses, irritando a chavistas y opositores por igual.
“Con Chávez estábamos mejor”, dijo Evelyn Vegas en la cola de un supermercado donde el Gobierno vende productos fuertemente subvencionados, pero del que los venezolanos sólo pueden llevarse un artículo de primera necesidad por semana.
“Maduro tiene que trabajar más duro porque si no, el pueblo que lo eligió será el pueblo que lo termine echando”, añadió el ama de de 53 años, enfundada en una camiseta roja, un color inconfudiblemente ligado al Socialista.
Chávez, un avezado político que tenía una conexión única con las clases populares, murió el 5 de marzo de 2013 tras luchar durante dos años contra el cáncer. Antes pidió a los venezolanos que eligieran a su vicepresidente Maduro.
Pero el exlíder sindical que anunció la muerte de Chávez con la voz rota y lágrimas en los ojos ganó las elecciones por una diferencia de apenas 1,5 puntos porcentuales, dando fuerza a una oposición que durante la última década y media había sido arrollada por el chavismo en las urnas.
La inflación, que ya era una de las más altas del mundo, se disparó y la escasez de dólares acentuó el desabastecimiento en un país que importa más de la mitad de lo que consume.
Líderes izquierdistas latinoamericanos como el boliviano Evo Morales y el nicaragüense Daniel Ortega son esperados en Caracas para el homenaje a Chávez.
Cazas rusos Sukhoi Su-30 comprados por Chávez zumbaban el martes sobre Caracas, como parte de los preparativos para un homenaje que incluye un desfile militar y un acto en un cuartel del oeste de Caracas donde está enterrado Chávez y donde saltó a la fama en 1992 tras comandar un fallido golpe de Estado.
“TODO ARREGLADO”
El gobierno de Maduro denunció una “campaña internacional” para pintar un país al borde de la guerra civil.
“Venezuela es un país con estabilidad política y democrática”, dijo el martes el ministro venezolano de Exteriores, Elías Jaua, en Ginebra, donde se reunió con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. “Estas manifestaciones violentas se han reducido a menos de un 1 por ciento del territorio nacional”.
Las protestas expusieron la rotunda polarización en un país de 29 millones de habitantes, asentado sobre las mayores reservas de petróleo del planeta.
Pero también dejaron al desnudo grietas en la oposición. Grupos de estudiantes llevan un mes enfrentándose a las fuerzas de seguridad con piedras y cócteles molotov, una estrategia que los críticos moderados consideran equivocada. Si algo puede desafiar a Maduro, dicen, es la economía.
“El gobierno está en proceso de extinción”, dijo a Reuters el líder opositor Henrique Capriles, a quien Maduro derrotó por estrecho margen en las elecciones de 2013. “Los problemas son más grandes que Nicolás Maduro”.
La inflación no es el único problema de Venezuela. Las reservas internacionales están en mínimos de una década y el petróleo – fuente de un 96 por ciento de los ingresos en divisas del país – está lejos de los precios récord de 2012.
La prueba de fuego de Maduro podría ser en 2016, cuando la Constitución venezolana permite convocar a un referéndum revocatorio siempre que la oposición consiga las firmas de un 20 por ciento del electorado.
Desde Wall Street han recetado a Venezuela acabar con el control de cambios, mejorar la disciplina fiscal, diversificar las exportaciones y dejar de hostigar a la empresa privada.
Pero en el centro del chavismo dicen que cualquiera de esas medidas son vistas con malos ojos por el Gobierno, no sólo por su enorme coste político sino porque son la antítesis del legado de Chávez.
“El (Chávez) lo dejó todo arreglado”, dijo Maduro en el documental “Mi amigo Hugo” del estadounidense Oliver Stone, que será estrenado el miércoles. “Queda de parte nuestra si lo hacemos o no”.
FUENTE: Diario de Caracas