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Venezuela

Nicolás Maduro se ahoga en una avalancha de críticas

Luisana Solano
Hace 11 años

Nicolás Maduro

A Nicolás Maduro se lo comió el tiburón musical inventado por el talento libertario de Rubén Blades. “En la unión está la fuerza y nuestra salvación”, recita la emblemática canción del cantautor panameño.
Una unión (al precio que sea, según el chavismo) que Blades habría roto con sus críticas a la represión gubernamental de los estudiantes.

El rifirrafe entre el presidente venezolano y el cantante, ícono de la izquierda continental, ha certificado que el chavismo no puede contener la avalancha de condenas lanzada por artistas, deportistas e intelectuales.

“No me he sumado a ningún tipo de complot orquestado por la CIA, ni formo parte de ningún lobby internacional con el propósito de crear mala publicidad para gobierno alguno… Si critico a alguien que se considera de izquierda, soy de la CIA; si critico a quien se considera de derecha, entonces soy comunista; cuando critico al militarismo, soy subversivo”, contestó Blades en forma de carta al “hijo de Chávez” tras una primera refriega entre ambos.

Las televisiones chavistas repitieron durante horas las canciones del panameño, como para demostrar su pérdida de “valores”. Incluso Maduro entonó el sábado pasado una versión muy personal, y desentonada, del éxito Plástico para sentenciar: “Parece que te pusiste a vivir en un mundo plástico y te olvidaste del pobre”.

Para un Gobierno que ha gastado cientos de millones de dólares en publicidad interna y externa, las protestas de los famosos hacen mucho daño. Sobre todo porque cuando se contesta a uno (Blades), se critica a otro (Ricardo Montaner), se insulta al de más allá (Madona) y con ello no frenan las adhesiones a la campaña de SOS Venezuela lanzada mundialmente por un grupo de reinas de belleza. No sólo Maduro se ha mostrado “dolido”.

Otros dirigentes chavistas han pasado al contraataque fulminante: “¿Por qué estos artistas montan también un show con terrorismo mediático contra Venezuela?

A la hoguera toda su música”, disparó Jacqueline Farías, una especie de gobernadora de facto de Caracas, impuesta a dedo por Hugo Chávez para arrebatar las competencias municipales a Antonio Ledezma, alcalde mayor de la capital.

Las críticas de Rihanna y Madonna (“Aparentemente Maduro no está familiarizado con la frase derechos humanos.

El fascismo está vivo y prospera en Venezuela) animaron a otros artistas famosos. La lista en pro de la no violencia en Venezuela es tan larga que no cabría en un solo artículo: Alejandro Sanz, Juanes, Jared Leto, Ricky Martin, Marc Anthony, Ricardo Arjona, Willie Colón, Paulina Rubio, Carlos Vives, Carlos Baute, Diego Torres, Steve Aoki…

Incluso Residente, líder de Calle 13 y conocido militante chavista, retuiteó a sus cinco millones de seguidores “la carta del maestro Rubén Blades a Venezuela”.

El mandatario tampoco se ahorró críticas contra los peloteros (jugadores de béisbol) venezolanos en EEUU, a los que acusó de dejarse influir por sus equipos.

“Nicolás, cómo vas a decir que los dueños de Grandes Ligas han presionado a los peloteros, a ellos no les importa este peo [problema]”, protestó Ozzie Guillén, exmanager de los Marlins de Miami, quien fue muy criticado en Miami por unas declaraciones a favor de Fidel Castro. Más que una respuesta, lo que se provocó fue una cascada: jugadores de los Bravos de Atlanta, Mets de Nueva York, Astros de Houston y muchos más subieron a sus redes sociales fotografías con las leyendas “SOS Venezuela”, “No te rindas”, “No estás sola” y “Fuerza, estudiantes”.

A la campaña también se sumó Juan Arango, la gran estrella del fútbol nacional, que hoy juega en la liga alemana. “A pesar de estar lejos sufro lo que vive mi Venezuela. Estoy con ustedes. Ánimo estudiantes SOS Venezuela”.

Tomás Rincón, mediocentro de la selección Vinotinto y jugador del Hamburgo, fue el primero en denunciar la espiral de violencia.

Este jugador es natural de Táchira, el estado más rebelde del país, tomado militarmente por el Gobierno y sobre el que pesa la amenaza del estado de excepción.

FUENTE: Diario Las Amércias

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