Más críticas que aplausos para la oposición a un año del 6D
Más críticas que aplausos para la oposición a un año del 6D

Oposición es mayoría en la Asamblea Nacional

 

Un año ha transcurrido desde que la oposición obtuviera su primera victoria contundente en las urnas en una era dominada prácticamente por el chavismo; el pasado 6 de diciembre los votantes se volcaron a respaldar la alternativa democrática en los comicios para escoger a los diputados de la Asamblea Nacional.

De los 167 escaños disponibles, la MUD conquistó 112, lo que le otorgaba en teoría mayoría calificada para legislar, condición que fue anulada posteriormente a raíz de la desincorporación de tres parlamentarios indígenas en Amazonas, producto de un presunto fraude denunciado por el oficialismo. Una jugada del madurismo en coordinación con el TSJ para desarticular la fuerza del cambio.

Desde entonces, los contrarios al régimen han estado dando tumbos, entre desacatos, asaltos al hemiciclo por parte de afectos a los rojos, concentraciones en las calles, intento de juicio político al Presidente de la República y marcha al Palacio de Miraflores, así como mesas de diálogos con la intervención de la iglesia católica y expresidentes iberoamericanos. Una verdadera montaña rusa de emociones donde el simpatizante opositor ha estado montado y que no necesariamente se ha traducido en los resultados esperados.

¿Cuál es balance real de la oposición luego de un año de haber demostrado que son mayoría? ¿Es tan negativo como algunos de sus adversarios lo perciben? Enemigos incluso dentro de la misma coalición antichavista o ¿Hay algo que se pueda rescatar?

Son interrogantes muy generales, complicadas de responder en vista de un escenario que podría calentarse esta semana con el virtual levantamiento de la oposición de la mesa de diálogo por el incumplimiento de ciertos acuerdos, eso aderezado por la creciente conflictividad social, la inflación, la escasez de alimentos y medicinas, inseguridad, violaciones a los derechos fundamentales y el constante verbo hiriente de Nicolás Maduro.

Para el analista político Oswaldo Ramírez, el pasado 6 de diciembre, la oposición obtuvo la legitimidad electoral que nunca antes había demostrado, apalancada en una narrativa de cambio, pero no pudo ejecutarla, debido a que la neutralizaron por la vía judicial. Como dicen en el argot beisbolístico, un strike que estaba cantado.

”Quedó en el limbo, a pesar de que las Comisiones de la Asamblea Nacional trabajen arduamente, no ha habido trofeos, no ha habido resultados tangibles”.

El director de ORC Consultores sentenció que no ha existido una ruta clara, especialmente en los meses más recientes donde ha habido voces disidentes en el mismo seno de la oposición, con demostraciones claras como las de Voluntad Popular y Vente Venezuela y su negativa de respaldar la opción de diálogo.

“La oposición ha tenido más aciertos que desaciertos”, aseveró el miembro de Marea Socialista, Nicmer Evans. “Tienen que asumir una forma correcta de liderazgo. Llegaron al poder por voto castigo y se han tratado de atribuir una militancia que no le corresponde”.

A juicio de Ramírez en el último mes se han producido una serie de errores comunicacionales y estratégicos.

Entre ellos podrían contarse los acuerdos suscritos en la segunda jornada de trabajo del diálogo donde se reconoció en una primera instancia la supuesta existencia de un sabotaje a la economía y se denominó como “personas detenidas” a los presos políticos.

Además se negoció o pospuso un elemento vital. “La herramienta de la presión popular parece que la entregaste en el diálogo. El opositor siente que la MUD no ha generado la presión de calle suficiente”.

Según el profesor universitario, el diálogo  tiene un rechazo de 70 % entre los contrarios al chavismo-madurismo.

Para Evans hay dos tipos de acercamiento entre gobierno y oposición. “Hay el diálogo público, el del show estilo novelas de RCTV -ahora Tves- y el subyacente, el que no está a la vista de todos y en ese podría estar algún tipo de pacto para que Maduro llegue al 2019”.

“Prefiero pensar que han habido negociaciones, que imaginar que la oposición fue como un manso corderito al diálogo”, agregó.

También se percibe en el seno opositor que no hay un interés genuino por resolver los problemas álgidos del venezolano, sino de mantener o conquistar parcelas de poder.

