Vecinos de la esquina de Curamichate no vieron el dron de Jorge Rodríguez - Runrun
Vecinos de la esquina de Curamichate no vieron el dron de Jorge Rodríguez

“NOSOTRAS ESTÁBAMOS TRABAJANDO, FALTABA POCO para cerrar cuando escuchamos la explosión, fue más fuerte que un trueno. Luego dos muchachos pasaron corriendo y alguien los perseguía diciendo que eran ellos. Sentimos que la cosa se ponía fea, por lo que decidimos bajar la santamaría, para evitar problemas mayores. Esa fue la peor decisión que tomamos”, dice Vanessa, trabajadora de una venta de dulces ubicada a pocos metros de la esquina Curamichate, en la parroquia Santa Rosalía, en el centro de Caracas al ser consultada sobre si el sábado había  visto o escuchado al tercer dron.

El sábado 4 de agosto a las 5:45 de la tarde varias explosiones marcaron el abrupto final del acto aniversario de la Guardia Nacional Bolivariana encabezado por el presidente de la República Nicolás Maduro, que se realizaba -de manera inusual- en la avenida Bolívar de Caracas.

Casi de inmediato se informó sobre un intento de magnicidio utilizando vehículos aéreos no tripulados o drones. Las versiones oficiales sobre el atentado eran disímiles: dos o tres de estos vehículos fueron usados. El ministro Néstor Reverol, de Interior y Justicia habló de dos, mientras que el ministro Comunicación e Información, Jorge Rodríguez, dijo en una entrevista a la agencia rusa de noticias tres Sputnik que eran tres, uno de los cuales se habría estrellado cerca de la esquina de Curamichate.

El misterioso tercer dron, que según el ministro Rodríguez estalló en la esquina aledaña al terminal del Nuevo Circo de Caracas, aún no tiene testigos: vecinos y comerciantes negaron haber escuchado o visto el objeto volador.

Vanessa, quien pidió que su apellido no fuese revelado por razones de seguridad, solo recuerda haber escuchado dos explosiones.

Al preguntarle sobre un tercer estallido o un dron caído en las inmediaciones del comercio, responde que no tenía conocimiento de tal aparato. “Bueno, solo sabemos del que estalló en el edificio y el que han pasado en videos, no se si hubo otro”.

Agrega que lo peor de la experiencia fue haber bajado la santamaría después de la explosión y haberse quedado dentro del pequeño local comercial. “Quedamos atrapadas, y lo peor es que no hay ventanas, casi nos morimos asfixiadas. Los funcionarios policiales tomaron la cuadra y no dejaban salir ni entrar a nadie mientras ellos revisaban todo”.

Dijo que, a pesar de que su hora de salida era a las 6:00 pm, “nos quedamos atrapadas hasta pasadas las 8:00 de la noche, gritamos y gritamos hasta que nos dejaron ir. No es justo, llegué a mi casa en Petare a las 10:00pm, con toda la inseguridad que hay y sin transporte”.

Jorge Mendoza, vecino de Santa Rosalía, recuerda que cuando se produjo la explosión iba a su casa en el edificio Eddy, en compañía de su mamá,una mujer octogenaria, “Eso sonó durísimo, seguimos caminando porque no quería dejar a mamá sola en la calle; cuando comenzaron a llegar las patrullas, esto se puso full de policías que se metieron a los edificios, revisaron en todas partes, como si uno estuviera metido en esas cosas”.

Nancy, una morena de unos 40 años y trabajadora sexual que no reveló su apellido, se maquilla la boca por enésima vez de rojo brillante y sigue la conversación mientras se toma un café. Recuerda que estaba en las cercanías del edificio Saint Louis, en la avenida Lecuna, conversando con un vendedor ambulante cuando se produjo la explosión.

“La explosión me asustó, no me esperaba una cosa tan fuerte, llegaron los policías y tomaron todos los alrededores, yo me fui, siempre es mejor decir aquí corrió que aquí cayó”.

Ninguno de los dos dice haber visto ni escuchado un explosión en la esquina Curamichate.

Entre Marx y Lenin

El lugar cercano donde hay muestras de una posible explosión es el Paseo de la Revolución, en la avenida Bolívar, entre los bustos de Karl Marx y Vladimir Ilich Lenin, a unos cincuenta metros de los edificios de la Misión Vivienda. Cerca del sitio donde estaba ubicada la tarima presidencial el pasado sábado 4 de agosto.

Allí, una mancha negra en el piso, restos de papel de bronce y pequeños pedazos de piezas plásticas indican que en el lugar se produjo la deflagración e incendio de un objeto.