En Petare, Berlín fue ejemplo de paz
Luisana Solano Nov 10, 2014 | Actualizado hace 9 años
En Petare, Berlín fue ejemplo de paz

MurodeBelínPETARE

 

Nota de prensa.- El muro de Berlín no cayó ayer del todo en Petare; mejor así: luego de ser pintado su remedo por la gente del Taller de Bicicletas con la colaboración de los niños de la parroquia, una sola de sus partes fue derribada por el alcalde Carlos Ocariz, pero los presentes prefirieron desmontarlo con mucho cuidado porque la representación local de aquella pared divisoria, cuya destrucción se toma por conquista democrática de libertad en Alemania y el mundo, se convirtió, bajo el vehemente sol de la plaza Sucre, en obra de arte, en papel de trabajo, en hoja creativa, en dolor restaurado, en promesa: amor, libertad, paz son las palabras que se leían en su superficie coloreada de guacamayas.

Veinticinco años después de que aquella ignominia de piedra construida a las volandas en un solo día de 1961 para atajar a la gente, contenerla, embaucarla, encarcelarla –luego de la movilización al oeste de dos millones de alemanes del tolete oriental- al cabo de 28 años fue derrumbado por los berlineses de ambos lados que no soportaron más la división física, psicológica, política, económica, vital de sus días. Tumbar muros, sin embargo, sigue siendo una tarea pendiente. “Son muchos los muros que quedan en el mundo”, dijo Angela Merkel en su país. En Petare, Carlos Ocariz diría algo similar: “Necesitamos derribar no solo muros personales, los de nuestra superación como individuos y ciudadanos, Caracas necesita franquear sus relaciones, estamos divididos no solo políticamente, aquí, y en las grandes ciudades de Venezuela, incluso de América Latina, hay un muro grande, complejo, grueso desde hace mucho tiempo alzado entre los que tienen acceso a la propiedad y los que no, separándolos, separándonos, y necesitamos construir un país, uno unido, uno de propietarios, en ese afán estamos”, consignó el alcalde.

Celebración esta que conmueve en la fecha a la humanidad toda, también dijo que sí se puede el ex concejal de Petare y último embajador de Venezuela en Alemania Oriental Erik Becker Becker. “Yo estaba allí cuando cayó el muro, y tuve el privilegio de ver la inmensa alegría de quienes se reencontraban, una madre que no había visto a su hijo desde hacía 30 años, ni a sus nietos, porque el muro, ese prohibido pasar, no se lo permitía, hoy pensamos que los muros se pueden derrumbar, mi deseo es que en el mundo se limen todas las barreras que nos dividen, que triunfe la tolerancia, y que ocurra como en Berlín, el milagro se produjo sin que se derramara una sola gota de sangre, Berlín, indudablemente, es el gran ejemplo”, apuntó. “Aquí también vamos a derrumbar los muros que haga falta, en Venezuela, en Petare, porque vamos a reencontrarnos la gran familia venezolana”.

También emocionado de dialogar con los petareños sobre muros y esperanzas, el representante de la Embajada de Alemania, Cristoph Bundscherer, reivindicó la unión de los pueblos, y la “del pueblo” que no se comprende, que se separa. “Unidad, derecho y libertad son la garantía de la libertad, dice una estrofa del himno nacional alemán. La carencia de estas condiciones de vida produce atraso, deriva en improductividad, escasez, silencio, control. La falta de perspectiva fue motivo suficiente para derribar el muro.  Hoy Alemania unida es un país próspero”.

Rojos vencidos que aquí ha habido también, Ocariz también hizo referencia a las victoras a favor de la coexistencia política e hizo alusión al rescate de instituciones y espacios, de referentes para la cultura y el diálogo con lo que se ha permitido coser ese tejido social raído que es la sociedad. Con palabras como puentes, y emulando los muros que desaparecen, la jornada petareña concluyó con la inauguración de la exposición fotográfica del venezolano Jorge Andrés Castillo Lagrange, quien visitó Berlín una semana antes de la caída del muro. Trabajo emocionante y de hermosa factura, están los rostros y las ventanas cerradas, le incertidumbre y la fe retratada cuando por fuerza de la persistencia, cada lunes, cada hora, el encuentro sin balas, la oración con fe provocó la paz donde antes 270  murieron en el intento.