El diálogo está en boca de todos. Si se reúnen en público o en secreto, o si se trata de una guerra de indirectas entre la oposición y el oficialismo, resulta irrelevante para el politólogo Carlos Raúl Hernández. “Lo mejor que podría pasarle al país es que ese diálogo se dé”, aseguró.
Para el analista, el origen del problema se remonta una década y media atrás, cuando -asegura- comenzó a penetrar en la población una “enfermedad” que hoy arropa a muchos venezolanos. “Es que Chávez nos enseñó que el diálogo es malo, y resulta que eso lo hemos aprendido hasta los opositores, hay una gran cantidad de gente de la oposición que cree que un diálogo con el Gobierno es pecaminoso, algo sucio, algo oscuro. Ahora tenemos que sacudirnos las cabezas de ese veneno”, puntualizó.
Es esa “mala enseñanza”, la que hace, a juicio del experto; que las conversaciones se vean minadas desde cada bando que encabeza la polarizada política nacional. “El diálogo tiene demasiados enemigos, en el Gobierno y la oposición, tú lo ves porque cada vez que surge un rumor sale una pila de intrigantes de la oposición de acusar a otros, un comportamiento absolutamente chismográfico y poco serio”, criticó.
Sostiene que los líderes políticos no quieren que haya diálogo “porque están empeñados en una confrontación”, lamenta que no exista voluntad para asumir con responsabilidad el tema de las conversaciones.
Hernández cree inadecuado descalificar a los mediadores, “lo que tiene que hacer la oposición es presionar para que se incluyan otros que sí le generen confianza”, concluyó.