“Pareciera como que la oposición ha contribuido igualmente en el desasosiego del país, hay una falta de visión de cómo marcar el rumbo. Por eso cada grupo en el seno adverso a Maduro termina halando para su lado”, puntualizó Ramírez.

“La  oposición no ofrece un proyecto, solo cambiar al gobierno. Hay que comprometerse y generar confianza”, completó Evans.

“La MUD tiene que ser más transparente y no con esto coincido con María Corina Machado y Voluntad Popular. Hay una diferencia entre la oposición de la MUD y el resto, yo por ejemplo pertenezco a una de izquierda”, puntualizó.

Para el director de Visor 360 Consultores no todo ha sido malo en este primer año de la oposición. “Si hay aspectos positivos, los avances que se han hecho en casos de corrupción en las Comisiones, el pronunciamiento sobre el problema con el arco minero, que hayan vuelto los medios de comunicación a la AN”.

¿Lo realmente malo? “El simbolismo de Ramos Allup bajando las figuras de Chávez de la AN y la proclamación de los diputados de Amazonas han costado. Fue un error incorporar a los parlamentarios indígenas. Además vendieron el RR como un instrumento no para defender los derechos de la gente, sino para llegar Miraflores”

Una opción interesante, propone Evans, sería ampliar el abanico opositor, una alternativa que ni siquiera el parcializado Consejo Nacional Electoral ha querido hacer con la inscripción de nuevas tarjetas en el padrón. “Hay que ofrecer un panorama  más variopinto. El sistema se va a seguir caracterizando por tener dos tarjetas grandes y eso contribuye  más a la polarización”.

Analizó el politólogo de tendencia chavista que pese a los tropiezos que han tenido y a que están apegados a un modelo arcaico, la oposición aún podría gozar de resultados favorables en unas eventuales elecciones.

“Tanto el gobierno como la oposición tienen una postura stalinista, pero el 6D podría haber sido su última victoria electoral. La MUD en el gobierno no duraría seis meses”.

No obstante, primero tienen que efectuarse unos comicios, sendero que el gobierno no ha querido transitar este año con la paralización del referendo revocatorio a través de tribunales en la provincia.

En la unión está la fuerza 

“Si hay elecciones, la oposición tiene una alta probabilidad de éxito, siempre y cuando actúen como una coalición electoral”, expuso Ramírez.

El profesor universitario sentenció que la clave está en la participación, mayor abstinencia podría favorecer al madurismo, porque así podrían conquistar más espacios.

“Hay un 90 % que quiere cambio, 72 %  desea salir de Maduro por la vía constitucional”, dijo Ramírez citando el más reciente estudio de ORC Consultores efectuado en septiembre.

“85 % está a favor de revocar. Hay un 65 % que apoya a la oposición y un 50 % a la MUD, por otro lado el respaldo al PSUV está por el orden de un 27 %”.

Aseveró el consultor político que el espaldarazo a Maduro ha estado estancado en un 22 %, pero podría seguir bajando y llegar a 16.

Pero mientras el presidente cae en popularidad, otra figura ha ido ascendiendo dentro del chavismo. “Diosdado se ha movido como líder, tiene un 20 % de aceptación dentro de los votantes oficialistas”, dijo el consultor.

De producirse unos comicios regionales en el corto plazo. “La oposición ganaría 17 de 24 gobernaciones con relativa facilidad”, enfatizó el politólogo.

“El problema es que el gobierno no está dispuesto a medirse”.

Dentro de la oposición Leopoldo López sigue siendo (desde la cárcel) la opción número uno para los opositores, seguido de Henrique Capriles Radonski, Henry Ramos Allup y Henry Falcón.

“López representa una amenaza para el gobierno, Capriles fue el gran promotor del revocatorio que no se dio”.

Para este segundo año en el poder, la oposición tiene tres opciones, según Ramírez. “La primera es reconectarse con la gente, rearticular el sentir social, conquistar espacios, la segunda es la división, podría haber más persecución política a la disidencia y la tercera es el caos, el tsunami de la crisis le pasa por encima a la oposición y por ende a todos”.

Este martes, un levantamiento de la mesa de diálogo por parte de la oposición podría marcar el devenir de lo que resta del año o tal vez el pulso en lo que le queda de mandato del chavismo. Las cartas parece que no se han barajado ni repartido, la partida más importante está por jugarse o quizás haya forfeit. Nadie tiene una bola de cristal y si existiera no pudiese comprarse en bolívares.  

Runrunes también recogió el pulso de la gente en la calle.